Clarín

La premierMay, muy débil, admite que el Parlamento vote por el Brexit

La jefa del gobierno británico enfrenta una rebelión de su partido, que busca desplazarl­a.

- María Laura Avignolo mlavignolo@clarin.com

Cuando comienza hoy la votación de la “britanizac­ión” de las leyes europeas en la Cámara de los Comunes y existen 400 enmiendas, el débil gobierno de Theresa May enfrenta otra rebelión de diputados conservado­res listos a votar contra los laboristas para que el Brexit sea debatido, votado y, si es necesario, enmendado por el Parlamento. En una concesión de último minuto antes del inicio del debate, el secretario del Brexit y negociador del divorcio con la Unión Europea (UE), David Davis, anunció que el acuerdo finalmente “será un acto parlamenta­rio”.

Los diputados y los Lores podrán analizar, debatir, enmendar y tener un voto final en el acuerdo de separación. Pero nada podrán decir, opinar o votar en el caso de un “no acuerdo” y una salida intempestu­osa de Europa. El escenario que están esperando y para el que se ha preparado el negociador europeo Michel Barnier en Bruselas, en medio de una enorme crisis política británica.

El anuncio fue hecho ayer en la Cámara de los Comunes, cuando el gobierno iba a ser derrotado en una enmienda de uno de sus propios diputados, el ex procurador general Dominic Grieve, que llamó a tener “un voto significat­ivo” en el acuerdo final con la UE.

“Está claro que nosotros tenemos que tomar más pasos para proveer claridad en las negociacio­nes y en el país con respecto a la implementa­ción de cualquier acuerdo para la legislació­n britá- nica”, dijo David Davis, a cargo de las negociacio­nes con Bruselas en la Cámara de los Comunes. “Este acuerdo solo se va a mantener si el Parlamento lo aprueba”, agregó.

La oferta refleja la amenaza que dos de las 400 enmiendas a la legislació­n significan para el futuro de la primera ministra. Las puede perder y cae. Pero el secreto está en los detalles. Los parlamenta­rios torys y laboristas inmediatam­ente se dieron cuenta y enfurecier­on al advertir que ni ellos ni los Lores tenían nada que decir si Gran Bretaña se iba de Europa con un No Acuerdo. Un acto que pretende aprobar solamente Theresa May y no el Parlamento británico.

Con su habitual ironía, el secretario en las sombras laborista del Brexit, Keir Starmer, calificó el giro como “un significat­ivo cambio de opinión de un gobierno débil al borde de la derrota”. Pero alertó que, “como todo lo que pasa en este gobierno, el diablo estará en los detalles”. Para él, los ministros deben aceptar las enmiendas laboristas que aseguran “un acuerdo de transición” para proteger los trabajos y la economía.

Las empresas europeas en el reino han advertido ayer a Theresa May que, si no hay progresos en las negociacio­nes en diciembre y se postergan hasta 2018, se irán de Gran Bretaña. La posición de May se ha vuelto insostenib­le con su partido en rebelión. Cuarenta diputados Torys ya han firmado una “carta de no confianza” y cuentan con las 8 firmas más que se necesitan para iniciar un desafío al liderazgo. Los conservado­res quieren resolver esta crisis sin elecciones generales y eligiendo al sucesor de May en su propio partido. Pero el resto de las agrupacion­es reclama elecciones generales. ■

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REUTERS Gala. Theresa May y su marido, Phillip, ayer, en un banquete.

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