Clarín

La inflación no cede y enciende luces amarillas entre los economista­s

Estimacion­es privadas calculan que estaría más cerca de 2% que 1%. El BCRA también anticpa un dato alto.

- Annabella Quiroga aquiroga@clarin.com

En medio de la enredadera de brotes verdes, la inflación amenaza con transforma­rse en la espina clavada en el plan económico del macrismo. Meses atrás, tanto en el Palacio de Hacienda como en la Casa Rosada y en el Banco Central se mostraban confiados de que en el último trimestre del año el índice de precios iba a estar en 1%, incluso por debajo. Ahora, ese pronóstico parece difícil de concretars­e porque para el mes pasado las cifras de los privados van desde el registro de 2,1% de Fiel a 1,7% de Economía y Regiones, 1,6%-1,4% de ACM y 1,3% de Elypsis.

“La inflación núcleo tiene un piso en torno a 1,7%/1,8% mensual que no se perfora. Es decir, dejando de lado el incremento de tarifas y su corrección de precios relativos, la inflación continúa siendo muy elevada”, señala E&R por ejemplo. En la medición de esta consultora, lo que más aumentó el mes pasado fue indumentar­ia (5,05%), debido a la mayor demanda por el cambio de temporada. Dentro de los precios regulados, la medicina prepaga fue el único servicio que se incrementó (5%).

Pero uno de los rubros más preocupant­es fue alimentos y bebidas, el segmento que mayor peso tiene en el índice de precios -36% del total-. Para domar la inflación por debajo del 1%, este rubro debería subir en torno a 0,85% mensual. “Lo que se observa es muy distinto a lo que se necesita-

ba”, dice E&R. La inflación de alimentos y bebidas se ubica en 1,4% promedio mensual en los primeros 9 meses del año, 0,55 puntos porcentual­es por encima de lo necesario para cumplir la meta de inflación.

“Teniendo en cuenta que los alimentos no ceden y que se esperan incremento­s de tarifas para los próximos meses, no creemos que sea posible terminar 2017 con inflacione­s en torno a 0,8%/0,9% mensual”, dice E&R. Por esta razón “difícilmen­te las expectativ­as y la inflación bajen lo que tienen que bajar”.

La lectura de E&R es que la persistenc­ia de la inflación se relaciona directamen­te con la política monetaria. “Al Banco Central se le complica bajar tanto la inflación núcleo como la inflación general porque las expectativ­as de inflación no ceden. Y esto se debe a que el déficit fiscal prácticame­nte no se achica”.

Ayer, en su comunicado, el BCRA anticipó que la inflación núcleo de septiembre “no habría quebrado los valores observados desde mayo” (ver más aparte).

Entre las mediciones privadas de inflación, la nota disonante la da Elipsys, que registra 1,3% para el mes pasado.

Para Jorge Vasconcelo­s, economista del IERAL-Fundación Mediterrán­ea, “el problema inflaciona­rio no logra ser encarrilad­o, en un contexto en el que restan ajustes de precios relativos”. El economista apunta que “con el tipo de cambio disciplina­do por la tasa de interés y el financiami­ento externo del déficit fiscal, la rebeldía de la inflación complica la ecuación de costos de un modo no pasajero.

Según Vasconcelo­s, “quizá el Gobierno pecó de optimismo cuando a fin de 2015 se propuso llegar a una inflación de un dígito bajo en 2019, pese al abultado déficit fiscal, la inercia que impone nuestra historia y los cuellos de botella que se producen por el lado de la oferta apenas la economía comienza a ponerse en marcha”. ■

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