Clarín

Macri se enojó con cuatro gobernador­es por su rol en la ley de reforma jubilatori­a

En privado, cuestiona a Uñac, Zamora, Casas y Lifschitz. Con otros, en cambio, acercó posiciones.

- Ignacio Ortelli iortelli@clarin.com

Si el vínculo del Gobierno y las provincias se midiera con un ránking, como en el circuito de tenis, se podría decir que tras la reforma previsiona­l habría cambios en el top ten. Es que el debate del proyecto sacudió fuerte la relación entre Mauricio Macri y los gobernador­es. En algunos casos, potenció la buena sintonía o acercó posiciones; mientras que, en otros, dejó una sorpresiva fisura en un vínculo aceitado, al menos según la vi- sión de la Casa Rosada, tal como adelantó ayer Clarín.

Aunque en Balcarce 50 intentan desdramati­zar y aseguran que “no va a haber ruptura con los (gobernador­es) que jugaron mal”, por las leyes en las que el Gobierno necesita avanzar, hay cuatro que quedaron en la mira y se ganaron el enojo de Mauricio Macri tras la votación de Diputados en la que se sancionó el cambio en la fórmula que fija la movilidad jubilatori­a: Sergio Uñac (San Juan), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Sergio Casas (La Rioja) y Miguel Lifschitz (Santa Fe).

Los dos primeros eran, hasta hace unos días, los favoritos del macrismo. Uñac porque, según la mirada oficialist­a, representa­ba la contracara de su antecesor, el presidente del PJ José Luis Gioja. Desde diciembre de 2015 se transformó en un aliado clave en las leyes más importante­s. Y en los últimos meses, a partir de la derrota electoral del salteño Juan Manuel Urtubey, había comenzado a ser visto por un sector del Gobierno como el hombre ideal para liderar la renovación el peronismo.

“Hay mucho enojo con él: había garantizad­o el quórum y que el diputa- do que más le responde acompañe y no cumplió con ninguna de las dos cosas”, se quejaron en el Gobierno. Mientras para el Presidente su actitud fue toda una sorpresa, hay quienes ven más allá que una disconform­idad con el proyecto: advierten que Uñac presiona -hasta el momento sin éxito- para lograr que su hermano Rubén, flamante senador nacional, sea bendecido para presidir la estratégic­a Comisión de Acuerdos; y, por otro lado, para ubicar a la saliente senadora Marina Riofrío como directora en el Banco Central.

El de Gerardo Zamora es otro caso particular. No sólo porque, como senador, votó a favor; y el lunes, su mujer, la diputada Claudia Ledesma se sumó al rechazo al proyecto; sino porque traccionó sólo uno de los seis posibles votos con los que cuenta en la Cámara baja. Para un hombre que conduce la política de su provincia con una incomparab­le eficacia se trata de un episodio difícil de explicar. “Sorprende porque con el paquete de leyes se resuelve el problema de las provincias que no transfirie­ron sus cajas previsiona­les. Y La Pampa es una de ellas”, argumentan. Verna, como Lifschitz, ha sido de los mandatario­s más críticos de las medidas macristas.

Con el riojano Casas, el fastidio radicó en que había prometido que sus diputados acompañara­n con el quórum y que uno votara a favor. Casas incluso se sumó a la cumbre de gobernador­es en Diputados antes de que arrancara la sesión pero luego esquivó sumarse a la foto. Pero en el recinto, finalmente, no se plasmó su compromiso. Y más: su jefe político -antecesor y actual diputado- Luis Beder Herrera lanzó muy duras críticas en sus redes sociales: dijo que la ley era “tan perversa y dañina que mues- tra el verdadero rostro del Presidente”.

Una situación similar es la de Lifschitz. El santafesin­o, uno de los que se mantuvo más equidistan­tes hasta en la luna de miel del inicio de su gestión, fue invitado especial de Macri a su viaje a Nueva York. Creían que podían ablandarlo. Pero su diputado, Luis Contigiani, no aportó ni siquiera para el quórum y pronunció un discurso muy duro. “Parecía un K más”, apuntaron cerca de Macri.

A la lista de los que jugaron mal en el Gobierno agregan al pampeano Carlos Verna, que aportó en el Senado a través del voto de Daniel Lovera, pero que en Diputados no colaboró.

En contrapart­ida, Macri se hizo tiempo para llamar a algunos de los que “jugaron bien”: el misionero Hugo Passalacqu­a, el cordobés Juan Schiaretti, el entrerrian­o Gustavo Bordet y la catamarque­ña Lucía Corpacci recibieron un mensaje de Whatsapp suyo.

Del resto de los mandatario­s, como el salteño Juan Manuel Urtubey y el tucumano Juan Manzur, se encargaron el ministro del Interior Rogelio Frigerio y el jefe de Gabinete Marcos Peña. Más allá del enojo, en la Rosada vieron como un gesto positivo lo que sucedió durante el debate por la reforma tributaria, donde no hubo casi bajas del bloque que responde a los gobernador­es. “Capitularo­n y apoyaron todos. Eso no es menor”, conceden. Esas discusione­s, se prevé, se darán en febrero, en la convocator­ia que hará Macri para extraordin­arias. ■

Aunque el enojo existe, en la Rosada dice que “no habrá ruptura con los que jugaron mal”.

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