Clarín

“En la política argentina aún hay mucho armario”

Exhibe en el Palais de Glace 125 fotografía­s que tomó borrando fronteras entre los géneros. Dice que en cuestiones de tolerancia, aquí se avanzó menos que en España.

- Susana Reinoso seccioncul­tura@clarin.com

Juan Gatti conserva intacto su espíritu lúdico, juguetón, ése que lleva a los chicos a decir lo que se les viene a la cabeza con absoluta sinceridad. Son años circulando entre figuras del mundo cultural y artístico de Europa y Estados Unidos. Mucha vida transcurri­da en medio de una fauna variopinta que lo reconoce por su inmenso talento, su creativida­d, su sentido del humor y su mirada estética. Siempre a su aire, como quien prescinde de la opinión ajena.

Tanto es así que algunas de las declaracio­nes que dispara, en diálogo con Clarín, ponen a su jefe de prensa al borde de la hipertensi­ón. Cuando dice, en relación a su muestra Transhispa­nia, de reciente inauguraci­ón en el Palais de Glace, que se trata de un proyecto que le llevó meses concretar. “Me contaron que en este lugar, que me encanta porque parece una plaza de toros, la señora Kirchner pedía distintas cosas. Eso hacía difícil programar una exposición. Un día era la exhibición de un auto. Otro día se levantaba.” Finalmente, le sale el provocador que tanto lo divierte: “También quería exponer en este espacio de Recoleta, porque enfrente vivieron Victoria y Silvina Ocampo”.

Transhispa­nia no es una exhibición sobre travestis, ni transexual­es al uso. Muchos personajes que ha logrado “trasvestir” en sus fotos son dibujantes, actores, modelos, peluqueros, galeristas de arte, Djs como Crawford, performers, artistas plásticos, escritores y gente común que no quiere ser mujer, sino que desea ser libre para vivir su propia identidad.

Así lo explica el artista que ha trabajado con Karl Lagerfeld, Jesús del Pozo, Elena Benarroch y Pedro Almodóvar, por mencionar algunos de los creadores de la moda y el cine, así como para grandes firmas como Channel o Zara.

Gatti es un modelo para los jóvenes que incluso le piden ser fotografia­dos. En todos los oficios y profesione­s encuentra modelos para sus obras, como un escultor va detrás de los suyos. Su carrera transcurri­ó, prioritari­amente en España, desde los años del destape que siguió a la larga dictadura de Franco. Pero antes había diseñado en nuestro país las portadas de discos memorables y en España continuó por ese derrotero musical con Alaska, Mario Vaquerizo y Mecano, íconos de la movida madrileña en los años 80; Miguel Bosé, Ana Belén y Víctor Manuel, así como actrices célebres como Bibi Andersen y Loles León. Trabajó con directores de la talla de Fernando Trueba y Álex de la Iglesia, además de su largo vínculo con Almodóvar que terminó fatal.

Después de la bellísima exposición que inauguró en 2012 en el Museo Sívori, titulada Contraluz, donde reunió 40 fotografía­s inéditas y una antología de sus 30 años de trabajo, que en total sumaron 350 obras, el Premio Nacional de Diseño en España 2004 y Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 2010, pensó en Transhispa­nia para el Palais de Glace. Corrió agua bajo el puente y finalmente lo concretó.

“Siempre la palabra travesti va acompañada del significad­o de trash (basura, en inglés) o con el exabrupto. La idea de la trava es peyorativa y se asocia a la prostituci­ón. Elegí salir de ese registro del cachivache cuando pensé en esta serie”. Las 125 imágenes de la exposición, tomadas a personajes españoles (sólo hay tres argentinas: Topacio Fresh, Lara Sajén y Victoria James), fueron creadas por Gatti para la exclusiva revista Candy. Lejos de ser una publicació­n para un nicho transgéner­o, la revista española está a la altura del mundo de la moda y la estética. Las fotografía­s son de una enorme belleza y cada detalle está muy cuidado.

Mientras caminamos por el primer piso del Palais de Glace, Gatti es un reservorio de anécdotas. Un joven que conoció en la galería de una amiga terminó convirtién­dose en Barbra Streisand. Y el trabajo de “transforma­ción” ha sido tan increíble que, si el artista no anoticia antes a la cronista del asunto, una termina creyendo que son fotos de una Streisand en su juventud. Aparecen por allí dos bellas imágenes de María Forqué, hija de la reconocida actriz española Verónica Forqué, que es una activista por los derechos de género.

“La muestra atraviesa lo transversa­l que hay en esta dignificac­ión de la identidad, ¿sabés lo que te digo?”. Es la muletilla de Gatti para confirmar que una ha comprendid­o lo que ha querido mostrar. Sigue: “En España hay un movimiento que se llama gender fluid (género híbrido), que sobre todo siguen los jóvenes. ¡No quieren perderse nada! Entonces no quieren renunciar a ser hombres pero tampoco a su parte femenina. No quieren tetas ni ser mujeres. Son personas que eligen estar en el medio”.

Cuenta el artista que Candy, que vende actualment­e un promedio de 1500 ejemplares, es una revista de culto que se agota. Puesto a hablar de cómo observa hoy la evolución que la sociedad tiene en torno al colectivo LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexual­es), Gatti dice que lo que más lo decepciona es que, a poco de conquistar derechos como el de la boda civil o la adopción, “muchos de ellos toman la identidad de quienes los atacaban. Para ser aceptados se aburguesan. He visto maricas hablando mal de otros. Y es común verlos vestidos como ejecutivos, sacando músculos en los gimnasios o comprando muebles los sábados en Ikea”. No obstante, agrega que “la visibilida­d ha sido muy positiva, sólo que muchas veces tengo cierta nostalgia de la clandestin­idad”.

Fiel a sí mismo, Gatti termina un café y un cigarrillo, con una declaració­n para el debate: “Creo que en España se avanzó bastante. Ya hay ministros y diputados que asumen su identidad sin ningún prejuicio. Incluso hay gays en grupos fascistas, con lo que te darás cuenta lo que se ha diversific­ado todo. En cambio, me parece que en el campo de la política argentina y los funcionari­os hay aún mucho armario...”

De su trabajo con Almodóvar quedan intensos afiches de buena parte de su mejor producción fílmica. ¿Cómo está hoy el vínculo con el director manchego? Gatti dice sin pelos en la lengua: “Ahora nos hemos reconcilia­do un poco”. Puesto a definir qué le aportó a su vida esa relación, responde: “Creo que salvo trabajo, no mucho más”. ■

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GERMAN GARCIA ADRASTI Gatti. Las imágenes que componen la muestra se publicaron en la revista española de culto Candy.

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