Clarín

Londres cede a exigencias de Bruselas y se destraba el acuerdo para el Brexit

La UE y Gran Bretaña consensuar­on detalles, aunque aún no se sabe cuánto deberá pagar el Reino por su salida.

- Idafe Martin elmundo@clarin.com

Londres capituló, 534 días después de que los ciudadanos británicos votaran en referéndum sacar a su país de la Unión Europea y 249 días después de que su gobierno activara legalmente esa salida.

La Comisión Europea y el gobierno británico anunciaron ayer que acordaron los detalles del divorcio que deberá sacar al Reino Unido del bloque europeo el 29 de marzo de 2019. En el año largo que falta hasta esa fecha deberá acordarse la parte más complicada: un período transitori­o de dos años, un acuerdo comercial y la futura relación.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que presentará el acuerdo a los otros 27 gobiernos del bloque para que le den su visto bueno en la cumbre europea de la próxima semana, dijo que se ha perdido demasiado tiempo en la parte más fácil de la negociació­n: “Romper es difícil, pero romper y construir una nueva relación es mucho más difícil”.

Esa relación futura, explicó el negociador europeo Michel Barnier, dadas las líneas rojas que mantiene Londres, no será más estrecha que la que logró un país como Canadá con el acuerdo comercial firmado el año pasado o la que podrían lograr los países de Mercosur con el acuerdo que se está negociando. Londres, aunque mantenga un discurso contrario, no tendrá ningún tipo de relación especial con los europeos.

La premier británica Theresa May, que llegó a Bruselas de madrugada, declaró: “Hemos hecho grandes esfuerzos en ambos lados y el acuerdo permite empezar a negociar la futura relación”. El presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker dijo entonces las palabras mágicas: “Recomendam­os al Consejo Europeo (a los gobiernos) que acepte que hay progresos suficiente­s en la negociació­n para pasar a la siguiente fase”.

Bruselas no cedió en nada. Londres terminó por aceptar todo ante el temor a que una ruptura sin acuerdo le privara del mercado al que van casi la mitad de las exportacio­nes y rompiera las relaciones, cuando su economía, una de las que menos crece en Europa, empieza a notar los efectos de la incertidum­bre por su fuga de Europa. El no acuerdo hubiera llevado a situacione­s disruptiva­s como que las aerolíneas británicas no pudieran volar a Europa o que las conexiones eléctricas bajo el Canal de la Mancha fueran desconecta­das.

El gobierno británico pagará una factura de salida y garantizar­á que no habrá una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte. Las imposicion­es europeas llegan hasta los detalles. Esa factura se pagará en euros.

Londres respetará todos los derechos que tienen actualment­e los 3,2 millones de europeos residentes en el Reino Unido. Esos derechos estarán vigilados por el Tribunal de Justicia de la UE, que tendrá primacía so- bre los tribunales británicos.

El texto no garantiza a los 1,2 millones de ciudadanos británicos residentes en el resto de Europa que podrán seguir disfrutand­o de la libre circulació­n de personas por el continente. En principio tendrán que pedir permisos de residencia en el país en el que vivan en marzo de 2019, pero tanto Bruselas como Londres se comprometi­eron a revisar ese apartado.

Las concesione­s británicas llegan a todos los aspectos. En el período transitori­o que seguirá al Brexit, entre marzo de 2019 y marzo de 2021, el gobierno británico cumplirá todas las normas de la UE como si todavía fuera un Estado miembro del bloque y seguirá pagando su contribuci­ón a los presupuest­os europeos. Todo eso sin tener ya ni voz ni voto en las decisiones europeas.

Hasta hace meses, miembros del gobierno de May dijeron que no pagarían ninguna factura de salida y, aunque el acuerdo de ayer no prevé el monto, sí establece una forma de cálculo que llevará esa factura, según fuentes de la Comisión Europea, a entre 40.000 y 45.000 millones de euros, más del doble de los 20.000 millones propuestos por May hace dos meses.

Además, se añadirán otros 20.000 millones, la contribuci­ón neta del Reino Unido a los presupuest­os europeos en los dos años siguientes a la salida. La cifra total pasará así de los 60.000 millones de euros.

Londres también había dicho que el Brexit sería total, que no tenía intención de seguir siendo miembro del mercado común europeo y por lo tanto de aceptar toda su normativa. Pero el acuerdo abre la puerta a rectificar también esa intención. ■

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AP Sonrisas. La premier británica, Theresa May, y el presidente de la Comisión Europea, Donald Tusk, ayer.

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