Atacan una base militar de la ONU en el Congo y masacran a 14 cascos azules
Los agresores pertenecen a un grupo rebelde que opera en Uganda y que utiliza a niños soldados.
Los cascos azules de la ONU sufrieron ayer uno de los más devastadores ataques de su historia. Su base militar en el Congo fue atacada por un grupo rebelde, que asesinó a 14 integrantes de esa fuerza de paz e hirió a 53, tres de ellos de gravedad.
Por lo menos dos efectivos siguen desaparecidos, señalaron las autori- dades, y más de 20 fueron evacuados para recibir tratamiento médico en la capital, Goma. Todas las víctima eran ciudadanos de Tanzania. También murieron cinco soldados congoleños.
“Quiero expresar mi indignación y profundo sufrimiento por el ataque contra las fuerzas de paz de la ONU la pasada noche en la República Democrática del Congo. Es el peor ataque contra las fuerzas de paz de la ONU de la historia reciente de la organización”, afirmó aún conmovido el secretario general del organismo, Antonio Guterres.
El funcionario sostuvo que “estos ataques deliberados contra las fuerzas de paz de la ONU son inaceptables y constituyen un crimen de gue- rra”. “Pido a las autoridades de la República Democrática del Congo investigar este incidente y llevar a los autores ante la Justicia. No tiene que haber impunidad ante estos ataques, ni aquí ni en ningún lugar”, resaltó.
La base atacada se encuentra en la provincia de Kivu, al norte del país, y los agresores pertenecen a un sanguinario grupo rebelde autodenominado Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (ADF).
Numerosos grupos rebeldes se encuentran activos en el este del Congo, donde se pelean principalmente por los ricos recursos minerales de la zona. La ADF, en particular, es una milicia formada en 1995 y se asienta en la región fronteriza montañosa entre la República Democrática del Con- go y Uganda. El grupo es conocido por utilizar niños soldados y fue responsable de graves violaciones de los derechos humanos.
La misión de mantenimiento de la paz MONUSCO se encuentra activa en el Congo desde 2010 y cuenta con más de 16.000 efectivos desplegados en el país. Desde que se estableció en la zona ya han sido asesinados casi 300 efectivos.
La ONU envió refuerzos para detener esta ola de violencia, pero aún no se sabe cuándo llegarán. Las condiciones en la región son “sumamente difíciles”, apuntó el jefe de la misión de paz, Jean-Pierre Lacroix, quien atribuyó el ataque a que los cascos azules están “siendo cada vez más agresivos” contra las milicias tribales. “Estamos actuando con fuerza y eso a ellos les molesta”, declaró.
Congo, un país que abarca un área equivalente a toda Europa occidental, ha sufrido graves actos de crueldad y avaricia debido a que posee vastas riquezas mineras. La nación soportó uno de los más brutales dominios coloniales y al independizarse vivió bajo una corrupta dictadura. Una guerra civil tras otra arrastró a fuerzas de países vecinos.
En el último año se han multiplicado los conflictos desde la llegada de la misión de la ONU. Muchos grupos rebeldes han surgido y desaparecido y en ocasiones han invadido la capital provincial, Goma. Grupos de derechos humanos calculan que unas 1.000 personas han muerto en los últimos tres años.
Aunque la mayoría de los miembros de estos grupos son musulmanes fundamentalistas, no hay vínculos evidentes con otras organizaciones islamistas del África.
El Congo es gobernado desde 2001 por Joseph Kabila, quien heredó el cargo tras la muerte de su padre. Desde entonces realizó todas las maniobras posibles para perpetuarse en el poder.
Kabila ganó dos elecciones consecutivas, una en 2006 y otra en 2011. Su mandato terminó en diciembre de 2016 y la Constitución le prohíbe volver a presentarse. Gobierno y oposición, respaldados por la Iglesia católica, pactaron celebrar elecciones antes de finalizar este año, pero la Comisión Electoral, que responde a Kabila, anunció en octubre que no serán convocadas antes de 2019. Ante esto, el descontento popular ha ido en aumento constante. ■