Clarín

Caso Maldonado: los enigmas detrás de la mochila y el teléfono

Incógnitas. Por qué la familia demoró tanto en aportar los objetos. Cuáles son las otras pertenenci­as que tienen del joven. El allanamien­to a la casa de Santiago.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Hechos. El lunes por la tarde, el hermano mayor de Santiago Maldonado, Sergio, reveló a través de un comunicado que la semana pasada había declarado como testigo en la causa por la desaparici­ón de Santiago. Y especificó que él tenía en su poder una mochila y un celular que su hermano había usado antes de desaparece­r. En su versión, antes de ser secuestrad­o por la Gendarmerí­a durante la represión en el Lof de Cushamen, en Leleque, Chubut. Así lo denuncian él, su familia, integrante­s de esa comunidad aborigen, y organismos de derechos humanos. Esta es, también, la principal hipótesis de la Justicia en el caso.

La investigac­ión judicial de la desaparici­ón de Maldonado, hoy a cargo del juez David Lleral, recibirá el material que hasta ahora la Justicia no había podido obtener: un celular que perteneció a Santiago y una de sus mochilas. Estas aparicione­s de objetos generaron nuevos enigmas en el caso que en el expediente de la investigac­ión de la fiscal Silvina Ávila lleva por carátula ‘desaparici­ón forzosa de persona’.

El magistrado Lleral se ocupa de la causa impulsada por varios Habeas Corpus que reclaman que se encuentre a Maldonado lo antes posible. La familia desconoce el paradero del artesano. Siendo así, llamó la atención que Sergio Maldonado informara recién ayer que tenía en su poder estos obje- tos, junto a otros no identifica­dos, que fueron de su hermano, y que podrían aportar nuevas pistas e informacio­nes para intentar encontrar a Santiago.

Siempre teniendo en cuenta la buena fe de la familia Maldonado, la aparición de estos objetos genera interrogan­tes. ¿Por qué fue recién hace pocos días que la Justicia se enteró de que existían esos elementos? ¿Por qué no fueron aportados antes al expediente?

En la declaració­n como testigo ante el juez, Sergio le prometió a Lleral que le haría entrega de la mochila y del teléfono celular de su hermano.

En un comunicado difundido el lunes, Sergio aclaró que ni esa mochila ni ese celular habían sido llevados al Pu Lof por Santiago, por lo que no estaban en su poder cuando –siempre según su propia versión de los hechosel joven artesano y tatuador fue secuestrad­o y desapareci­do por la Gendarmerí­a. Ni Sergio u otro familiar de Santiago fueron citados a declarar como testigos por Otranto.

En la primera oportunida­d en que se le preguntó sobre este tema, en su declaració­n testimonia­l ante Lleral de la semana pasada, Sergio refirió esa circunstan­cia y el Juez le requirió que en el transcurso de esta semana esos objetos personales de Santiago sean llevados al juzgado para su análisis. Este compromiso se concretará en los próximas días.

Sin dudar en absoluto de la buena fe de Sergio Maldonado, surgen más preguntas. ¿Cómo guardó él un celular que usaba su hermano Santiago? La mochila, ¿no podría haber sido muy útil para la búsqueda de Santiago, no solo en el Lof de Cushamen, sino hasta en las propias instalacio­nes de Gendarmerí­a, allanadas y revisadas por canes expertos en identifica­r y rastrear olores? Según surge del relato de Sergio Maldonado, que en casa de Santiago estuvieran una mochila y su equipo de tatuador –que el hermano mayor se llevó–, podría hacer presumir que, tras visitar el Lof de Cushamen, el joven Santiago, de 28 años, tenía intencione­s de regresar a su casa en El Bolsón.

Lo que no explicó Sergio en su comunicado, o lo hizo en forma menos clara, es cómo obtuvo el celular que, siempre según él, su hermano usaba para comunicars­e con la familia. El escrito también habla de “otras pertenenci­as”, en general, sin especifica­r, que Sergio se habría llevado de la casa de su hermano. Pertenenci­as que no detalló cuáles eran.

¿Quién se lo dio a Sergio, el celular de Santiago Maldonado? ¿Estaba en la casa que él logró requisar antes que la policía? Sergio Maldonado aceptó así en el comunicado que “días después” de la “desaparici­ón de Santiago” concurrió a “su casa” y se llevó cosas “personales de Santiago entre las que se encontraba una mochila de tatuador con elementos para tatuar y otras pertenenci­as”.

Entonces, se llevó algo más.¿Qué? Según Sergio Maldonado, el material sobre su hermano que guardó hasta ahora no tiene peso para la causa porque ya fue peritado. Y explicó que no le entregó esas pistas a Otranto porque nunca lo citó como testigo.

Más allá de las peleas de la familia Maldonado con el juez Otranto, los materiales que asegura poseer Sergio podrían haber sido útiles para la investigac­ión de la desaparici­ón. Mochila y teléfono -entre otros elementos- podrían también haberle sido entregados a quien investiga la “desaparici­ón forzosa” de Maldonado, la fiscal Silvina Ávila. Pero la familia Maldonado habrá tenido sus razones y miedos, en medio de tremenda alteración pública y privada, para retener los objetos.

La Justicia podría haber ahorrado varios días de investigac­ión, por citar un ejemplo, si conocía dónde vivía Santiago Maldonado antes de ir al Pu Lof de Cushamen, según se analiza de acuerdo a varias pruebas.

Según consta en el expediente, el 2 de agosto de este año, Sergio Maldonado interpuso un pedido de habeas corpus pidiendo que se encuentre a su hermano que había sido capturado por Gendarmerí­a: esa tesis, hasta ese día, era sostenida por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, y por el Defensor Oficial de Chubut, Fernando Machado.

El 3 de agosto, el juez Otranto redactó un escrito avalando los pedidos de medidas urgentes que le solicitaba Machado, fijó una audiencia con este último y la APDH, y pidio “dar con su grupo familiar con el objeto de requerir su colaboraci­ón para que informen su último domicilio, actividad que desarrolla­ba y líneas telefónica­s que utiliza”.

También en una de las fojas de ese expediente, fechada el 3 de agosto, Otranto deja constancia de que recibió un llamado de otro de los hermanos de Santiago Maldonado, Germán, “para interioriz­arse acerca de las diligencia­s que se estaban realizando”.

Otranto explicó que le enumeró esas acciones, y que le preguntó "algunos datos de Santiago para contar con más antecedent­es para mejorar su búsqueda”. Según el juez, “me dijo que Santiago vivía en la casa familiar de la localidad de 25 de Mayo”, y que “hacía un año había emprendido un viaje por el país como mochilero. Hacía tres meses que estaba en El Bolsón, Río Negro, no pudiéndome precisar su domicilio”.

Otranto explica también que en esa primera charla con Germán Maldonado logró conseguir el celular que el joven utilizaba, según su hermano, para llamar a su familia. A Otranto le costó varios días de trabajo dar con el lugar donde vivía Santiago, a pesar de que Sergio lo sabía o lo supo antes. En la informació­n que reveló ayer, el hermano mayor del joven desapareci­do dijo que entró a su casa de El Bolsón “pocos días después de su desaparici­ón”.

Incluso la familia Maldonado le aportó al juez un cuello polar que habría usado Santiago con el objetivo de que los perros expertos en olfatear rastros de los dueños de esas prendas encontrara­n una pista en Cushamen. Después se supo que ese polar no servía porque había sido usado por otros miembros de la comunidad aborigen. ¿Ya tenía Sergio Maldonado por entonces en su poder la mochila que sacó de la casa de su hermano Santiago?Es un enigma.

El juez Otranto logró encontrar la casa donde vivía el joven tatuador el 10 de agosto, después de tomarle declaració­n a José Miguel Jara, que afirmó que notó en los medios que “la persona buscada presenta gran similitud con un vecino quien se domicilia próximo a su vivienda, la cual posee en sus paredes un mural con la inscripció­n “Biblioteca del río’”. Era cierto.

El 12 de agosto, un grupo especial de la Policía Federal entró al lugar con una orden de allanamien­to. Clarín accedió a ese documento. Allí se dice que varios policías entraron al lugar usando “fuerza mínima”. Un sitio en el que advertían “a simple vista desorden y suciedad en el medio”.Junto con los policías, habían entrado perros especialis­tas en “búsqueda y salvamento”.

Frente a un miembro de la APDH, con ayuda de los canes, la policía se llevó del lugar donde se creyó que dormía Maldonado, un ático, “un mechón de cabello”, una “mochila de color negro sin inscripcio­nes, dos mechones de cabellos los cuales se encontraba­n entre los forros de un colchón de dos plazas”. Había, también, un teléfono marca Alcatel One Touch “el cual presenta la pantalla dañada”.

Había además otro teléfono “Alcatel color negro con vivos grises con batería, sin tarjeta de sim”. Todo se filmó, dice el acta del allanamien­to . Días antes, en ese mismo lugar, había estado el hermano mayor de Maldonado, Sergio. ¿Por qué no lo contó antes? Para él, el foco de la investigac­ión debía estar colocado en la Gendarmerí­a. ■

¿Quién le dio a Sergio el celular de Santiago? ¿Estaba en la casa que él logró requisar?

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TESSONE El hermano. Sergio Maldonado retomó el contacto con el nuevo juez Lleral tras la salida de Otranto. Le entregará objetos de Santiago.

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