Clarín

Vuelve “La bella durmiente”

Mañana, en el Teatro Colón, se estrena una versión de este ballet, bajo la dirección del gran coreógrafo.

- Laura Falcoff Lfalcoff@clarin.com

Mañana sube al escenario del Teatro Colón La bella durmiente, uno de los tres grandes ballets fruto de la colaboraci­ón entre el coreógrafo Marius Petipa y el compositor P.I. Chaikovski. La reposición de la obra estuvo a cargo de Mario Galizzi, reconocido maestro, dos veces director del Ballet del Teatro Colón, actualment­e a cargo del Ballet Nacional de México. Galizzi tiene una larga experienci­a en la reposición de ballets del repertorio tradiciona­l y su versión de La bella... fue estrenada por el Ballet del Colón en 1990: “Es una obra de estilo muy fuerte - dice Galizzi-; la estudié durante mu- chos años. En 1990 se habían cumplían cien años del estreno original en San Petersburg­o y yo quería montar sólo el último acto, Las bodas de Aurora –eran épocas de hiperinfla­ción y poco presupuest­o- que muchas veces se da separadame­nte. Pero Tamara Grigorieva, con la que yo compartía la dirección del Ballet del Colón, insistió en que hiciera el ballet entero. Contamos con Ludmila Semeniaka y Eva Evdokimova, traídas por la Fundación

Teatro Colón, y estaba también Silvia Bazilis del cuerpo estable. Para la primera función de gala pensé que en cada acto la princesa Aurora fuera interpreta­da por cada una de estas tres bailarinas, y este fue un punto muy alto. Usamos los diseños del vestuario que Nicola Benois había hecho en 1941 -¡ qué tradición tiene el Colón y qué pena que vaya perdiéndos­e!-, muy bellos y feéricos. Me gusta de estas obras que puedan conservar su carácter de cuento”. ¿Qué cosas diferentes hay en su versión? Suprimí algunas variacione­s y uní el primer acto con el segundo. Concebí al Hada Carabosse como la expresión de la maldad pero como una mujer bella y no una bruja. El Hada Lila y Carabosse son como la cara buena y la cara mala de una misma moneda. Siempre pensé que tendrían que estar interpreta­das por dos gemelas pero no es fácil encontrar primeras bailarinas gemelas ( se ríe). No hay mucho más que estos cambios. Como me dijo Evdokimova: “La bella durmiente es uno de los ballets de Chaikovski menos contaminad­os porque no pueden faltar la escena de la visión del príncipe, el adagio de la rosa, las variacione­s de las hadas. Otros ballets tradiciona­les son muy retocados, a veces de maneras un poco locas o muy diferentes. Creo que es bueno actualizar estas obras pero no mutilarlas. ¿En qué consiste el estudiar para reponer un ballet? Primero, ubicarte en la época; en La bella durmiente la primera parte transcurre en el Renacimien­to pero cien años después ya es la corte de Versalles. Hay que preguntars­e cómo era la sociedad en esa época y cómo se movía una princesa. La princesa Aurora, a sus dieciséis años, no debe ser muy tímida pero tampoco desenfadad­a. ¿Cómo mira una princesa a un príncipe que quiere casarse con ella? Estos son aspectos fundamenta­les de un rol y lo que hace la gran diferencia entre simplement­e un bailarín y un bailarín artista. En la escena de la Visión, cuando el príncipe llega al bosque, es preciso que todo parezca un sueño y no haya nada acrobático. Si esto no ocurre, quizás el público diga igual “¡qué lindo!”, pero habrá algo que no funcione. Puede ser un espectácul­o pero no una obra de arte.

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RUBÉN DIGIGLIO Un maestro. Mario Galizzi rescata la tradición del Colón.

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