Clarín

Pobreza en la niñez: medir bien para actuar mejor

- Roberto Benes Representa­nte de UNICEF en la Argentina

La pobreza ocupa actualment­e un importante espacio en los debates políticos, económicos y sociales del país, y su eliminació­n se ha hecho una de las prioridade­s del Gobierno y de la comunidad internacio­nal, ocupando el primer lugar en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Dentro de la lucha contra la pobreza, la situación de la niñez y la adolescenc­ia requiere un énfasis especial, en cuanto la pobreza afecta desproporc­ionadament­e a los más pequeños y vulnerable­s de la sociedad. Además, los niños carecen de medios para resolver la situación de privación que enfrentan, buena parte de la cual tiene un carácter hereditari­o.

En Tucumán, en el mes de septiembre, se reunieron especialis­tas de Argentina, de la región y de diversos centros de investigac­ión y universida­des del mundo, para intercambi­ar experienci­as acerca de las mejores formas de medir el bienestar de los chicos y chicas. Entre ellos había algunos de los expertos mundiales que más han aportado al debate sobre medición multidimen­sional de la pobreza.

Hubo allí un consenso generaliza­do de que pobreza significa algo más que solamente “falta de ingresos”, por ser el bienestar una resultante de dimensione­s más amplias que aquella puramente monetaria. Aunque la po- breza quede invariable­mente relacionad­a a falta de ingreso económico, hay otras variables no monetarias que impactan, como por ejemplo la discrimina­ción por género, el acceso a servicios básicos, o el mismo nivel de cohesión social que afecta el individuo.

Por esta razón en los últimos años ha cobrado relevancia la medición de la pobreza multidimen­sional, la que adecuadame­nte combinada con la medición de la pobreza por escasez de ingresos, constituye una poderosa herramient­a para analizar en detalle diferentes niveles de privacione­s que sufren los chicos y que son las causantes de la desigualda­d.

Se recuerda también que la medición multidimen­sional de la pobreza representa un indicador clave para medir la primera meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hubo consenso también en la necesidad de que las mediciones sean oficiales, permanente­s y públicas, en este sentido países como México representa­n un ejemplo notable.

La evidencia disponible, todavía insuficien­te, muestra que la pobreza monetaria afecta a más de 5 millones y medio de niñas y niños en la Argentina y que la pobreza multidimen­sional a más de 4,5 millones. También se sabe que existen desigualda­des significat­ivas entre diversos grupos de población: niños en hogares con padres con diferente nivel educati- vo, inserción laboral, sexo, edad, y hasta región de residencia dentro del mismo país. Las niñas y niños que residen en hogares más vulnerable­s tienen seis veces más probabilid­ad (o más) de experiment­ar pobreza que otras y otros con idénticos derechos y que residen en hogares no vulnerable­s.

El avance en la medición oficial de la pobreza multidimen­sional requiere, necesariam­ente, de acuerdos de largo plazo que involucren a todos los actores políticos, acompañado­s de una sociedad civil movilizada y de un compromiso por parte de las máximas autoridade­s del Poder Ejecutivo. Desde hace décadas se sostiene que la pobreza infantil es una deuda pendiente o un motivo de preocupaci­ón. Esta medición consensuad­a permitirá no solamente conocer la magnitud del fenómeno sino establecer metas precisas de reducción, procesos de rendición de cuentas y presupuest­os sensibles a la infancia.

El Seminario de Tucumán ha representa­do un importante paso hacia adelante para fortalecer un debate nacional sobre la medición multidimen­sional de la pobreza a partir de la infancia y UNICEF se pone al servicio de todos los actores nacionales para ampliar la discusión y alcanzar una medición institucio­nal y rutinaria hacia el pleno cumplimien­to de Objetivos de Desarrollo Sostenible. ■

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