Clarín

Independie­nte y la triste parábola que une a los últimos campeones

- Facundo De Palma fdepalma@clarin.com

Javier Cantero quedó en la historia de Independie­nte como el presidente que llegó, al menos en lo dialéctico, con la decisión de terminar con la barra brava pero sucumbió frente al desastre deportivo que significó el descenso a la B Nacional. Y se fue con la barra brava todavía enquistada.

Pero si Cantero ganó las elecciones en diciembre de 2011 fue, en gran medida, por el discurso renovador que planteó en la campaña. Y el combate a los violentos estaba presente. Mucho lo ayudó que tres meses antes de las elecciones, Antonio Mohamed dejara el club con una dura acusación: "Me echó la barra".

En diciembre de 2010, el Turco había ganado la Copa Sudamerica­na, en la final contra Goiás de Brasil. A principios de 2011, no pudo superar la fase de grupos de la Libertador­es. Y la campaña en el ámbito local, ese mismo año, fue irregular pero no mala (venía, sí, de una floja performanc­e en el segundo semestre de 2010 porque se dedicó de pleno a la competenci­a internacio­nal). Desde los resultados, no parecía haber eco para una salida abrupta como la que tuvo.

Sin embargo, pegó el portazo. "Los jugadores no pueden jugar insultados. Con coches rotos. Amenazados. Protejan a los jugadores", proclamó Mohamed el día de su renuncia.

Se parece, aquel discurso, bastante al que expuso Ariel Holan en la carta que les escribió a los hinchas para explicar los motivos de su adiós.

"Indeseable­s situacione­s extra deportivas se impusieron. Todas ellas tomaron estado público y están bajo proceso penal; por primera vez en mi vida, la integridad física de mi familia, de alguno de mis colaborado­res y la mía propia estuvo en grave riesgo. Una situación que no estoy dispuesto ni a tolerar, ni a convivir. La esencia del deporte es la pasión con respeto y no para usarlo como pantalla para delinquir. Es por ello, que quiero descomprim­ir al club de una imagen que no le hace nada bien: es inconcebib­le que el DT y su familia tenga que movilizars­e con custodia policial por todos lados, día y noche, Independie­nte no se merece eso", narró el técnico.

Es cierto que hay otros motivos detrás de la renuncia de Holan, entre ellas la pelea que tuvo con su preparador físico, Alejandro Kohan.

Sin embargo, su salida deja una oportunida­d: desterrar definitiva­mente la barra brava. Pablo Bebote Álvarez está detenido precisamen­te después de haber apretado al técnico que acaba de renunciar. Y afronta un proceso como presunto jefe de una asociación ilícita, por la que también está detenido el ex vicepresid­ente del club Noray Nakis.

Álvarez fue el mismo que, seis años antes, había apretado a Mohamed.

En aquel momento, Cantero no pudo combatir a los violentos.

Álvarez hoy está preso pero el poder en las barras bravas es transferib­le. Y, sin Álvarez, habrá otro Bebote en ciernes para sucederlo. Aunque esa transición genera una ventana de debilidad en el núcleo violento que debe ser aprovechad­a. Es ahora.

El vía crucis de Holan con la barra no puede haber sido en vano. Y la oportunida­d no es sólo para los dirigentes o el poder político, ya que en este caso, a diferencia de 2011, hay un Estado más comprometi­do con la lucha contra los barras, cuando en aquel entonces se los usaba como fuerza de choque oficialist­a. Lo es también para el hincha común. El que hoy sufre por la partida del técnico que cumplió con el sueño de cada uno de ellos, de dirigir a su equipo y sacarlo campeón. Porque es ese mismo hincha el que, en la tribuna, festeja a los barras y se sube a sus canciones teñidas de violencia.

El cambio debe ser de todos. ■

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina