Primer Día de la Independencia y de la república de Catalunya
Cataluña amaneció republicana. El martes la independencia en forma de República, como preguntaba el referéndum falluto del 1° de octubre, fue declarada ante el Parlamento catalán por el presidente de la Genaralitat (gobierno) Carles Puigdemont. Afuera, miles de personas lo ovacionaron por unos segundos hasta escuchar su segunda frase donde anunciaba la suspensión de Independencia y la República por tiempo indeterminado para iniciar un diálogo con el gobierno de Mariano Rajoy, que lo rechazó como “inadmisible”. Pero la República y la Independencia no quedaron suspendidas. Siguen rigiendo.
Puigdemont, cuando hizo sus anuncios estrafalarios, pidió al Parlamento que los aprobara. Tenía razón, porque el president de la Gene- ralitat, no tiene potestad para ese acto jurídico.
Así que aquí estamos, en el Primer Día. ¡Qué primicia! Todo es rigurosamente legal. También inaugura su andadura la Ley de Transitoriedad Jurídica y Fundacional de la República vigente desde el 2 de octubre. Es la “mini constitución” de la Cataluña que se rige por las fantasías de la “legalidad catalana” que sustituye, porque se me da la gana, a la “legalidad española”.
Aquí está el calendario completo para cambiar todas las instituciones, relaciones comerciales, alentar la economía y las empresas, si se queda alguna. Todos los edificios propiedad del estado español serán expropiados, los contribuyentes deberán dejar de pagar sus impuestos a los españoles y pagar sus gabelas a la Hacienda catalana.
Los españoles, siempre tan desagradables, le comunicaron al patriota que si no paga los impuestos a tiempo deberá cargar con las multas y embargos hasta la inevitable ruina. Lo mismo le exigirá la Hacienda Catalana. Todos los funcionarios públicos españoles tienen que irse o aceptar el trabajo, si alcanza, en la administración republicana.
Algunos jubilados, funcionarios y otros glotones en general, tienen sus angustias por si habrá dinero para abonarles sus magras pensiones y sueldos.
Pese a contar con una muy buena economía, el estado republicano catalán está quebrado, heredero del desastre de las finanzas públicas de la comunidad. El recurso hasta ahora era pedir el respaldo de España para que avalara préstamos especiales al Banco Central Europeo.
Pero, los hombres y mujeres del campo tuvieron ayer, en el Primer Día, algunas malas novedades. No recibirán en el futuro los más de 3.000 millones en subsidios que les entregaba Europa. Además, sus excelentes productos de exportación pagarán ahora las imposiciones de todas las mercaderías extrañas al Mercado Unico. Incluidos la gran cantidad que van a España. w