34 años, tres poderes
Los 34 años de continuidad democrática que celebramos este domingo no se miden solamente en la continuidad electoral, el recambio de gobiernos y legisladores, la vigencia de las libertades, el ejercicio ininterrumpido de los derechos civiles, políticos y sociales. También adquieren dimensión propia en la acción de la Justicia en el tratamiento de las violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante la última dictadura. Un camino lento, escarpado, que se inició con el informe de la Conadep y el Juicio a las Juntas y se fue abriendo paso trascendiendo los vaivenes e improntas de cada gobierno, hasta alcanzar nuevos hitos en estos días, con las sentencias en las causas Esma y de otros centros clandestinos de detención, condenando a los represores autores de miles de desapariciones. Estas vuelven a ser recogidas como un ejemplo internacional de aplicación de la ley, no sólo para esclarecer y condenar un pasado sangriento, sino también para juzgar la corrupción en el poder. Hay quienes no lo ven así y hablan de “Justicia macrista”, como antes se habló de “Justicia kirchnerista”, “menemista” o “alfonsinista”. Los más memoriosos podrán evocar aquel 10 de diciembre de 1983, y reconocer, en perspectiva, el camino recorrido. Y lo mucho que se ha avanzado, a pesar de todo.