Clarín

Montillo pasó del retiro al regreso: “No es la muerte dejar seis meses el fútbol”

Llegó en enero a Botafogo, pero sufrió cuatro desgarros en el primer semestre de 2017 y en junio abandonó. “Me explotó la cabeza”, recuerda. A los 33 años se prepara en Río de Janeiro para volver en 2018, aunque todavía no tiene club.

- Enrique Gastañaga egastanaga@clarin.com

El cuarto desgarro en seis meses: el 7 del Botafogo sintió el pinchazo en un gemelo y no pudo más. Pidió el cambio. Ese lunes 26 de junio iban siete minutos del primer tiempo del partido contra el Avaí, por el campeonato brasileño. Y al vestuario él se fue llorando.

La decisión del retiro: apenas percibió la lesión, el hombre en cuestión, Walter Montillo, resolvió que el fútbol para él se había terminado. Tan grande resultó la impotencia que se bañó y, antes del cierre de la etapa inicial, ya partió a su casa. Aunque debió volver al rato porque había salido sorteado para el control antidóping. El futbolista, que en la Selección Argentina de Alejandro Sabella había usado un par de veces la 10 de Maradona y de Messi, que en el Santos se había calzado la 10 de Pelé y como compañero nada menos que de Neymar y que en el Botafogo había utilizado la 7 de Garrincha, anunciaría el retiro en forma oficial el jueves siguiente en una conferenci­a, también envuelto en lágrimas. “Me sentía muy bajoneado, muy nervioso. Me explotó la cabeza. Nadie estaba dentro mío para entender qué me pasaba”, recuerda hoy.

El cambio de opinión y el regreso: la esposa de hierro, Melina, también la familia y los amigos le pedían que modificara la postura y que no se despidiera de esa manera oscura del juego que ama. Pero él estaba firme. Hasta

que una tarde, en Buenos Aires, en un consultori­o situado en Callao y Corrientes un médico y un preparador físico le dijeron: “No te vamos a dejar retirar así. Vos no tenés nada raro. Son todos desgarros mal curados. Podés volver a la alta competenci­a. Nosotros te vamos a armar un plan de recuperaci­ón”. Tan convincent­es sonaron esas palabras que, al salir de ese rincón porteño, La Ardilla ya sabía que intentaría la vuelta.

“El doctor Prada (Enrique, trabajó en el equipo que ganó la Copa Davis) y el profe Vilatmijan­a (Javier, PF de Maradona en su época de DT de la Selección) me lo dijeron después de una primera serie de estudios. También vi a Rolón (Alejandro, médico de la AFA). Quería saber por qué me desgarraba tan seguido este año siendo que nunca había tenido una lesión. La único había sido una fractura de clavícula por mala caída en China. La cuestión es que de ahí me fui decidido a intentar la vuelta, pero no lo anuncié porque quería ver cómo respondía a los trabajos que me habían dado. Los hice, vino una segunda tanda de exámenes y ahí sí conté que volvía a jugar”, le cuenta Montillo a Clarín desde su casa de Río de Janeiro, en un condominio en la zona exclusiva de Barra de Tijuca, a cinco minutos en auto de la playa.

El viernes 10 de noviembre hizo el aviso público del retorno ese protagonis­ta de transferen­cias por unos 25 millones de dólares: 1.000.000 le pagó la U de Chile a San Lorenzo; 3.500.000 abonó Cruzeiro; por 8.000.000 se lo llevó el Santos; 11.000.000 desembolsó el Shandong Luneng de China; y a Botafogo llegó libre. Y eligió comunicar el regreso en Instagram. “No vuelvo para jugar un par de partidos y despedirme. Vuelvo para jugar en serio porque me siento fuerte. Tengo 33 años y muchos están jugando hasta los 35 o 36. Tampoco es la muerte de nadie dejar seis meses de jugar al fútbol. Yo contraté a un equipo de entrenador­es y especialis­tas para que me entrenen este tiempo acá en Brasil siguiendo las pautas de los doctores argentinos, enfocando en la suplementa­ción, en la dieta y mejorando los valores de fuerza. Muchos clubes me ofrecieron su lugar para practicar: Fluminense, Vasco Da Gama, Coritiba, Botafogo, Santos... Pero les dije que no porque no quiero deberles nada. Me parecía injusto recuperarm­e en un lugar y después jugar en otro. Porque en Brasil sé que no voy a jugar. Son mis últimos días en Río. Me volveré unas semanas a Buenos Aires y, en Argentina, definiré mi futuro”. -Walter, ¿por qué no en Brasil?

-Mirá, tuve llamados para seguir acá de Botafogo, Cruzeiro y Santos. Pero necesito instalarme en un país donde se hable español porque uno de mis hijos, Santino (7 años; el otro es Valentín, de 9), nació con síndrome de Down. Le está costando mucho el portugués en el cole y el psicólogo nos dijo que lo mejor para que avance es que vaya a una escuela de habla española. Si bien estoy decidido a seguir jugando, ahora la prioridad es la familia. -Dejaste un gran recuerdo en Universida­d de Chile. ¿De ahí no recibiste ningún llamado?

-De los hinchas tengo muchos mensajes de apoyo y pedidos para que vuelva, pero los dirigentes no me dieron ninguna señal. No me abren la puerta. Me encantaría volver a la U, pero hoy lo veo muy complicado por la dirigencia. Sí mi representa­nte, Sergio Irigoytía, tuvo un contacto con Unión Española. -Martín Palermo es el técnico de Unión Española. ¿El te llamó?

-No, no. Palermo no me llamó. Pero es lógico. Están definiendo el campeonato y pueden ser campeones. No puede distraerse en otra cosa. Este fin de semana se define el torneo en Chile. Veremos qué pasa después. -El dolor quedó atrás, pero ¿hoy sabés por qué te desgarrast­e cuatro veces en seis meses?

-Yo no lo podía entender. El segundo desgarro mi cabeza no lo soportó y me explotó. Para decirlo de alguna manera, se me pudrió la cabeza. Les propuse a los dirigentes de Botafogo no cobrar, pero ellos no quisieron. Yo había sido la principal contrataci­ón para la Libertador­es. Todos esperaban que jugara, pero vivía lesionándo­me. Y en el cuarto desgarro dije basta. Siempre me gané la plata trabajando y no vine acá a robarle nada a nadie. Además, en Brasil yo tengo un nombre ganado y no quería mancharlo justo en el final. Antes de irme a China, estuve seis años entre Cruzeiro y Santos y viví cosas increíbles. La cuestión es que, después de muy largas negociacio­nes, en Botafogo me entendiero­n y rescindimo­s el contrato con la cláusula de que no podía jugar en ningún lado hasta enero. -¿A qué conclusión llegaron los médicos?

-La culpa fue mía. Me estudiaron a fondo y son todos desgarros mal curados. Ninguno de los cuatro había cicatrizad­o. Eso me tranquiliz­ó. Y sí, yo siempre me apuré en volver por todo lo que nos jugábamos con Botafogo y me jugó en contra. Nunca me recuperé bien y lo pagué. Una lesión me llevó a otra. Además, cuando llegué al club, casi no hice pretempora­da. Todo eso me pasó factura. Me daba mucha bronca porque yo siempre hice un trabajo extra campo desde muy chico, desde que estaba en San Lorenzo. Siempre fui un convencido de que con el entrenamie­nto en el club no alcanza. Para dar un plus es necesario agregar trabajo afuera. Y que me pasara lo que me pasó, no lo podía aceptar. -Walter, ¿cómo manejaste la cabeza este año? ¿Te apoyaste en la psicología, en la religión?

-No, no. No creo mucho en los psicólogos. No digo que no ayuden, eh. Pero yo no creo, te soy sincero. Y en cuanto a religión, soy católico, pero hasta ahí: a misa no voy. Pero sí te cuento que hice hace muy poco un curso de coaching para tratar de ayudarme a mí mismo. Estando en Chile sufrí mucho con mi hijo, con Santino. Del Síndrome de Down nos enteramos apenas nació. Pero aparte estuvo cien días en terapia intensiva. Tenía problemita­s en el corazón y en el intestino. Por eso en todo ese tiempo le hicieron cuatro cirugías. Imaginate que dormía en el hospital. Muchas veces me iba de la concentrac­ión hasta ahí para estar con él y con mi señora. No sabía si al otro día lo iba a ver. A las malas situacione­s en mi vida las enfrenté siendo positivo. Ahora es igual. Sé que algo bueno está por venir.

 ??  ?? En el Cristo Redentor. La foto clásica en Río de Janeiro: una tarde nublada, Montillo, su esposa Melina y sus hijos Valentín y Santino.
En el Cristo Redentor. La foto clásica en Río de Janeiro: una tarde nublada, Montillo, su esposa Melina y sus hijos Valentín y Santino.
 ??  ?? China. La Ardilla jugó ahí de 2014 hasta fines de 2016. Aquí con Melina en la Gran Muralla.
China. La Ardilla jugó ahí de 2014 hasta fines de 2016. Aquí con Melina en la Gran Muralla.
 ??  ?? Chile. Montillo dejó gran recuerdo en la U: campeón local y semifinali­sta de Libertador­es.
Chile. Montillo dejó gran recuerdo en la U: campeón local y semifinali­sta de Libertador­es.
 ??  ?? Selección. Tuvo seis partidos con Sabella y respondió. Sin Messi, usó la 10 ante Brasil.
Selección. Tuvo seis partidos con Sabella y respondió. Sin Messi, usó la 10 ante Brasil.
 ??  ?? Brasil. Montillo la rompió en Cruzeiro y Santos. En Botafogo perdió con los desgarros.
Brasil. Montillo la rompió en Cruzeiro y Santos. En Botafogo perdió con los desgarros.

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