Maltrato, celos y una ofrenda de sangre humana detrás de un crimen
Una adolescente confesó que su novio había hecho un ritual y había matado a un jubilado en su casa.
“Una vez la ató a una silla, agarró una gallina y le dijo: ‘Esto que le voy a hacer, lo hago porque no lo puedo hacer con vos’. Y entonces, su novio le cortó el pescuezo al animal y se tomó su sangre”, graficaron los investigadores a Clarín para explicar el nivel de terror con el que vivía una adolescente, hoy embarazada. El pánico al que estaba sometida no dejaría de ascender. El martes pasado no aguantó más: le contó a su mamá que estaba amenazada y que su pareja le había confesado ser el autor del crimen de su vecino, un jubilado chileno cuyo homicidio conmovió a la zona sur de la ciudad de San Nicolás a fines del mes pasado.
Los dichos de la adolescente fueron a parar a oídos de un policía cercano a su familia, y luego a los investigadores del caso del homicidio Desiderio de la Luz Nahuel Hual Benítez (77), más conocido por los habitantes del popular barrio Güemes como “El Huevero”. Así fue como se descubrió la trama oculta de un crimen que, se sospecha, ocurrió como una ofrenda a San La Muerte. Y así fue también como en las últi- mas horas fueron arrestados dos hermanos: el novio de la chica embarazada, de 28 años, y su cuñado, de 25; ambos con antecedentes penales.
Todo ocurrió en un edificio de Las Rosas al 500. La víctima vivía en el departamento “A bis”, justo al lado de la puerta, en un monoambiente que compartía con su perro negro. El menor de los hermanos detenidos ocu- paba el “A”, lindero al del jubilado; y el hermano mayor y su novia, al fondo del pasillo, en el “F”.
El 25 de agosto otro vecino se sorprendió de no saber nada de “El Huevero”, que con su utilitario venía productos de campo en el barrio. Además, percibió un olor feo. Llamó a la Policía y así hallaron al jubilado.
“La víctima estaba tendida sobre un charco de sangre. Según la autopsia, la data de muerte era de una semana y murió desangrado. Tenía 12 cortes de cuchillo en su cuerpo, varias heridas defensivas en manos y brazos, pero había una en particular que llamó la atención: un tajo de unos 5 centímetros de profundidad en la zona del tendón de Aquiles del pie derecho”, explicaron los investigadores.
La casa de Nahuel Hual Benítez estaba toda revuelta y, según sus familiares, faltaban unos 900 mil pesos chilenos ($24.792) de la pensión que el jubilado iba a cobrar a Santiago de Chile una vez al año, además de $9.000. “La cerradura no fue forzada y la llave desapareció”, indicaron las fuentes y subrayaron: “Lo que nos sorprendió fue que el perro no había ensuciado nada, por lo que creemos que en este tiempo alguien lo sacaba y luego lo devolvía al departamento. Suponemos que fue el asesino”.
Los investigadores estuvieron convencidos desde el principio que Nahuel Hual Benítez le abrió la puerta al hombre que lo mató, o sea, que lo conocía. Siempre pensaron que se había tratado de un homicidio en ocasión de robo, y bajo ese delito fueron detenidos los hermanos sospechosos. Pero hay indicios claros de que el dinero no fue el motivo del crimen y el caso va tomando otra dirección luego de que llegara a oídos de un policía la confesión que la adolescente embarazada le dio a su madre.
En los allanamientos, además del dinero, los policías hallaron relojes de la víctima y un altar de culto a San La Muerte. ■