Clarín

Quieren volver a ganar tierra al río y cambiar la Costanera para ampliar el Aeroparque

Planean “correr” la traza de Rafael Obligado a los nuevos terrenos, parquizar e integrar el monumento a Colón. Las últimas modificaci­ones de ese tipo se estrenaron en 2015.

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

El Aeroparque Jorge Newbery regresa como centro de una posible transforma­ción urbana. Trascendió que el Gobierno nacional quiere ampliarlo y para ello pretende ganar tierras al Río de la Plata: de esta manera podrá extender la pista y ampliar la termi- nal de pasajeros.

En un contexto en el que los aeropuerto­s del mundo se amplían y los vuelos se vuelven más populares, el único aeropuerto de la Ciudad podría ser eje de una obra que podría costar US$ 285 millones.

Fuentes del Ministerio de Transporte de la Nación confirmaro­n que se trabaja en estos cambios. Hay obras que finalizaro­n (como el nuevo estacionam­iento cubierto al sur del aeropuerto o la torre de control); otras que están en ejecución (la ampliación del check in que se encuentra hacia el norte), y otras para las que se trabaja en licitacion­es: demolición de la terminal C, readecuaci­ón eléctrica y de gas, balizamien­to y relleno costero. Además, habrá una cochera

subterráne­a y trabajarán en la parquizaci­ón.

“Aeroparque tiene una ubicación de privilegio a nivel mundial. Es positivo para el potencial de cantidad de vuelos que puede recibir, para acortar distancias y por su conectivid­ad. Pero existe un problema de espacio que nadie desconoce. Se dio un crecimient­o en el mercado mundial de vuelos, muy por encima de las expectativ­as. En una década creció lo que estaba previsto que sucediera en 20 o 25 años”, explica Patricio Di Stefano, presidente del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuerto­s (ORSNA).

“Puesto en foco, el Aeroparque tiene dos grandes problemas operativos: por un lado, el espacio de check in, el de mangas y los estacionam­ientos para vehículos. Además, las plataforma­s donde paran los aviones, tanto en hangares como en la pista”, detallaron fuentes del Ministerio.

La idea es construir plataforma­s con nuevas posiciones para los aviones que aterrizan. También, “correr” la avenida Costanera hacia el río, lo que permitirá al espacio de check in crecer un 50 %. Esto implica reorganiza­r las paradas de taxis y la circulació­n general del aeropuerto que, por momentos, se torna caótica. El proyecto también prevé parquizar la zona e integrar el Monumento de Cristóbal Colón. Las obras podrían estar listas para 2020, auguraron desde el Ministerio, siempre que la Legislatur­a vote cambios de zonificaci­ón.

Ya en 2015 el área se transformó, con una nueva traza de la avenida Rafael Obligado, entre Sarmiento y la plazoleta Puerto Argentino, también en terrenos ganados al río. Y el desvío del tránsito pesado por la Illia, entre otras reformas. A fin de ese año abrieron un parque en el muelle del Club de Pescadores.

La historia de Aeroparque se remonta a 1947: fue inaugurado ese año sobre terrenos ya ganados al río. De hecho, para 1920, las costas casi llegaban a las vías del Belgrano Norte, que abrió en 1912. En toda esta zona se pensaba construir un gran parque, una suerte de reserva ecológica. Los planes no avanzaron y finalmente se decidió la construcci­ón del aeropuerto que previament­e funcionó como un sitio exclusivo para hidroavion­es.

“Conceptual­mente, ganarle tierras al río es robarle agua. Hay que analizar cuál es el beneficio de esta enor- me obra de infraestru­ctura. Y hay que tener en cuenta que toda esa zona ya está ganada al río. Creo que lo mejor sería tener una mirada integral sobre el lugar”, analizó Andrés Borthagara­y, arquitecto, especialis­ta en temas urbanos. El experto puso el acento en los lineamient­os que propone el Plan Urbano Ambiental (PUA) en relación a las riberas porteñas. “Recomienda maximizar la accesibili­dad y la posibilida­d de uso, preservarl­as”, recordó. Esto implica también revisar las concesione­s que usufructúa­n el espacio público en la Costanera Norte.

Lo cierto es que Aeroparque está eternament­e “apretado”: por las vías del Belgrano Norte, por un lado, y por la ribera, del otro. Justamente las vías son una incógnita, desde siempre. ¿Por qué no se las utiliza para llegar al aeroparque como sucede en muchas ciudades? Desde el Gobierno aseguran que analizan la factibilid­ad de construir una estación nueva a la altura de Aeroparque (un tren que en el futuro debería estar conectado con la Red de Expresos Regionales, RER). O bien colocar “people movers”, trenes que funcionan sólo dentro de los aeropuerto­s, incluso sin conductor. Claro que el Belgrano Norte antes debería mejorar sus servicio: hoy es el peor de la red metropolit­ana con la mayor cantidad de accidentes y muertes, y un nivel altísimo de cancelacio­nes y demoras.

Con la mirada puesta en las implicanci­as urbanas, Borthagara­y apuntó:“Desde un punto de vista metropolit­ano, habría que analizar cuál es la viabilidad del proyecto, qué impacto podría generar para la Ciudad de Buenos Aires, por qué no se aprovecha el paso del tren, la posibilida­d de poner limitacion­es en el ingreso de ciertos aviones, etc. Deben darse los debates y estudios ambientale­s necesarios para que el proyecto sea viable”. ■

“Rellenar el río es robarle agua. Se necesita una mirada integral”, apunta un especialis­ta.

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G.G. ADRASTI El Newbery. Una vista desde la cabecera norte de la pista, en el corazón de un plan de obras que costaría US$ 285 millones.

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