Clarín

Los colores de mamá Ahora ellas también eligen el equipo de fútbol de sus hijos

Lo que históricam­ente fue una decisión del padre entró en zona de disputa y cada vez más mujeres influyen para transmitir a sus hijos la pasión por el cuadro del que son hinchas. Según un informe, en 2 de cada 10 casos se imponen las madres.

- Gonzalo Herman gherman@clarin.com

El fútbol puede ser motivo de divorcio. Damián es muy contundent­e al respecto. No da concesione­s. Nunca las dio. Cuenta que cuando conoció a su mujer, de Racing, advirtió que la única casaca permitida en la casa era la de Independie­nte, la que fatalmente iban a vestir sus hijos, hoy también del Rojo. Era eso o el inevitable adiós.

Desde tiempos inmemorial­es, los hijos siguen al padre en cuestiones de fútbol. “Porque es cosa de hombres”, dicen. Así, el amor por la camiseta fue pasando de generación en generación, en una especie de estirpe infinita cargada de testostero­na. Ya lo dijo el Diego en su despedida: “La pelota no se mancha”.

Sin embargo, “los tiempos están cambiando”, cantaba Bob Dylan en los ‘60. Y hoy la voz femenina en estas cuestiones avanza sobre terreno masculino como si fuera Holanda del ‘74. La imposición paterna entró en una zona de disputa. Porque ellas, cada vez más futboleras, también deciden. Y quieren que sus hijos vistan sus colores. Por eso, hoy, es más usual que sea tema de debate matrimonia­l elegir el club de futbol del hijo.

“Soy muy hincha de Racing. Desde que tengo uso de razón voy a la cancha. Es mi vida. Me levanto a la mañana y pienso cómo formará. En mis rutinas, estoy muy metida con el club. Estoy todo el tiempo informada”, cuenta Mariana Salama, comerciant­e de 39 años, quien durante su primer embarazo habló con su mari- do, Julio, de Huracán, sobre este tema con mucha seriedad.

“Nos pusimos de acuerdo de que si era varón iba ser de Huracán. Y de Racing si era nena”, relata Mariana que tiene tres hijos, Nicolás, Lucas y Matías. “Los primeros dos son del Globo. Ya con el tercero, dije, tiene que ser mío... Basta. Hoy Matías (2) es de Racing. Estoy esperando poder llevarlo conmigo a la cancha”, agregó.

Las formas de dirimir este problema pueden ser tan variadas como las formacione­s de Caruso Lombardi. Hay quienes arrojan una moneda al aire y según como cae, elige el equipo del padre o la madre. Otros se apoyan en los antecedent­es del club y, en este caso, prevalece el último campeón. Pero cuando las partes no se ponen de acuerdo, la cosa se resuel- ve dandole libertad al niño. Ahí comienza una guerra matrimonia­l donde aparecen batallas de remeras, escudos y pelotas de todos los colores.

“Al principio hicimos una apuesta. Si yo ganaba, el nene iba ser de Boca. Si mi marido ganaba, de San Lorenzo. Luego acordamos dejar que el nene decida. Hoy mi hijo tiene dos baberos, dos chupetes y dos remeras, una de cada equipo. También lo hicimos socio de los dos clubes. Primero fuimos a San Lorenzo y después a Boca”, contó Giselle Núñez (27), mamá de Thiago Benjamín Medina Nuñez, de 7 meses, y profesora de fútbol femenino en Florencio Varela; quien por las dudas aclara: “No voy a dar el brazo a torcer. No voy a dejar que mi marido lo haga de San Lorenzo”.

Por algo parecido pasó Patricia Ri- vas. Maestra jardinera y fanática de Banfield, logró que su hijo Joaquín, de cinco años, abrazara el verde y blanco de la casaca de El Taladro. “A los diez meses lo hice socio. Sin embargo, no fue una imposición. Se fue dando naturalmen­te. Con Gastón, mi marido, que es de Independie­nte, dejamos que Joaquín decida”, contó Patricia, quien lo lleva seguido a la cancha. “Vivimos muy cerca del estadio de Banfield, lo cual influye”, agregó Gastón, resignado pero no vencido. “Voy a seguir insistiend­o para que sea del Rojo. Pero por ahora Joaquín no quiere saber nada”, aseguró.

Geogina Alfaya, que vive en Lomas de Zamora con Mariano, su pareja, y sus dos hijos. Pilar, de seis años, y Joaquin, de dos, también cuenta su apabullant­e triunfo sobre la tradición paterna. “Yo soy de Racing, como toda mi familia. Desde que Joaquín nació le regalamos las camisetas de los dos clubes. Pero terminó eligiendo la blanquicel­este, que ahora no se la saca por nada del mundo”, cuenta esta psicóloga de 32 años, quien agregó que su hija mayor se hizo de Boca para acompañar al papá, “para no dejarlo solo”, dijo, casi como una gastada.

Por ahora el padre sigue siendo la figura más influyente en cuestiones de herencia futbolera. Sin embargo, las mujeres, lentamente, van inclinando la cancha y en cualquier momento pueden dar vuelta el partido. Una amenaza real que ya se transformó en campaña televisiva. Como la de TYC Sport llamada el Converso, donde en una encuesta online salió que dos de cada diez chicos eligen el cuadro de la mamá. Y cuyo epíteto dice: “Mucho más peligroso que el complejo de Edipo que pueda tener él, es el complejo de equipo que podés tener vos”. Porque ellos son “hijos de su madre”. ■

“A los diez meses, a Joaquín lo hice socio de Banfield. Sin embargo, no fue una imposición. Se fue dando naturalmen­te. Con Gastón, mi marido, que es de Independie­nte, dejamos que él decida. Vivimos cerca de la cancha y eso influye mucho pero la verdad es que el nene no quiere saber nada con ser del equipo del padre. El padre insiste pero el nene ama los colores del ‘Taladro’” Patricia Rivas Maestra jardinera,a, hincha de Banfield

 ?? F DE LA ORDEN ?? Papa perdió. Patricia Rivas, junto a sus dos hijos, hinchas de Banfield como ella, y su marido Gastón, de Independie­nte de Avellaneda.
F DE LA ORDEN Papa perdió. Patricia Rivas, junto a sus dos hijos, hinchas de Banfield como ella, y su marido Gastón, de Independie­nte de Avellaneda.

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