América Latina crece, Brasil se recupera y Venezuela se derrumba
Tras caer un 16,5% en 2016, el PBI venezolano podría perder otro 12% este año. La región crecerá un 1,7%.
América Latina crece; Brasil se recupera; y Venezuela se desbarranca. Los pronósticos económicos que el Fondo Monetario Internacional presentó ayer en Washington no sorprendieron a nadie, aunque algunos de sus datos sean difíciles de imaginar: luego de derrumbarse un 16,5% en 2016, el PBI venezolano podría perder otro 12% este año, de acuerdo con las estimaciones del Panorama Económico Mundial del Fondo. La inflación que sufre el país caribeño también parece del reino de la fantasía: el organismo cree que los precios subirán este año a 652,7% para crecer otro 2.349,3% a lo largo de 2018.
Por suerte para el resto de la región, los males de Caracas no parecen contagiosos. La estimación para el PBI de América Latina y el Caribe es de mejora de 1,2% en 2017 (levemente por encima del pronóstico anterior) y de 1,9% en 2018. En el caso brasileño, el organismo habla de un “punto de inflexión” aunque no termina de apostar por la economía del país debido a “la incertidumbre en la escena política”: “Nuestra perspectiva de crecimiento es bastante débil”, dijo en rueda de prensa la jefe del departamento de investigación del Fondo, Oya Celasun.
Ese crecimiento débil será de 0,7%, si se cumplen los pronósticos del organismo, gracias a “una cosecha excelente” y a “un impulso al consumo”. En 2018, confían en ver mejoras de 1,5% en el PBI brasileño. Para Argentina, el repunte del crecimiento previsto por el Fondo será de 2,5% en 2017 y del mismo ritmo en 2018 gracias a un alza en los salarios reales y a una mayor inversión en infraestructura (ver página 25).
Aunque no tan mal como Venezuela, inmersa en una grave crisis económica desde que en 2014 se desplomó el precio del petróleo (cuya exportación produce el 96% de las divisas de Caracas), México también preocupa al FMI por la incertidumbre generada tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca con el mensaje de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) entre EE.UU., México y Canadá.
Pese a esas dudas, las estimaciones para el PBI de la economía azteca siguen en terreno positivo: 2,1% de cre- cimiento para 2017; y 1,9% para 2018. De acuerdo con el organismo, en los últimos trimestres la expansión fue mayor que lo esperado, lo que muestra una recuperación de la confianza de los mercados financieros.
De los grandes países de la región, sólo Colombia parece haber mejorado su economía gracias a la política: el FMI estimó un crecimiento de 1,7% para 2017 y expresó su confianza en que llegue al 3,5% en un mediano plazo gracias, entre otros factores, a los acuerdos de paz con las guerrillas revolucionarias.
La mejora de América Latina se inscribe en la tendencia general registrada por el FMI, que también elevó su pronóstico para el crecimiento económico mundial: 3,6% en 2017 y 3,7% en 2018, (0,1 puntos porcentuales por encima de su previsión anterior). Los dos porcentajes están por encima de la suba de 3,2% con que ce- rró la economía global en 2016.
El optimismo se basa en las mejoras esperadas durante 2017 para los PBI de la Eurozona ( 2,1%), Japón (1,5%), las economías emergentes de Asia (6,5%), Rusia (1,8%) y Estados Unidos (2,2%). “Se espera que la actividad económica se acelere en todos los grupos de países, excepto en Medio Oriente”, comunicó el Fondo.
Según su economista jefe, Maurice Obstfeld, la recuperación global se caracteriza por tener una “base amplia” porque tiene lugar en varias regiones del mundo, “de forma más marcada que en cualquier otro momento desde el inicio de la década”. Aún así, el organismo insistió en su mantra y argumentó que la incipiente recuperación global ofrecía la posibilidad de adoptar reformas para “ampliar la producción potencial y asegurar que los beneficios sean compartidos, y construir resistencia para riesgos a la baja”.
De acuerdo con Obstfeld, la recuperación “es aún incompleta en aspectos importantes” y la ventana de oportunidades para la acción “no estará abierta para siempre”. Los tres factores de riesgo que señalan no son desdeñables: un crecimiento más rápido de lo esperado en las tasas de interés de EE.UU. y Europa; desequilibrios del crédito en China; o el rebrote del proteccionismo comercial. ■