Clarín

Papá Noel La profesión de dar felicidad

Los abuelos que trabajan en cada Navidad.

- Gonzalo Herman gherman@clarin.com

Hasta Willy Wonka le tendría envidia a Carlos Giaché. No tendrá la fábrica de chocolate ni a los insoportab­les umpa lumpas. Pero tiene algo mucho más interesant­e: un lugar donde entrena y educa a Papás Noel. “Soy un vendedor de ilusiones”, dice mientras explica que su compañía trabaja con el 90% de los shopping del país. Es decir, es el principal proveedor de Papás Noel de carne y hueso que por estos días se pueden ver en los principale­s shoppings del país.

En un lugar no tan recóndito de Parque Patricios, mucho más cerca que el Polo Norte, menos nevado y sobre todo más caluroso, Carlos contro- la la logística de su ejército de barbudos canosos, que trabajan en una treintena de centros comerciale­s. “De Ushuaia a Salta. Tenemos más de 40 actores disfrazado­s de Papá Noel. Llegamos a tener más de cien. Hay duendes y hadas también. Somos más de 300 personas trabajando a tiempo completo desde el 4 hasta el 24 de diciembre, todos los años”, cuenta increíblem­ente entusiasma­do Carlos. A su manera, es un fabricante de ilusiones, el responsabl­e de que esos abuelos puedan alimentar la fantasía de los miles de chicos que enfrentará­n durante la “temporada alta” de trabajo.

Están en todos lados, como Droopy. Unicenter, Alto Avellaneda, Abasto, Alto Palermo, Dot, Palmas de Pilar, Portal de Escobar, Galerías Pacíficos. Reciben a más de 80.000 niños en el mes. Y trabajan doce horas, de 10 a 22, casi como si tuvieran la energía de un jóven. “Los Papá Noel son los Rolling Stone de diciembre”, asegura Giaché.

Hace más de 30 años que está en esto. Empezó en los 80 en un Shopping Sur de Avellaneda. “El primero del país”, recuerda. Y desde entonces no paró. En el medio tuvo familia, ocho infartos, cáncer y varias operacione­s. Hoy sufre de insuficien­cia renal. “En un momento tuve que parar para cuidar mi salud. Era demasiado”, agrega Giaché, quien se describe como una apasionado de lo que hace y asegura que su empresa es “una de las más grande del país que se dedica a esto”.

Al año recibe miles de pedidos de empresas, asociacion­es y familias. En ocasiones va a domicilio, la noche del 24. “Es fascinante ver la carita de los chicos en ese momento cuando ven a Papá Noel en la puerta de su casa. La ilusión de los chicos es lo más importante para nosotros”, apunta este hombre de 60 años que dice tener la mejor carcajada de Papá Noel del país. “Nadie me gana”.

Al principio, cuando empezó, Carlos salía personalme­nte a buscar actores. “Los encontraba en una plaza, en el café, en cualquier lado. Ahora vienen ellos. Recibimos en la oficina unos 15 aspirantes por año”, dice. Allí les hace un casting, donde el aspecto, curiosamen­te, no es lo más importante. “Tienen que tener ternura en la mirada”, cuenta. Luego de una primera entrevista, que funciona como filtro, los intérprete­s hacen un curso de capacitaci­ón. “Ellos deben creer en la Navidad, en la fantasía, entrar en el personaje, practicar la carcajada y saber cómo manejar situacione­s difíciles”, explica Giaché.

Los intérprete­s tienen entre 50 y 70 años. Portan panza y lucen la clásica barba y pelo blanco. “Hace diez años que me dedico a esto. Al principio, entré por la guita. Pero después me di cuenta que es un trabajo espectacul­ar. Me genera una energía absoluta. A mi me emociona mucho ver la carita de los chicos cuando me ven”, dice Ricardo Castro, 60 años, actor y ceramista, que todos los 24 va a una fundación de Boulogne, donde dan de comer a los chicos, a repartir regalos disfrazado del famosos barbudo del polo norte.

Hacer de Papá Noel conlleva algunos compromiso­s, que a veces pueden resultar algo incómodos. “Estoy todo el año con barba y pelo largo. Nunca en mi vida usé el pelo tan largo. Con este calor transpiro como loco. Lo tengo que llevar todo el tiempo atado”, cuenta Oscar Alfredo Grimaldi, de 65 años, que en realidad se

Tienen que tener ternura en la mirada. Ellos deben creer en la Navidad, en la fantasía, entrar en el personaje, practicar la carcajada y saber cómo manejar situacione­s difíciles” Carlos Giaché

Fundador de la agencia de Papás Noel Giaché Produccion­es

“Hace diez años que me dedico a esto. Al principio, entré por la guita. Pero después me di cuenta que es un trabajo espectacul­ar. Me genera una energía absoluta” Ricardo Castro

60 años

Yo estoy en shopping. Ahí somos dos Papás Noel, laburando el día completo. Laburamos seis horas cada uno y tenemos cuatro de descanso. Al final del día terminamos muertos pero muy felices” Jorge Carlos Da Luz

68 años

Estoy todo el año tratando de mantener el pelo lago y la barba. Nunca en mi vida usé el pelo tan largo, ni cuando era jóven. Con este calor transpiro como loco. Lo tengo que llevar todo el tiempo atado” Oscar Grimaldi

65 años

dedica el resto del año a la plomería y la cerámica.

La panza, casi una condición fundamenta­l para dedicarse a esto, a veces puede traer problemas. “Yo tengo que cuidarme con las comidas. El año que viene voy a tener que hacer una dieta porque tengo problemas en las rodillas. Me duelen. Si no me cuido me empieza a agarrar de todo. Hay que cuidarse”, reflexiona riendo Oscar.

El laburo también es intenso. Durante todo el día tienen que estar sentados, sonreir, estar atentos y recibir a cientos de chicos que quieren sacarse fotos con ellos. “Yo estoy en Alto Avellaneda. Ahí somos dos Papá Noel, laburando el día completo. Laburamos seis horas cada uno y tenemos cuatro de descanso. Al final del día terminamos muertos pero muy felices”, aporta Jorge Carlos Da Luz, de 68 años, jubilado, ex empleado en el sector de Gastronomí­a, y sin hijos.

¿Pero cómo pasan ellos la navidad? “La paso con mi familia, hago de Papá Noel para mis nietos y después salgo a recorrer el barrio disfrazado para saludar a los chicos, es una alegía que no me quita nadie ”, agrega Jorge.

Son los hombres del “ejército” de paz de Giaché, un tipo que parece dichoso y que siente que la pegó. Ya no cree en Papás Noel, pero cuando el cronista de Clarín le pregunta qué le pediría de a ese abuelo de barba blanca y traje rojo para esta Fiestas, contesta sin vacilar, como si exisiteran de verdad: “Paz, porque vivimos en una sociedad muy violento”.

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Días de regalos. Vestidos para emocionar a los chicos
 ??  ?? En el vestuario. Tres Papás Noel en pleno preparativ­o, antes de salir a trabajar en los shoppings de la Ciudad de Buenos Aires.
En el vestuario. Tres Papás Noel en pleno preparativ­o, antes de salir a trabajar en los shoppings de la Ciudad de Buenos Aires.
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Preparativ­os. Los abuelos en la agencia para la que trabajan.
 ??  ?? A la calle. Los Papás Noel listos para salir a repartir ilusiones.
A la calle. Los Papás Noel listos para salir a repartir ilusiones.

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