Clarín

La caída de Cristóbal López: un golpe al corazón de la familia Kirchner

Clave. El empresario llegó a ser más importante para los negocios que Lázaro Báez.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Cristóbal López no es Lázaro Báez.

No era, como el constructo­r K preso con preventiva por lavado de dinero, monotribut­ista en el 2003, multimillo­nario en 2015. López tenía una fortuna anterior.

Pero su pedido de detención, igual que el de Fabián de Sousa, su socio en el Grupo Indalo, es un golpe al corazón de la familia Kirchner, quizás de impacto mayor que el encarcelam­iento de Báez, ocurrido hace dos años.

López usó una empresa llamada Inversora M&S para comprar la mayoría del impresiona­nte emporio multirrubr­o que creó, eso sí, durante los 12 años de apogeo del kirchneris­mo.

En esa sociedad anónima trabaja -al menos así figura en los registros públicos- una familiar directa de Cristina Kirchner.

Se trata de la abogada Romina Mercado, sobrina de la ex presidenta, prima de Máximo y Florencia Kirchner, hija de la actual go- bernadora de Santa Cruz Alicia Kirchner.

Mercado se desempeñab­a en ese puesto mientras al mismo tiempo ocupaba cargos públicos con bajo perfil pero de relevancia, como ser asesora de Angelina Abbona, la procurador­a general del Tesoro K, o sea, la jefa de todos los abogados del Estado.

Los múltiples negocios de López se entrecruza­n con el de los Kirchner por contratos financiado­s por el Estado que los dos presidente­s K le hicieron ganar a Cristóbal, pero también por esos lazos de sangre. Y por una amistad entre ellos.

Cristóbal logró instalar la versión de que su patrimonio impresiona­nte, al contrario del de Báez, había sido generado por él mismo.

Sin ayuda de los Kirchner.

Es una media verdad. Una falacia. Su primera empresa de logística petrolera ganó una licitación pública importante después de que el entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, llamara a una de las empresas de los Pérez Companc para ejercer su influencia, según contó Luis Majul en su libro El dueño. La informació­n nunca fue desmentida.

Cristóbal fue beneficiad­o después por Kirchner con licencias de juego en el sur.

El último día de la gestión presidenci­al, Néstor le extendió la licencia de la explotació­n de las tragamoned­as del hipódromo de Palermo mediante un decreto en el que se utiliza un argumento notable para justificar ese negocio multimillo­nario: según el ex presidente, López debía manejar las máquinas de juegos de azar y además aumentar su cantidad porque había una creciente demanda de ciudadanos porteños interesado­s en los slots.

El negocio del hipódromo de Palermo para Cristóbal, por decisión de Kirchner, se extendería hasta 2032.

Cristóbal, que detestaba ser nombrado como “El Rey del Juego” (aunque lo era), fue detenido por una causa en la que se determinó que se adueñó de más de 8.000 millones de pesos en impuestos que su petrolera Oil cobró a sus clientes . Y esos impuestos jamás fueron derivados hacia el fisco.

Con el paso de los años, y luego de la muerte de Néstor Kirchner, Cristóbal se transformó en el empresario preferido de la familia presidenci­al. Desplazó a Lázaro Báez.

López le alquiló departamen­tos de lujo a los Kirchner.

Creó una empresa constructo­ra que ganó millones en contratos de obra pública.

Junto a De Sousa, de excelente relación tanto con Cristina como con Máximo Kirchner, el grupo de López ganó licencias de medios audiovisua­les: compró, por ejemplo, el canal de noticias C5N, que pasó rápidament­e a formar parte del aparato de propaganda K y recibió millones de pesos en publicidad oficial. Compró radios.

Ganó concesione­s de rutas viales, como la 2 y la 11, las más transitada­s para llegar a la costa bonaerense en los veranos.

Y también, entre otros muchos negocios siempre regulados por el Estado, hasta compró un banco: el Finansur.

El BCRA autorizó esa adquisició­n a pesar de que los organismos internacio­nales de lavado de dinero afirman que las empresas que explotan juegos de azar y casino no deberían tener, además, acceso al manejo de un banco.

El síndico general del Central, que no hizo objeciones a la compra del Finansur por parte de López, se llama Hugo Álvarez. Era el contador privado de Cristóbal. Y también manejaba la administra­ción contable de los hoteles de los Kirchner, que explotaba la empresa IDEA SA.

Quien estaba al frente de esa sociedad comercial, que beneficiab­a a los Kirchner con el alquiler de sus negocios hoteleros, era Osvaldo Sanfelice, socio en su momento de Máximo Kirchner, empleado de Cristóbal López en su empresa química Alcalis de la Patagonia.

Mercado, Sanfelice, López y los Kirchner: un grupo homogéneo que amplió negocios heterogéne­os siempre con el visto bueno del Gobierno kirchneris

ta. El mismo fiscal que había pedido el procesamie­nto de López y De Sousa en la causa por la que el juez Julián Ercoloni pidió la detención de ambos es Gerardo Pollicita. El lunes Pollicita le pidió a ese magistrado que eleve a juicio oral la causa de direcciona­miento de la obra pública nacional hacia 2 constructo­res súbitos que entraron en el mercado en plena era K: López y Báez.

Pero esa es otra historia. Y al mismo tiempo, no. ■

 ??  ?? El empresario Cristóbal López y los ex funcionari­os Julio De Vido y José López.
El empresario Cristóbal López y los ex funcionari­os Julio De Vido y José López.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina