“La billetera, tan llena como su heladera, no mareó a Carlitos Tevez”
Carlitos Tevez dice “tener la heladera llena”, en referencia a su bienestar económico, pero cuando estuvo de paso por Buenos Aires volvió a comer con sus amigos y esposa a “lo de Aníbal”, en Fuerte Apache, su cuna. Allí visita a parientes que sólo compran gaseosas como excepción para homenajearlo. Hecho que él recalca a sus hijos. Confesó su formación básica, por la que a veces debe repetir lo que lee para entenderlo, y que supo lo que eran los verbos cuando su aprendizaje del idioma inglés. Pero se desenvuelve con un lenguaje sobrio, mesurado, pulidas sus expresiones con madurez e inteligencia, acrecentadas por la experiencia europea. Allá, en Manchester, donde fuera ídolo por transgredir la temporaria prohibición de manejo, fue esposado y trasladado a una celda con rejas junto a presos comunes y condenado a arduos trabajos comunitarios. Pero no se queja, porque la ley no admite excepciones y es igual para todos. A su simpatía natural, picaresca, suma su presencia atildada, pulcra, incluyendo el arreglo de un incisivo partido. Admira al presidente Macri, su sabio consejero en los inicios inciertos por los caminos del fútbol y de la vida, a quien guarda profundo reconocimiento. Contando con espontaneidad experiencias y anécdotas, en una entrevista televisiva, dio una clase magistral para padres y adolescentes de filosofía de vida. La billetera, tan llena como su heladera, no lo mareó. La humildad fue y sigue siendo su compañera de ruta. Un digno embajador. Valió escucharlo.
Y lo dice un ferviente riverplatense. Carlos Bottino carlosbottino@fibertel.com.ar