Por primera vez, descubren un anillo en un planeta enano del Sistema Solar
Está compuesto por fragmentos de hielo. Lo vieron científicos alrededor de Haumea, más allá de Neptuno.
Haumea es un planeta enano situado más allá de Neptuno, que tiene forma de pelota de rugby, gira muy rápido -su día dura cuatro horas- y está compuesto en gran parte por agua helada. Pero además, según una nueva investigación, cuenta con un anillo propio formado probablemente por fragmentos de hielo y roca.
Esta es la primera vez que se descubre un anillo en un planeta enano, hallazgo que se describe en la revista Nature.
La investigación fue liderada por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España y profundiza en el que hasta ahora era el menos conocido de los planetas enanos de nuestro sistema. Plutón es el más célebre de estos cuerpos celestes, seguido de Eris, Ceres y Makemake.
Hasta ahora sólo se conocía la existencia de anillos alrededor de los planetas gigantes, como Saturno y Júpiter, y alrededor de algún cuerpo menor, como Cariclo, el primero en el que se halló uno (la Unión Astronómica Internacional clasificó en 2006 los objetos celestes en planetas, planetas enanos y cuerpos menores).
Con este estudio “hemos descubierto que los planetas enanos también pueden tener anillo”, señala en una nota José Luis Ortiz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, que encabeza el trabajo.
El anillo se encuentra a una distancia de 2.287 kilómetros respecto al centro de Haumea y es más oscuro que la propia superficie del planeta. Pudo surgir tras una colisión con otro objeto o por la liberación de parte del material superficial -hielos, materiales orgánicos y rocas- debido a la rápida rotación de Haumea.
“El mecanismo de expulsión podría ser mixto, colisional y rotacional, ya que una colisión no muy enérgica puede ser suficiente para arrancar gran cantidad de materia cuando el cuerpo rota rápido”, detalla Ortiz.
¿Cuándo se formó? Para Ortiz, puede ser muy antiguo, de las primeras fases de desarrollo del Sistema Solar, quizá en la época de inestabilidad que pudo dar lugar al proceso conocido como LHB, el bombardeo intenso de cuerpos contra la Tierra y la Luna algunos cientos de millones de años después de la formación del Sistema Solar. “En esa etapa de inestabilidad hubo una gran cantidad de colisiones violentas, pero la formación pudo ser anterior o posterior, aún no tenemos maneras de poder datar la edad de los anillos”, explicó.
Observar estos planetas enanos del cinturón de hielo y roca que orbitan más allá de Neptuno conlleva una gran dificultad: son muy pequeños, brillan poco y están a una enorme distancia de la Tierra. Para captarlos, existe un método llamado de ocultación estelar, que consiste en observar al objeto cuando pasa por delante de estrellas de fondo, de manera que produce un pequeño eclipse. Esta fórmula permite determinar sus características físicas principales, como tamaño, forma y densidad.
Los investigadores predijeron que Haumea pasaría delante de una estrella el 21 de enero pasado y 12 telescopios de 10 observatorios europeos vieron el fenómeno, lo que posibilitó que se pudiera reconstruir con precisión su forma y tamaño, con la sorpresa de que el planeta es entre un 20% y 30% más grande, y menos reflectante y denso de lo pensado. ■