Intentó defender a un empleado de su almacén y lo asesinaron de un tiro
Fue durante un robo a su local. Investigan si un entregador pasó datos falsos a los ladrones.
Hacía 30 años que los vecinos de González Catán conocían a Miguel Pablo Herlan (72). Su almacén de la calle Bariloche 4048 cerrado y un cartel en la persiana baja terminaron de confirmar la noticia que impactó a todos: el sábado a la noche quisieron asaltarlo en su casa y lo mataron de un balazo. Ayer, el reclamo de justicia se extendió en todo el barrio.
El hombre de 72 años había heredado el comercio que solía ser de sus padres. Separado y padre de cinco hijos, vivió en Neuquén y ahora pasaba sus días atendiendo el almacén.
El único testigo del hecho, un empleado que trabajaba con él hace algunos meses, contó que poco después de las 23.30 del sábado, dos hombres encapuchados irrumpieron en el negocio pidiendo dinero. Estaban armados y “con las caras tapadas con pasamontañas”, según relató.
“Dónde está el viejo?, llamalo o te matamos. Danos la plata y llamá al viejo”, habrían dicho los asaltantes mientras encañonaban el empleado, pidiendo por “la otra plata”.
Miguel vivía en la parte posterior del negocio y, al momento del robo, estaba en su casa bañándose mientras su ayudante cerraba el local. “Aparentemente entraron por la puerta del costado, aunque no parece que la hayan forzado mucho. El muchacho le gritó a mi papá que estaban entrando, mi papá salió y forcejeó con uno de los delincuentes”, contó Rosana Helan, que viajó desde Neuquén para despedir a su padre.
Los ladrones no revolvieron la casa y -creen- no llegaron a robarse más que el dinero que había en la caja registradora.
El empleado declaró dos veces ante Jorge Yametti, de la fiscalía especializada en homicidios de La Matanza. Aunque aún no descartan ninguna hipótesis, no encontraron elementos para sospechar de la versión del testigo.
Según esa misma reconstrucción, luego de dispararle los asaltantes encerraron a Miguel en el baño junto a su empleado y huyeron. Cuando pudieron salir de allí, llamaron a la Policía y trasladaron a la víctima al Hospital Simplemente Evita, donde murió poco después de las 2.30 de la madrugada del domingo.
“Le dispararon a sangre fría, no le permitieron defenderse. No sé qué buscaban porque en realidad no había mucho dinero”, dijo Rosana a TN. Y detalló: “Mi papá vivía de una pensión y del negocio, no trabajaba para hacerse rico. El único gusto que podía darse era viajar para venir a visitarnos a nosotros o a otros familiares que tiene en Salta. Yo le venía diciendo que no se exponga y que se vuelva a Neuquén a estar con los hijos y los nietos. No quería, decía que a él nunca le había pasado nada hasta que le pasó”.
Fuentes policiales confiaron a Clarín que hasta ayer no habían identificado a los responsables, aunque esperaban el resultado de allanamientos para intentar dar con los responsables del crimen.
La indignación por el asesinato se extendió en el barrio. “Justicia por Miguel, era una gran persona y vecino. Que descanse en paz”, decía ayer un cartel pegado en el almacén. ■