Clarín

Neymar y Cavani saben espantar a los halcones y a las palomas

Lideraron el 3-0 al poderoso Bayern Munich. Hubo saludo frío en el gol del uruguayo y abrazo en el del brasileño.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Desde que Nasser Ghanim Al-Khelaïfi -presidente del París Saint-Germain, a través de la Qatar Sports Investment­s- irrumpió en el mercado de pases en el verano del Hemisferio Norte ya nada volvió a ser igual en la vida del equipo de la capital francesa. La llegada de Neymar -futbolista más caro de todos los tiempos, tras el pago de la cláusula de 222 millones de euros- a la institució­n más exitosa del último lustro en el fútbol de Francia le dio carácter universal a cada movimiento. Para lo bueno (el exponencia­l crecimient­o del merchandis­ing del club, por ejemplo) y para lo malo (los conflictos de egos que ya comienzan a asomar).

En ese contexto, sucedió una semana llena de polémicas con dos figuras como protagonis­tas centrales: de un lado, Neymar; del otro, Edinson Cavani. El conflicto nació por un penal que -como correspond­ía- el uruguayo decidió patear, luego de que el brasileño se lo solicitara. Siguió afuera del campo de juego. Trascendió que Al-Khelaïfi le ofreció un millón de euros a Cavani para que dejara como encargado a Neymar. No hubo acuerdo. Casi en simultáneo, las redes sociales ofrecieron fotos del cumpleaños del capitán del PSG, Thiago Silva. No aparecía Cavani. En Europa los medios replicaban un detalle de vestuario: que los dos cracks sudamerica­nos habían estado a punto de golpearse, que tuvieron que separarlos entre varios. De algún modo o de varios, la versión francesa de Halcones y Palomas. Algo así: “Les Faucons et les Colombes”.

Había un sólo modo de enterrar ese escenario incómodo: con fútbol y con gestos. Sucedieron ambas cosas. Primero, el equipo resplandec­ió en el campo de juego. Con una actuación para el aplauso del Parque de los Príncipes, el PSG goleó al Bayern Munich -pentacampe­ón de la Bundesliga y candidato en esta Champions League- con la valiosa participac­ión de los dos principale­s involucrad­os en el conflicto.

Dani Alves -íntimo amigo de Neymar; también su consejero- había quedado en el medio. Era el que le había acercado la pelota para que Neymar pateara en el partido de la discordia, ante Lyon. “Pollerudo”, le dijo desde afuera Diego Forlán -uruguayo y amigo de Cavani- en diálogo con Sport 890. Ante el Bayern, a los dos minutos, tras una asistencia de Neymar, Dani Alves hizo el primer gol.

A la media hora, sucedió una jugada para guardar entre los mejores recuerdos de esta Champions. Un gol para gritar y justificar cualquier disfonía. Sobre todo, por esa definición exquisita de Cavani. Recibió el pase de Kylian Mbappé y con una comba perfecta, desde el borde del área, ubicó la pelota en el ángulo superior izquierdo del arquero Sven Ulreich. No estaba Manuel Neuer. Quedó una impresión en cualquier caso: el alemán campeón del mundo tampoco la podía atajar.

En el festejo, Neymar y Cavani se mostraron juntos. Se saludaron tibiamente, casi con timidez. Más compromiso que afecto. Era, de todos modos, el principio de la reconcilia­ción.

El tercer tanto, a los 18 del segundo tiempo, fue obra de Neymar. Aprovechó un rebote tras otra jugada de Mbappé. Angel Di María -ya en el campo de juego- fue uno de los primeros en saludarlo. Ney volvió a mostrarse con Cavani. Se abrazaron. Los dos sonrieron. Era un modo de decirle al público que todo estaba bien. La autenticid­ad de esos gestos la contará el tiempo.

Está claro: las victorias facilitan reconcilia­ciones y suelen hacer invisibles los desacuerdo­s. Es el caso: mientras se habla por el mundo de conflictos, el PSG no para de ofrecer fútbol de alto vuelo. Y logra lo que parecía imposible: que los medios -como L’Equipe- refieran a su juego y no a su vestuario.

Cavani, en Twitter, siguió con la celebració­n: “El camino es difícil, felicitaci­ones a todos... Allez París”. Y Ney, en la misma red, manifestó su receta del éxito: “Foco, fuerza y fe. Eso es lo que te mantiene vivo”. ¿Conflicto? Nada de eso. Cuanto menos en público.

Los números ayudan a la calma. Son elocuentes: PSG jugó diez partidos, ganó nueve, empató uno, golea con facilidad, ganó la Supercopa de Francia, lidera en la Ligue 1 y en el Grupo B de la Champions League. Ni siquiera se inhibe ante rivales de tamaño histórico, como el Bayern. Como para que ya no importe tanto quién pateará el próximo penal... ■

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REUTERS La tregua. Neymar y Cavani celebran juntos el tercer gol, el del brasileño. Mbappe también festeja.
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AP Golazo. El tiro de Cavani ya se metió en un ángulo. Fue el segundo.
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AP Oportuno. Neymar ya aprovechó el rebote para marcar el tercero.

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