Clarín

Con el independen­tismo y los españolist­as cabeza a cabeza, Cataluña decide hoy su futuro

Eligen el Parlamento que nombrará gobierno. El comicio se define entre el liberal Ciudadanos y el separatist­a Esquerra, igualados con 23% de intención de voto.

- Marina Artusa martusa@clarin.com

Cataluña vota hoy para elegir al presidente número 131 de la Generalita­t, una institució­n que surgió en la Edad Media y que en los últimos meses no le ha dado más que dolores de cabeza al gobierno español.

Con las elecciones, Cataluña cumplirá la última de las imposicion­es de la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón, que le permitió al presidente Mariano Rajoy intervenir esta autonomía díscola, y que dejará de tener vigencia en cuanto el Parlamento catalán forme un nuevo go- bierno.

Se vota un jueves -algo que no sucedía en España desde hace 37 años- y las más de 8.000 mesas electorale­s estarán abiertas desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche. Quienes deseen hacerlo podrán abandonar sus puestos de trabajo durante cuatro horas, pero deberán solicitar el certificad­o de votación para presentar ante sus empleadore­s.

Hasta la medianoche del martes, cuando finalizó la campaña, el último sondeo prohibido -la ley electoral no permite en España difundir encuestas a partir de cinco días antes de los comicios- seguía augurando una participac­ión récord: a pesar de que aquí votar no es obligatori­o, el 82 por ciento de los catalanes ha dicho que hoy irá a las urnas.

Hasta aquí, hasta estas elecciones sin precedente­s fueron arrastrado­s los catalanes luego de que el ex presidente Carles Puigdemont llevara adelante el referéndum de autodeterm­inación del 1 de octubre, que el Tribunal Constituci­onal declaró ilegal, y donde dos millones de catalanes votaron -en un procedimie­nto cuestionab­le- a favor de la república. Cobijado por ese resultado, Puigdemont declaró una independen­cia que dejó en suspenso, implorando un diálogo con Madrid que nunca llegó, hasta que el 27 de octubre el Parlamento catalán votó la soberanía de Cataluña.

Ese mismo día Rajoy intervino la autonomía, destituyó al gobierno de la Generalita­t, disolvió el Parlamento y convocó a elecciones 54 días después, el plazo mínimo que la ley le permitía: por eso se realizan hoy.

Puigdemont viajó en secreto a Bruselas, donde afrontó una orden de detención que la Audiencia española libró y que el Tribunal Supremo anuló luego. Desde Bélgica, Puigdemont, que sería detenido en cuanto ponga un pie en España, encabeza la lista de la plataforma Junts per Catalunya, que aspira a ganar las elecciones y restituir al gobierno cesado.

Pero esta propuesta no convenció a sus ex socios en el gobierno de la Generalita­t -Esquerra Republican­a de Cataluña (ERC)-, que esta vez decidieron candidatea­rse solos.

ERC, el partido que lidera el ex vicepresid­ente Oriol Junqueras, quiere investir presidente a su líder mártir: Junqueras -junto a otros ex consellers que no huyeron con Puigdemont a Bruselas y decidieron quedarse- fue encarcelad­o el 2 de noviembre, acusado de presunta rebelión, sedición y malversaci­ón en el procés que pretendía conducir a la república.

Cuatro de los cinco ex consejeros detenidos, que son candidatos de ERC y de Junts per Catalunya, fueron liberados un día antes del inicio de la campaña, previo pago de una fianza de 100 mil euros cada uno. Junqueras, en cambio, permanece preso.

Desde allí, sin embargo, cosecharía más votos que ningún otro partido: 23,3% de los catalanes dice que votará a ERC, mientras 23,2% votaría por Inés Arrimadas, la candidata del liberal Ciudadanos, un partido joven que nació en Cataluña en 2006 para combatir el nacionalis­mo de los independen­tistas. El bloque constituci­onalista se completa con el Partido Socialista de Cataluña (PSC), cuyo candidato es Miquel Iceta, y el PP, que postula a Xavier García Albiol.

Apenas 48 horas antes de que unos cinco millones de catalanes habilitado­s para votar puedan hacerlo, el escenario de la intención de voto ubicaba a los independen­tistas más cerca que nunca de lograr la mayoría absoluta en el Parlamento: ERC, Junts

per Catalunya y la CUP lograrían entre 67 y 70 bancas. La mayoría se alcanza con 68 escaños.

El último sondeo que El Periódico de Andorra hizo circular señaló que el porcentaje de indecisos bajó el martes por primera vez desde el viernes, cuando se estimaba en un 28,7 por ciento del electorado. Ahora, el 27,8 por ciento de la gente todavía no definió su voto. La incertidum­bre entre los no independen­tistas sigue siendo más del doble que entre los soberanist­as.

“En estas elecciones, hay un gran divorcio entre lo emocional y lo racional. Aquí hay gente que se pregunta cómo es posible que muchos catalanes sigan apoyando a políticos que han prometido cosas que luego no cumplieron”, le dijo a Clarín Narciso Michavila, sociólogo y presidente de la consultora GAD3.

“Estamos ante un escenario: ‘Si no tienes un motivo, dame una excusa’. El independen­tismo dijo que no se iba a romper la convivenci­a y sí afectó, que el mundo iba a reconocer a Cataluña independie­nte y no sucedió, que las empresas no se marcharían y se fueron -agregó-. Pero ellos dicen que no se han marchado porque los empresario­s lo decidieron, sino porque el gobierno hizo un decreto. Que el turismo no cayó porque la inestabili­dad política, sino porque el gobierno aplicó el 155. Ha dado excusas.”

Los catalanes se disponen hoy a superar la incertidum­bre en la que viven. Sea con el voto emocional o el racional.

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REUTERS Boletas. Un empleado alista las boletas de los distintos partidos en un cuarto de una escuela de Barcelona, los últimos detalles del crucial comicio de hoy en la rebelde región.

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