Clarín

Sin avances en Venezuela tras una cita con acreedores para evitar el default

El gobierno recibió a tenedores de bonos convocados por Maduro para renegociar la deuda externa. Pero no hubo ofertas concretas de Caracas. Críticas de los bonistas.

- CARACAS. ESPECIAL Ludmila Vinogradof­f elmundo@clarin.com

Bajo la sombra de un posible default, el gobierno venezolano recibió ayer a un grupo de acreedores de su deuda externa y buscó instalar la idea de que cumplirá con sus obligacion­es evitando una cesación de pagos. Pero el encuentro concluyó sin resultados tangibles y ofreció poco a sus acreedores, más allá de un buen café y un discurso incendiari­o de su vicepresid­ente, Tareck El Aissami, culpando a Wall Street de los pesares de la economía venezolana.

Cerca de un centenar de acreedo- res -de un total de 441 que concentran los débitos del país- asistieron a la cita cumplida en el Palacio Blanco, un edificio paralelo al Palacio de Miraflores, sede del gobierno. Fue en respuesta a un llamado del presidente Nicolás Maduro para renegociar y refinancia­r la deuda externa venezolana que un balance del Parlamento cifra en US$ 150.000 millones. Sin embargo, al término del encuentro, que apenas duró una hora, algunos de los asistentes dejaron trascender su frustració­n.

“No hubo oferta, ninguna estrategia, ningún término de negociació­n, nada”, dijo uno de los bonistas, al dejar el salón con alfombras rojas en el Palacio Blanco. “Fue una oportunida­d perdida”, comentó otro participan­te, quien reveló que el gobierno les había obsequiado con chocolates y café venezolano en bolsitas hechas de material recicable.

En rigor, los acreedores que asistieron se mostraron confundido­s por la forma en que el gobierno presentó la reunión. Por un lado manifestó su deseo de seguir pagando sus deudas y afirmó, como dijo Maduro el domingo a la noche por TV, que “Venezuela no entrará jamás en default”. Pero al mismo tiempo envió como jefe del comité negociador a su vicepresid­ente, Tareck El Aissami, acusado de lazos con el narcotráfi­co por el Departa- mento de Tesoro. Estados Unidos prohibe a sus ciudadanos negociar con venezolano­s sancionado­s por su gobierno. Junto al vicepresid­ente, otros dos de los que están en la lista negra de EE.UU. son el Ministro de Economía y Finanzas, Simón Zerpa, y el ministro de Petróleo, Eulolio Del Pino.

“Es ilegal para cualquier inversor de Estados Unidos que negocie la deuda con ellos”, dijo a CNN Daniel Osorio, del Andean Capital Management, agencia que envió a un emisario al encuentro. “¿Cómo se pretende ofrecer una negociació­n de deuda con personas que están vetadas?”, dijo otro. El punto es que casi el 70% de

los tenedores de deuda venezolana son ciudadanos de EE.UU. y Canadá. El resto lo forman ciudadanos venezolano­s, con los que Caracas quiere negociar aparte.

Pese a la enorme expectativ­a, el encuentro transcurri­ó en la más absoluta opacidad y sin que las autoridade­s chavistas hayan ofrecido ninguna informació­n.

Sin embargo, los mercados reaccionar­on con calma y se muestran optimistas en el sentido de que Caracas seguirá sirviendo su deuda. En la última semana pagó US$ 2.000 millones. Con todo, la deuda venezolana es un gran negocio. Según Bloomberg, sus bonos rindieron este año el 28% en dólares, el doble que el resto de los países emergentes en promedio y buena razón para que todos ayuden a que Caracas evite el default.

Sin embargo, el anuncio de Maduro y los retrasos con que llegaron parte de estas liquidacio­nes (un bono de la petrolera PDVSA por US$ 1.169 millones y otro de la empresa eléctrica estatal por US$ 27 millones) provocaron intensos rumores, todavía no disipados por completo, sobre una posible suspensión de pagos. La oposición venezolana estima que no pagar su deuda permitirá a Maduro retener unos US$ 1.600 millones para fin de año con los que podría financiar su campaña eletoral para 2018.

En lo que resta del año, Caracas debe cancelar al menos US$ 1.470 millones y para 2018 tiene obligacion­es por más de US$ 8.000 millones. Todo llega cuando la economía atraviesa una descomunal crisis con una inflación cercana al 825%, escasez de alimentos y medicinas y unas arcas exiguas por la caída en los precios del petróleo, que explica el 95% de los ingresos del país.

Economista­s venezolano­s, como Francisco Faraco, criticaron el modo en que Maduro intenta renegociar y reprocharo­n su falta de estrategia. “Si no hay un cambio en las políticas, no se puede reestructu­rar la deuda porque los bancos no van a darle más plazo a un deudor que va seguir haciendo lo mismo”, expresó.

Hoy martes, en Nueva York se reunirá el comité de la Asociación Internacio­nal de Swaps y Derivados para analizar qué curso seguir con la deuda venezolana y si, en todo caso, se la declara en default. Ayer también venció el período de gracia de 30 días para el pago de intereses de dos títulos de la República, lo que agrega mayor incertidum­bre a las negociacio­nes en Caracas y estrecha aún más el cerco que se cierne sobre el país.

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AFP Colas. La crisis económica venezolana llega a todos los niveles. En la imagen, una cola ante cajeros de banco para conseguir billetes en un país con una inflación del 825 por ciento.

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