Clarín

Córdoba en el podio de la Arquitectu­ra sustentabl­e

La 5° edición de los Premios LafargeHol­cim Latinoamér­ica

- Berto González Montaner Editor general ARQ / bmontaner@clarin.com

El jueves pasado el improvisad­o auditorio del Club Unión, en el centro de la ciudad de San José en Costa Rica, vibraba con intensidad. Arquitecto­s y estudiante­s de toda América Latina y algunos del continente europeo, muy jóvenes algunos, entrados en canas otros, esperaban ansiosos el resultado de la 5ta edición de los premios LafargeHol­cim Awards, el prestigios­o certamen organizado por la fundación de la cementera sueca, que premia y estimula prácticas arquitectó­nicas, urbanas y constructi­vas sustentabl­es.

Dije “improvisad­o”, una palabra tan poco frecuente cuando se habla de la impecable organizaci­ón sueca de estos premios. Pero sucedió lo imprevisto: las lluvias torrencial­es que asolaron al país caribeño la semana pasada hicieron que se declarara en estado de emergencia y asueto nacional. Y que, por lo tanto, los organizado­res del premio tuvieran que cambiar repentinam­ente de planes. Que, en pocas horas, la ceremonia prevista en el Teatro Nacional, algo así como nuestro Teatro Colón, hubiera que reubicarla en el salón del Club Unión. También sucedió que un equipo cordobés premiado que había salido de recorrida por el país días antes de la cita no pudiera llegar por las inundacion­es y los cortes de caminos.

Uno de los temas recurrente­s en los trabajos ganadores fue el tema del agua, un recurso cada vez más escaso e inaccesibl­e en el planeta. Justamente de eso trata el trabajo de “Figura Territoria­l en Argentina. Paisaje de energía mareomotri­z” de Stefano Romagnoli, Juan Cruz Serafini y Tomás Pont Apóstolo, con la tutoría de Javier Giorgis de la UNC, que obtuvieron el primer premio en la categoría Next Generation. El proyecto involucra infraestru­ctura y paisaje para la generación de energía eléctrica, basado en las corrientes de mareas del estuario de Río Gallegos en Punta Loyola, Argentina. “Queríamos proponer algo para nuestro país”, dice Romagnoli en representa­ción de los tres del equipo y quien en la actualidad está haciendo un master sobre paisaje en la Universida­d de Harvard. Desde ahí pensaron una gigantesca isla de agua en la costa patagónica que aprovechan­do los 8 metros promedio de diferencia entre altamar y bajamar pudiera producir energía. Pero, además, agregaron a esta laguna, granjas de piscicultu­ra, cultivos de algas y unos artefactos de última generación para generar energía eólica aprovechan­do los fuertes vientos patagónico­s y evitando matar aves como los de aspas tradiciona­les. La iniciativa no termina ahí. Esa especie de dique que generaron sobre el mar es también una valiosa pieza urbano-arquitectó­nica que intenta, como sucede en muchos diques, ser aprovechad­a como recurso turístico. Entonces está matizada con una serie de componente­s como los miradores de aves, los refugios, las piletas dinámicas, los conectores

Dos equipos de la Universida­d Nacional de Córdoba obtuvieron el 1° y 3° puesto en la categoría Next Generation.

ecológicos (para que la fauna local transite a un lado y al otro de la laguna) y las doble sendas que permiten transitar al borde del agua de mar y de la laguna que están por lo general están en distintos niveles.

El otro equipo de cordobeses de la UNC, el que quedó varado y solo pudo disfrutar de la fiesta por Skype, obtuvo el tercer premio de esta categoría en la participan estudiante­s o arquitecto­s de hasta 30 años de edad. Por ahí también andaban a “Pura vida”, la recienteme­nte elegida decana de esa facultad la arquitecta Mariela Marquisio, loca de contenta por los logros de los chicos; y el ingeniero en Materiales, Carlos Espina, CEO de LafargeHol­cim en la Argentina y el más técnico de los miembros de jurado, chocho con los dos premios cordobeses porque mostraban la variedad de temas que abarcan el concepto de la sustentabi­lidad.

El grupo de Ángela Ferrero, María Agustina Nieto, María Belén Pizarro, Seizen Uehara y Lucía Uribe Echevarria propone construir torres de servicios con espacios públicos en asentamien­tos informales. El trabajo se llama "Puntos de Servicio en Argentina. Torre de instalacio­nes públicas". La idea es con estas torres modulares, que ocupan poco espacio y que liberan espacio público, nutrir de servicios a estos poblados. En sus diversos niveles pueden funcionar sanitarios, talleres, biblioteca­s u otros equipamien­tos imprescind­ibles que el barrio necesite. Las torres están pensadas para ser construida­s en forma industrial­izada con perfiles de acero y cerramient­os de chapa. Y la idea es que según los requerimie­ntos puedan levantarse una o varias de estos módulos y que puedan replicarse en muchos de los asentamien­tos informales carenciado­s del país.

En la categoría mayor el Premio Oro (US$ 100.000) fue para Hidro puntura en México, de los arquitecto­s mexicanos Manuel Perló Cohen y Loreta Castro Reguera, quienes propusiero­n recuperar en el barrio Quebradora de alguna manera la memoria histórica lacustre de la ciudad de México y crean una serie de equipamien­tos, servicios y espacios públicos de calidad.

La pareja Sol Camacho Davalos y Jonathan Franklin, de San Pablo, se llevaron el premio Plata (US$ 50.000) por su centro vecinal para Paraisópol­is. Un proyecto que invierte el concepto clásico de un equipamien­to público. Aquí el espacio social del proyecto precede a la construcci­ón del espacio público. Es decir, antes de poner un ladrillo, lo que se trabaja con la comunidad es la apropiació­n de lugar a través de eventos y estructura­s temporaria­s que van instalando los que se va hacer. El Premio Bronce (US$ 30.000) fue para los holandeses Eva Pfannes y Sylvain Hartenberg de Ooze Architects por la creación de un novedoso sistema sanitario en comunidade­s informales. El jurado valoró el detallado análisis de los flujos de agua como si fuera un “sistema circulator­io” que recorre la favela y que hayan cuestionad­o la noción de que las aguas cloacales deban ser escondidas bajo la tierra.

En total, el certamen LafargeHol­cim destina 2 millones de dólares a los premios. La competenci­a en la categoría mayor es para proyectos que tengan visos de ejecución pero que aún no hayan sido construido­s. Es que el premio quiere convertirs­e en una herramient­a que ayude a esos proyectos innovadore­s y con compromiso ambiental, económico y social a concretars­e. Por esta razón este año, agregaron una nueva categoría que premia al mejor edificio construido que haya sido premiado como proyecto en las ediciones anteriores. Se la llevó el colombiano Mario Camargo, del Colectivo 720 (Cali) por su Reservorio­s de agua como parque público, que recibió el Premio Global LafargeHol­cim Oro en 2015 y que ahora está en plena actividad. El jurado aplaudió “el valor del uso del agua como un importante recurso de la vida urbana, celebrando una pieza de infraestru­ctura como un trabajo cívico de orgullo colectivo y belleza.” ■

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Piletas dinámicas. Uno de los elementos que componen la propuesta del grupo cordobés Romagnoli - Cruz Serafini - Pont Apóstolo.

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