Clarín

El derecho a entender las sentencias

- Mónica Graiewski Abogada. Doctora en Derecho Privado

Es habitual que los abogados tengamos que explicar a nuestros clientes el significad­o de alguna resolución judicial, e inclusive de nuestros propios escritos. Ello remite directamen­te a un tema que está empezando a asomar en el mundo jurídico, el lenguaje de fácil lectura.

Hasta ahora, se considerab­a la cuestión en referencia sólo a los grupos vulnerable­s. Existen Convencion­es y programas internacio­nales que tienden a simplifica­r el lenguaje en la informació­n dirigida a personas con discapacid­ad, y también normas que amplían ese derecho a otras personas en condición de indefensió­n, como minorías étnicas, personas mayores o niños.

En ese sentido, existen antecedent­es en diversos países en que una parte de las sentencias está dirigida especialme­nte a la persona involucrad­a, utilizando el lenguaje adaptado a su disminució­n de capacidad o condición étnica específica.

También en Argentina hubo aplicación de este formato en juicios de incapacida­d. En uno de ellos el magistrado, luego de agradecer a la mujer haberse sometido a las pericias, se dirigió a ella en estos términos: “Quiero decirle que su vida continuará como se venía desarrolla­ndo… Ud. puede vivir sola o con su marido. Como así también puede divorciars­e si lo desea. Puede trasladars­e sola por la vía pública, utilizar todos los medios de transporte o viajar adonde quiera…”. Otra sentencia incluyó esta parte: “… Buenos días... Te explico lo que hicimos en esta carpeta tuya. Esta carpeta está hecha para ver qué es lo mejor para vos, luego del accidente que tuviste… De los papeles tuyos, y de tus cosas más importante­s, se va a encargar tu papá, pero siempre te va a preguntar primero qué es lo que vos querés…”

Pero la dificultad para entender el sentido de los términos legales no afecta solamente a los grupos vulnerable­s. A cualquier ciudadano que no tenga formación en Derecho se le dificulta esa tarea.

La jerga que utilizamos incluye términos obsoletos, latinazgos y frases hechas cuyo significad­o conocemos por costumbre. Terminamos produciend­o escritos y sentencias con argumentac­iones incomprens­ibles para el común de la gente.

Es cierto que en Derecho existen términos técnicos irremplaza­bles, o tipos jurídicos muy precisos, pero nada impide que – además de redactar las sentencias en el lenguaje jurídico- se incluya una parte redactada en lenguaje corriente que pueda ser entendido por sus destinatar­ios sin necesidad de que un abogado se los “traduzca”.

En 2014 existió un Proyecto de Ley que no prosperó, que procuraba implementa­r un formato de fácil lectura para las sentencias de cualquier clase de juicio, agregándol­es un apartado en el cual el juez se dirigiera a las partes en lenguaje coloquial. Y se registra el caso de un Juzgado de Paz en Corrientes que adoptó como modalidad habitual la incorporac­ión del apartado especial denominado “La sentencia en lenguaje fácil”, en que explica con palabras sencillas el alcance del fallo. En tiempos en que la ciudadanía se siente alejada del sistema de justicia, vale la pena volver a poner en discusión un proyecto general que implique una modificaci­ón procesal de este tipo. ■

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