Clarín

“El carácter fuerte es parte de mi naturaleza”

En "Golpe al corazón”, la telenovela de Telefe, compone a una médica que se enamora de un enfermero. Y se luce en "Un gallo para Esculapio".

- Diego Jemio Especial para Clarín

AEleonora Wexler le gusta decir que su personaje es “una sobrevivie­nte”. En Golpe al corazón (lunes a viernes, a las 22.30, por Telefe), la actriz es una médica que en algún momento de su vida perdió la vista; se crió sola, con una madre que la abandonó y un padre complicado. Hasta ahí los ingredient­es básicos de cualquier culebrón. Para construir a la mujer que se enamora de un enfermero (Sebastián Estevanez), pidió ayuda a la familia. Su hermana y su cuñado son médicos. Y cuenta que pasó largas horas arriba de una ambulancia de urgencias. La gente no entendía qué hacía una actriz tan popular como ella en el medio de esas esce- nas de cruda realidad médica. “Muchas veces, la cuestión médica era accesoria porque lo que necesitaba­n era una ayuda social”, recuerda Wexler, mientras cuenta sus visitas a distintas villas con la ambulancia.

La actriz que comenzó su carrera a los 8 años combina el papel de heroína en una telenovela clásica de Quique Estevanez con otro trabajo totalmente distinto en Un gallo para Esculapio (que termina hoy a las 23.15 en Telefe), una de las excelentes ficciones que se estrenaron en un 2017 magro en produccion­es locales. Con el sello de Sebastián Ortega y Bruno Stagnaro, la historia es una fotografía realista del mundo de las riñas de gallo y los piratas del asfalto, con el conurbano más áspero como telón de fondo.

En ese micromundo, Wexler es Estela, una mujer que establece una relación con Nelson (Peter Lanzani), un joven del interior que

llega a Buenos Aires con un gallo de riña para su hermano. En una pausa de las grabacione­s de Golpe..., mientras la maquillan en un camarín diminuto, la actriz habla de cómo navega en los dos registros tan distintos, de la magra producción local de este año y de por qué los directores le dan siempre papeles de mujeres impulsivas. -¿Qué te gusta de Marcela Ríos, tu personaje en “Golpe al corazón”?

-Es un personaje precioso, una sobrevivie­nte. Hay una historia que todavía no se destapó del todo: se crió solita porque tuvo un padre primero presente y luego no tanto. Y una madre que la abandonó. En el medio de todo eso, estudiaba, trabajaba y se quedó ciega después de un ataque. Es una mina muy humana. Hay algo que me encanta de la carnadura del personaje. Creo que prevalece lo humano frente a lo burocrátic­o de la medicina. Ahora se está redescubri­endo como mujer. Después de un accidente, termina casándose con su profesor, un tipo bastante oscuro al que siente que le debe algo. Después conoce al personaje de Sebastián (Estevanez), que le da una visión positiva de la vida y la divierte. -El mundo de la medicina es el escenario de la trama. ¿Te parece un ambiente rico para contar esta historia? -Conviven muchas horas y tienen diferencia­s bien marcadas entre los médicos y enfermeros, que no tienen mucha conexión entre sí. Está el mundo de los cirujanos, el de los radiólogos y el de los emergentól­ogos. Son palos diferentes. En esta novela, mi personaje -que es médico- se enamora de un enfermero. La tira no tiene una postura machista. La mirada está puesta en el amor y en la conexión. Son dos pibes de barrio, que se hicieron de abajo. -Tu hermana y tu cuñado son médicos. ¿Cómo te ayudaron para construir tu personaje? -Eso estuvo bárbaro y es lo lindo de nuestro trabajo. Podemos jugar a investigar. Me ponía el guardapolv­o y salía con mi hermana a las recorridas de urgencia en la ambulancia. Me gustó ver la cuestión social en la calle y cómo ella se desenvolví­a en esas situacione­s. -Cuando arrancaron, tenían más de 30 capítulos grabados. ¿Te da tranquilid­ad saber que la historia no sufrirá volantazos bruscos, a raíz del rating? -Estoy sorprendid­a. Es una enorme tranquilid­ad porque cada personaje tiene el color que debe tener y no se desvía la historia. Si no fuese así, comenzás haciendo comedia porque funciona y después te vas al drama. Y así se desvirtúa todo. Los autores empiezan a hacer magia, los productore­s se desesperan y los actores hacemos lo que podemos. Termina siendo un “sálvese quién pueda...” El

Titanic mismo. -“Un gallo para Esculapio” no tiene nada que ver con la novela. ¿Te gusta transitar caminos tan diferentes? -¡Es too much! La idea era no juntar los dos trabajos, pero finalmente terminó sucediendo y está buenísimo. En la novela, soy una doctora que se enamora del enfermero. Y luego paso a contar una historia en un mundo masculino, con piratas del asfalto y riñas de gallo. Hubiese sido genial que haya un tiempo para cada cosa, pero no pasó. -Todo un mundo y una estética que no conocías...

-Exacto. El papel me llegó a través de Bruno Stagnaro, que sabe con claridad lo que quiere contar, desde las locaciones a la iluminació­n y pasando por la historia. Todos los personajes están bien dirigidos. Es un mundo más complejo de construir, muy distinto al que vengo haciendo. Está más alejado del costumbris­mo. Acá no va la improvisac­ión del che, boludo. -En el caso de ambas ficciones, interpretá­s a una mujer impulsiva, mandada en muchas cosas. Y esa caracterís­tica acompañó a mucho de tus personajes. ¿Pensás que los directores ven algo de eso en tu personalid­ad? -¿Qué ven? Deben ver algo impulsivo. No sé si llego a lo compulsivo. Quizá doy una imagen más intensa que liviana para contar una histo- ria. El carácter fuerte es parte de mi naturaleza. Me encantaría ir por otros caminos, pero no me va a suceder porque no doy mucho el physique du rôle. Estoy pensando si tengo personajes que no vayan por ese lado. Quizá más en el teatro que en la tele. Mi personaje en Golpe al corazón tiene fuerza, pero también está muy bajo el ala de su marido. Siente que está en un lugar que no se merece.

-Vos llevás muchos años trabajando en la televisión y la conocés bien de adentro. ¿En qué te parece que fallaron las produccion­es locales? ¿Por qué hay menos historias propias y la audiencia va disminuyen­do?

-No lo sé. Me lo pregunto igual que vos. ¿Por qué las historias no engancharo­n? Tenemos excelentes autores, actores y directores, que hicieron cosas maravillos­as. No sé qué pasó.

-¿Las razones no son sólo económicas?

-Quizá no sea algo exclusivam­ente económico. Me pregunto qué sucedió para que, en un momento, la gente haya comenzado a comprar más las cosas de afuera que la propia industria. De todas formas, sigo pensando que, cuando un producto es bueno, la gente lo toma. Por ejemplo, Un gallo para Esculapio. Está buenísimo y la gente lo compró, pero no tiene un gran rating. Son programas de nicho. Lo más popular tiene que ver con el culebrón (ver recuadro), aunque sean de afuera. Las grandes produccion­es quizá gustaron por algo exótico y culturalme­nte distinto a lo que se veía. Quizá el costumbris­mo cansó.

-¿Te da esa sensación?

-A veces me da esa impresión. Por eso, ADDA ( Amar después de amar), que fue un policial diferente, funcionó. En algún punto, siento que cansó un poco o quizá yo estoy cansada de ver costumbris­mo en la televisión. Tengo ganas de ver otras cosas. -Vos comenzaste tu carrera a los 8 años y nunca más paraste. ¿Qué tiene de bueno y qué de malo haber crecido en el medio?

-Tiene muchas cosas buenas. Aprendés a moverte y tenés cintura para estar en el medio, aunque nunca dejás de aprender. Eso te da cierta tranquilid­ad porque conocés el oficio y te vas adaptando. Tus compañeros te vieron crecer y también te conocen. -¿Y la contra?

-Hay cosas que no viví de chica. Me hice adulta de golpe. Por ejemplo, no fui al viaje de egresados del colegio. Viví en un mundo de adultos y no tuve mucho tiempo para ser nena. Me di cuenta al ver las cosas que vive mi hija. Es lo que me tocó. Si me preguntás, ¿te arrepentís de no haber ido de viaje con tus compañeros? Te diría que no. Sigo eligiéndol­o. Sí siento que hay algo de la niñita que me perdí. Yo jugaba con el libreto y poco con juguetes. -Supongo que también te debe moldear la personalid­ad. El libreto es para estudiar y se necesita disciplina. -Claro que hay algo de exigencia en esa escena.

-La exigencia puede ser brava.

-Muy brava. ¡Y la autoexigen­cia es todavía peor! Por eso uno tiene que aprender a reírse de uno mismo y que fluya más la cosa. ■

Hay algo que me encanta de la carnadura de mi personaje en ‘Golpe al corazón’. Creo que prevalece lo humano frente a lo burocrátic­o de la medicina

En algún punto, me da la impresión de que el costumbris­mo cansó, o quizás yo esté un poco cansada de verlo en la televisión. Tengo ganas de ver otras cosas. ‘Amar después de amar’, que fue un policial diferente, funcionó”.

Es lo lindo de nuestro trabajo. Podemos jugar a investigar. Me ponía el guardapolv­o y salía con mi hermana a las recorridas de urgencia en la ambulancia. Me gustó ver cómo ella se desenvolví­a”.

 ?? ARIEL GRINBERG ?? Joven veterana. Eleonora Wexler debutó en la comedia musical “Annie” a principios de los años 80. Después se consolidó como actriz en televisión, teatro y cine.
ARIEL GRINBERG Joven veterana. Eleonora Wexler debutó en la comedia musical “Annie” a principios de los años 80. Después se consolidó como actriz en televisión, teatro y cine.

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