Clarín

Messi: “Espero que el fútbol me pague lo que me debe”

Recogió el guante de una frase de Sampaoli y de esa forma ratificó su deseo de ganar el Mundial con Argentina.

- Maximilian­o Benozzi mbenozzi@clarin.com

“El fútbol le debe un Mundial a Messi”, abrió el juego Jorge Sampaoli. “Espero que el fútbol me pague lo que me debe”, recogió el guante el propio Lionel Messi. Lo hizo en una entrevista con el sitio de la FIFA. Se aproxima otro Mundial y el crack argentino siente que le falta algo para ser completo. Su deseo ya parece haberse convertido en una obsesión. Quiere quedar inmortaliz­ado con la copa del mundo entre sus manos. Aunque muchos crean que para ser dios aún le falta contar con ese trofeo, él ya está en el Olimpo del fútbol. Sería injusto no reconocerl­o. Pero a él, evidenteme­nte no le alcanza. Ahora, ¿cómo le fue a Messi en los tres Mundiales que disputó hasta ahora?

Messi debutó en los Mundiales con apenas 18 años (11 meses y 22 días). Le faltaba una semana para cumplir los 19 cuando ingresó en el segundo tiempo del segundo partido de la Selección dirigida por José Pekerman en la fase de grupos de Alemania 2006. Fue contra Serbia y Montenegro el 16 de junio de ese año en Gelsenkirc­hen. El encuentro estaba 3-0 . Leo entró, le dio la asistencia a Hernán Crespo en el cuarto gol y él marcó el sexto de la goleada de Argentina por 6 a 0. No recibió calificaci­ón de Clarín porque no llegó a disputar 20 minutos aunque “su actuación hubiese merecido un 10”, decían las crónicas de aquel entonces. Se convirtió en el jugador argentino más joven en hacer un gol en Mundiales.

Al encuentro siguiente, con el equipo albicelest­e ya clasificad­o, fue titular en el 0-0 contra Holanda y tuvo un partido aceptable. Recibió un 6 de Clarín. La misma calificaci­ón tuvo en los octavos de final ante México. Ingresó cuando faltaban seis minutos para que finalizara­n los 90 minutos y jugó todo el suplementa­rio. Fue tes- tigo privilegia­do del misil de Maxi Rodríguez para lograr la clasificac­ión.

Marchaba todo bien en ese Mundial pero el hechizo se rompió en cuartos de final contra Alemania. El encuentro culminó 1 a 1 y la Selección local triunfó en los penales. Messi miró todo desde el banco de suplentes. Pekerman no lo puso. Y la última imagen de Leo en su primer Mundial fue sentado en el banco, con las piernas abiertas y estiradas, con su cabeza gacha y la mirada llena de bronca.

A Sudáfrica 2010 Messi ya llegó como líder del equipo, más allá de que el liderazgo real estaba en el banco de suplentes, con Diego Armando Maradona como entrenador. La ilusión era que de la mano de ellos dos Argentina pudiera reencontra­rse con la gloria. Sin embargo, Alemania, con una goleada por 4-0 en cuartos de final, devolvió a la realidad a una Argentina que nunca encontró una línea de juego, más allá de haber pasado la primera fase con tres triunfos y de haberle ganado a México por 3 a 1 en octavos. Fue una Selección desequilib­rada. Messi arrancó con todo. Con un 10 frente a Nigeria, pero su rendimient­o fue de mayor a menor. Sus calificaci­ones fueron bajando en los siguientes partidos: Corea del Sur (7), Grecia (7), México (5) y Alemania (5). Su última imagen fue con la mirada al piso, intentando ser consolado por Maradona, Y fue el Mundial en el que Messi no convirtió goles.

A Brasil 2014 Messi llegó en un gran nivel y como líder absoluto del equipo argentino. Fue brillante su primera fase, en la que a Argentina, dirigida por Alejandro Sabella, los partidos se complicaro­n más de lo pensado. Pero ahí estuvo el rosarino para rescatarla. Hizo el segundo gol del 2-1 ante Bosnia en Río de Janeiro, en el debut; frotó su zurda para ganarle a Irán sobre la hora, 1-0, en Belo Horizonte; y ano- tó otros dos goles en el entretenid­o 32 contra Nigeria en Porto Alegre. No volvió a convertir, salvo en la serie por penales de la semifinal contra Holanda. En la segunda parte del Mundial, en los cruces mano a mano, su rendimient­o fue de mayor a menor y terminó con un promedio Clarín de 6,71. Sus notas fueron: Bosnia (7), Irán (7), Nigeria (9), Suiza (8), Bélgica (6), Holanda (5) y Alemania (5). En la final contra los alemanes no tuvo el rendimient­o que se esperaba de él. Contó con una buena chance al cruzar un zurdazo que se fue apenas desviado. Y en el final ejecutó un tiro libre que se fue lejos. Su última imagen fue con la mirada clavada en la Copa del Mundo cuando subía a recibir la medalla por el segundo puesto. Otra vez le era esquivo un Mundial. Recibió el Balón de Oro al mejor jugador del certamen. No alcanzaba.

En contrapart­ida a lo que le sucede con la Selección, aparecen los rutilantes números que tiene en el Barcelona, donde obtuvo 29 títulos (8 Ligas y 6 Supercopa de España, 5 Copas del Rey, 4 Champions League, 3 Mundiales de Clubes y 3 Supercopa de Europa). Es el jugador con más títulos en un club español y es el máximo goleador de la Liga de España, además de ser el que más goles hizo en la historia del Barcelona.

En la Selección se quedó tres veces (2007, 2015 y 2016) en la puerta de ganar una Copa América. Renunció pero volvió y le dio la clasificac­ión a Rusia con tres goles a Ecuador en la última fecha. Y allá va Leo hacia otro Mundial. Con el deseo de encontrar lo que él cree que el fútbol le debe. ■

Fue lindo haber llegado a la final del Mundial de Brasil pero amargo por cómo terminó. Esa herida va a quedar siempre”.

La Selección va a ser otra, va a crecer. Va a soltar toda esa tensión y ese miedo que tenía por el miedo a no conseguir el objetivo”.

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Messi, en sus tres Mundiales: en 2006 ni siquiera entró en los cuartos de final con Alemania; en 2010 no pudo convertir goles; y en 2014 lloró tras la final perdida.
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Sólo decepción.
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