Clarín

Triunfalis­ta tras evitar la destitució­n, Kuczynski llama a la “reconcilia­ción”

La iniciativa de la oposición fracasó por sólo ocho votos. Crisis y división dentro del fujimorism­o.

- LIMA. AP, EFE, DPA Y AFP

Al día siguiente de la estratégic­a victoria en el Congreso, donde gracias al apoyo de un sector de la izquierda logró eludir la destitució­n, el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski salió a pedir la “reconcilia­ción” a los divididos partidos políticos para poder reconstrui­r el país.

“Empieza un nuevo capítulo en nuestra historia: reconcilia­ción y reconstruc­ción. Una sola fuerza, un solo Perú”, escribió Kuczynski en Twitter, mientras estallaba la crisis interna en Fuerza Popular, el partido fujimorist­a que había impulsado su destitució­n.

El fallido intento de sacar a Kuczynski del poder mostró una importante fisura en el partido opositor, que domina el Parlamento peruano, pero también dejó débil al mandatario acusado de ocultar su vínculo con el gigante brasileño Odebrecht.

Tras una sesión de más de 13 horas, la moción con el pedido de vacancia (destitució­n) solo obtuvo 79 votos a favor, cuando la ley peruana indica que necesitaba del apoyo mínimo de 87 de los 130 legislador­es. Se contaron, además, 19 votos en contra y 21 abstencion­es, por lo que el pedido fue archivado y Kuczynski seguirá al frente de la Presidenci­a.

En la decisión final desempeñar­on un papel decisivo los legislador­es del bloque de izquierda Nuevo Perú, que se retiraron en bloque antes de la votación y exhibieron carteles que decían “Ni golpismo ni lobbismo”.

Sin embargo, también se produjo la sorpresiva abstención de 10 legislador­es de Fuerza Popular, que había anunciado una posición en bloque a favor de la destitució­n de Kuczynski. Entre los legislador­es de Fuerza Popular que se abstuviero­n estuvo Kenji Fujimori, hermano de la ex candidata presidenci­al y líder del partido, Keiko Fujimori.

El presidente era acusado por sus opositores de “incapacida­d moral permanente” derivada de su supuesta conducta reiterativ­a de negar nexos contractua­les con Odebrecht, implicada en maniobras corruptas en una docena de países.

Antes de la votación, Kuczynski asistió al Congreso junto a su abogado para defenderse. Allí insistió en que el proceso era “un golpe de Estado” impulsado por Fuerza Popular. El jefe de Estado reconoció que su consultora Westfield Capital prestó servicios a Odebrecht, pero argumentó que eso ocurrió cuando él estaba apartado de la empresa en la primera mitad de la década pasada, por lo que tan sólo ahora supo esa relación.

La votación evidenció las disputas entre Keiko y Kenji, la primogénit­a y el hijo menor del encarcelad­o ex mandatario Alberto Fujimori destituido en el año 2000 luego de huir a Japón, acosado por los escándalos de corrupción de su mandato.

Mientras Keiko, de 42 años, intenta construir un partido político conservado­r a partir de la herencia política de su padre, Kenji (37) afirma que su prioridad es sacar de prisión a su progenitor, condenado a 25 años de cárcel por asesinato y corrupción.

Desde que perdió las elecciones presidenci­ales en 2016, Keiko mantiene amargas relaciones con el gobierno. Kenji, en cambio, es cordial con Kuczynski y critica con frecuencia a su bancada, por lo cual ha sido amenazado con la expulsión. Algunos sectores sostienen que Kenji está negociando con el gobierno del empresario una vía de indulto para su padre. En el gobierno lo niegan.

Los parlamenta­rios de Fuerza Popular se reunieron con Keiko para analizar la crisis. Muy duro, el legislador Héctor Becerril, que actúa como vocero, tildó de “tridores” a los diez votantes díscolos y dijo que deben renunciar. “Lo mínimo que tienen que hacer es presentar su carta de renuncia. No sólo traicionar­on al partido, sino también al país”, afirmó.

El gobierno considera que la bocanada de oxígeno que Kuczynski recibió en el Parlamento podría ayudarlo a remontar su bajo nivel de popularida­d, que según una reciente encuesta nacional de la firma Ipsos sólo llega al 18%.

Pero los analistas creen que en realidad el mandatario resultó debilitado tras el proceso. Eduardo Dargent, profesor de Ciencias Políticas de la Universida­d Católica, sostuvo que si Kuczynski indulta a Alberto Fujimori, como trascendió que podría suceder, insultaría de forma “grave a su base de votantes” que apostaron por él. ■

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DPA Banderas. El presidente Pedro Pablo Kuczynski saluda a sus seguidores luego de la sesión en el Parlamento, en Lima, de la que salió airoso.

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