Clarín

¿Cuál es el postre más pedido?

Tanto el flan como el volcán de chocolate están en el podio. Sólo uno lidera la taquilla. Te contamos cuál es.

- Gimena Pepe Arias gparias@clarin.com

Después de una rica cena el cuerpo pide, como diría la gran Celia Cruz, “azúcar”. “Azuquita”. Si estamos en un restaurant­e a veces no hay necesidad de mirar la oferta de la carta porque el nombre de aquel dulce, que de sólo pensarlo se nos llena de agua la boca y el corazón late de gozo, ya está decidido. ¡Es más! Lo sabemos desde antes de elegir la entrada. Es que hay clásicos que nunca fallan, aunque a veces los paladares se dividen en las preferenci­as. La “grieta” en versión dulcera. Flan vs. Volcán. Volcán vs. Flan. Si están en la carta lideran los pedidos y si no están los clientes lo reclaman. Tienen adeptos y hasta expertos catadores.

Los que se inclinan por el flan suele ser por el efecto emotivo que tiene el recuerdo del postre de la abuela en aquellos días lejanos de la infancia. En cambio, los fans del volcán se sumaron al postre de la ola de tibio chocolate hace unos años y, si bien no hay memoria emotiva, es un postre que supo ser top y aún mantiene su tono de vanguardia, gracias al agregado de nuevos ingredient­es que lo mantienen en el podio de los preferidos. No existe patrón de edad ni de género. Ambos gustan tanto a chicos como a grandes, hombres y mujeres. Pero eso sí: el que tiene en alto la bandera del flan no cede ante la dulzura golosa del chocolate y viceversa.

Fernanda Tabares, chef de “Raíces”, restaurant­e de comida casera de Saavedra, prepara para sus clientes ambos postres y cuenta que el flan, que está en la carta desde que abrieron, es uno de los más vendidos por varias razones: es uno de los postres más baratos de la carta, el más tradiciona­l y además, dato clave, está dentro de los menúes ejecutivos. Pero el volcán también lidera los pedidos, sobre todo los de la noche. Ese budincito marrón que al romperlo deja caer chocolate caliente ante la mirada celebrator­ia de los comensales ansiosos por incluir en la cuchara un poco de cada ingredient­e para dar ese gran bocado, lleno de texturas y temperatur­as diferentes. “Lo piden mucho como si fuera un postre que no se puede hacer en la casa… ¡pero es tan fácil como el flan!”, agrega Fernanda. Es más pesado que el tradiciona­l flancito, pero no tanto. Se suele acompañar con una bocha de helado que queda ge- nial con la torre calentita.

“Aunque ya sea medio tradiciona­l, porque los argentinos lo adoptamos rápido, es algo más sofisticad­o y que la gente no suele hacerlo en su casa. Al principio no lo tenía en la carta, surgió como un postre de fin de semana, pero el público lo pidió y ¡ahora no puedo sacarlo! Entonces le dimos una vuelta de tuerca a la receta tradiciona­l y ahora sale con avellanas y corazón de nutella (inigualabl­e crema de avellanas) y tiene muchísima aceptación.

¿Qué público lo pide? El goloso, los amantes del chocolate y los que no se estén cuidando”, comenta la chef y nos deja los secretitos para que siempre salga perfecto: lo más importante es enmantecar y enharinar súper bien el molde, cuando se agrega la ganache (mezcla de crema y chocolate) que ésta no toque los bordes, llenar con la mezcla 3/4 partes el molde y cuidar la temperatur­a y tiempos de cocción. Se puede conservar en la heladera hasta cinco días, incluso se puede congelar (en este caso cambia el tiempo de cocción).

“En cuanto al flan sucede algo gracioso. La gente relaciona los agujeritos a un producto bien casero, lo relacionan con la infancia como los que hacía mamá o la abuela… pero en realidad es porque hirvió el agua del ba- ño maría!”, concluye Tabares para desilusión de muchos nostálgico­s de un postre con memoria propia.

En el clásico restaurant­e “El imparcial”, en la esquina de Salta e Hipólito Yrigoyen, se resisten a incluir al postre de chocolate en su oferta. Sin embargo, hace 157 años que ofrecen flan. En todos estos años jamás han modificado su receta. Aseguran que sigue siendo la misma que aquel día de octubre de 1860, cuando abrió sus puertas. Héctor Salle, encargado de la producción diaria del postre histórico desde hace 35 años, cuenta que no cambian la receta porque es como una marca registrada del local. Los clientes ya conocen de memoria su sabor y van en busca de ello.

“Me parece bien que la gente modifique las recetas, le agreguen coco o dulce de leche, pero a mí me gusta el clásico. Algunos le agregan maicena para escatimar huevos, pero nosotros no”, cuenta Salle y revela los secretos para que el flan salga muy rico. La temperatur­a del horno es fundamenta­l, no debe pasar los 150°, lo ideal son 140°. La cocción siempre se realiza a baño maría (es decir, la flanera se coloca sobre una placa con agua a fuego lento). La mezcla no se bate, solo se une, para que no queden un montón de burbujas y por último, el caramelo. Unas gotitas de agua harán que sea más líquido, que corra más fácil por el molde y que al momento de desmoldarl­o el caramelo no se quede pegado y bañe al postre.

De acuerdo a los dichos de los chefs y a las personas consultada­s por Clarín la pulseada la gana el suave y bien querido flan. La infancia le ganó a la modernidad. De todos modos, los fanáticos de los postres aceptamos a todo lo que incluya azúcar y un poco de amor en la preparació­n. Modernos o clásicos, son todos bienvenido­s. ■

 ?? ARIEL GRINBERG ?? Dulcera. Fernanda Tabares presenta los dos postres más aclamados de la carta.
ARIEL GRINBERG Dulcera. Fernanda Tabares presenta los dos postres más aclamados de la carta.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina