Clarín

Reclaman que opere en la Ciudad una app para pedir taxis que manejen mujeres

Nació en Rosario contra el acoso y la insegurida­d y recibió 18.000 solicitude­s de viaje en un mes. En Capital debería asociarse a los radiotaxis. “Es irracional”, dicen sus creadores.

- Verónica Frittaoni vfrittaoni@clarin.com

“Si volvés tarde, tomáte un taxi”. La frase es recurrente en boca de padres alertas, parejas prevenidas o amigos responsabl­es, que consideran a ese medio de transporte y a sus choferes como gente de fiar. Pero no siempre es así. Para darse cuente, bastó indagar en el relato de numerosas pasajeras y detectar que en varias circunstan­cias -en viaje o bien al pasar, entre otras- fueron víctimas de acoso callejero.

María Eva Juncos conoce las dos caras de este asedio. Taxista en Rosa- rio hace diez años, más de una vez se topó con insinuacio­nes y propuestas fuera de lugar en el asiento de atrás de su auto y otras tantas prestó el oído a las confesione­s de usuarias que abordaron su taxi como si fuera un salvavidas en medio del mar.

La combinació­n de estas experienci­as se canalizó en un servicio gratuito: una aplicación para dispositiv­os móviles que permite pedir taxis conducidos por mujeres. En la ciudad santafesin­a funciona desde diciembre y ya cuenta con más de 10. 000 usuarias activas y 68 conductora­s registrada­s.

“En el último mes tuvimos 20.000 descargas a celulares y 18.000 solicitude­s de viajes, pero sólo podemos cubrir un porcentaje de eso, porque nos faltan mujeres al volante”, dice María Eva, quien para darle forma a su proyecto se contactó con el ingeniero en sistemas Pablo Botta y, juntos, le pusieron nombre: She Taxi.

La app fue diseñada con la idea de far un servicio seguro para ambas partes. Clientas dijeron no estar de acuerdo con ingresar sus números de teléfono ya que en varios casos vivieron situacione­s incómodas recibiendo mensajes de algún conductor. Para registrars­e en She Taxi sólo necesitan un correo electrónic­o.

Otra novedad es que desde que se le designa una conductora y hasta 5 minutos después de haber concluido el viaje, la pasajera tiene posibilida­d de comunicars­e con ella mediante mensajes de audio. Así, ante el olvido de alguna pertenenci­a o un cambio en el trayecto pueden conectarse sin intermedia­rios.

Las propuestas y pedidos para expandir el radio no se hicieron esperar. Pero las regulacion­es para el servicio son locales. Convocada por un grupo de taxistas que trabajan en Capital debe adecuarse a la normativa vigente. En la Capital, según cifras oficiales, hay 500 mujeres conductora­s, sobre 37.000 licencias de taxis.

La norma dice que “se podrá contratar un servicio de taxi, entre otras opciones, por internet, a través de radiotaxis autorizado­s o mediante la aplicación oficial BA Taxi, restringie­ndo la posibilida­d de realizarlo, por ejemplo, mediante aplicacion­es móviles que no dependan de las centrales de radio taxis o del Gobierno de la Ciudad”, refiere el recurso de amparo presentado ante la Justicia porteña por el abogado de Juncos, Martín Castro, que aún espera respuesta.

“Nos encontramo­s con una normativa totalmente irrazonabl­e y arbitraria, por un lado, e incongruen­te con las tecnología­s de las que los ciudadanos disponemos, y de las políticas públicas de modernidad y sustentabi­lidad ambiental que el Gobierno de la Ciudad dice aplicar”, sostiene el escrito, en referencia a los dos artículos de la Ley 5.627, sobre los que quieren hacer valer la medida cautelar.

El reclamo llega en tiempos en los que sigue el litigio con la empresa Uber, la aplicación para contratar viajes que desembarcó en Buenos Aires el año pasado y, aunque sigue operan- do, la Justicia y el Gobierno porteño sostienen el reclamo de que se adapte a las regulacion­es locales de transporte de pasajeros.

“Es un poco arbitraria la cosa, porque si somos pro ambiente, no me lleves a ocupar un espacio físico que podría servir para otra cosa en vez de una oficina con una antena para el sistema de radio taxi. Y si somos pro tecnología, no me hagas implementa­r ese sistema cuando hay opciones superadora­s”, alega María Eva, que mantiene contacto con varias taxistas registrada­s en Capital.

“El tema de la seguridad es lo que más preocupa a las que trabajan en Buenos Aires. Y también a las que viajan. Y con esta aplicación lo más importante es establecer un respeto mutuo entre pasajera y taxista”, indica.

Por eso, explica la mujer, hay seguimient­o de casos con la aplicación y se envían notificaci­ones a ambas partes. “También se puede desactivar un usuario, en caso de acusacione­s o abusos reiterados de confianza o falta de respeto, de un lado o del otro”.

María Eva es tajante. “Nos estamos metiendo en un terreno que históricam­ente fue de los hombres”, sentencia. Sin embargo, no retrocede en su proyecto de ampliar la red de cobertura de la aplicación hasta los límites de la Ciudad.

“El tema clave es que existe un vacío legal con las nuevas tecnología­s y, al no ser una empresa y no ganar dinero, por She Taxi no pueden cobrarme impuestos”, agrega la conductora. Y suma: “Entonces, si lo que quieren es regular, que creen un impuesto virtual: yo pagaría con gusto ese impuesto a la virtualida­d”, ofrece. Y abre una puerta para poder subirse a esta iniciativa en territorio porteño. ■

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DIEGO WALDMMAN Al volante. Aquí, una conductora de taxi de la Ciudad. Según cifras oficiales, de 37.000 licencias sólo 500 correspond­en a mujeres.

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