Clarín

Miguel Barzola: “Desde que llegué a España supe que no quería volver, porque acá estoy mucho mejor que allá”

Compartía la pasión por correr y el oficio de albañil cuando hace 13 años viajó a Alicante para cambiar de vida. Allí potenció su capacidad atlética, se hizo profesiona­l y terminó siendo maratonist­a olímpico en Londres 2012.

- Juan Cruz Fagan jcfagan@clarin.com

Dos horas, diecisiete minutos y cincuenta y cuatro segundos. En ese lapso de tiempo se puede ver un partido y medio de fútbol o viajar desde el Congreso Nacional a Dolores. Pero a Miguel Barzola, en Londres 2012, esos casi 140 minutos le valieron convertirs­e en el atleta argentino con la mejor marca histórica en el maratón olímpico, su actuación más memorable . Nacido hace 35 años en Bragado, a 200 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, pero con su vida profesiona­l encaminada en la ciudad española de Alicante, Barzola le contó a Clarín esa historia, su historia de vida.

Albañil de profesión, Barzola compitió durante algunos años en la Argentina hasta que decidió emigrar al Viejo Continente, donde los atletas reciben un mayor apoyo económico y pueden vivir del deporte. “Llegué hace 13 años. Nos fuimos en 2004 porque con mis amigos estábamos flojos de trabajo, teníamos que hacer algo y tuvimos que generar un cambio. Trabajé desde los 13 en la construcci­ón y apenas tenía una Zanella 50; bueno, un amigo y solamente tenía una bicicleta playera, je”.

A pesar de haberse instalado en Europa y haber mejorado su calidad de vida tanto en lo personal como en lo deportivo, Barzola culminó su carrera como albañil de tiempo com-

pleto apenas hace un tiempo, aunque en algunas oportunida­des debe volver a su antiguo oficio. “En España trabajé como albañil hasta hace 5 años y cada tanto lo hago, porque el atletismo no te da mucho en realidad -confiesa-. Como me dediqué un año entero a correr, sólo lo hago por necesidad”. -¿Qué diferencia­s hay entre ser atleta en la Argentina y en España?

-No hay punto de comparació­n. En Bragado solamente había una pista de tierra. Acá es totalmente diferente. En Alicante hay tres pistas de tartán en 15 kilómetros de distancia. En Buenos Aires tenés la del CeNARD y para encontrar otra hay que irse a Mar del Plata. O sea que tenía que viajar 300 kilómetros para entrenarme en una. Acá, en un radio de 20 kilómetros, tengo más de cinco pistas. Y con la licencia federativa accedo a cualquiera de ellas.

Para él lo más importante es el valor del dinero y el estilo de vida que puede llevar en Europa. “El alquiler y la comida son accesibles y así te mantenés en un buen nivel -cuenta-. Si sos parte de un club, te garantizás que te costeen los viajes. Hace pocos días corrí un cross y mi manager me dio el dinero. Entonces está bueno porque todo eso es ganancia para mí”.

Los premios por competir en las carreras y el apoyo recibido ayudan a que los atletas en Europa puedan tener un mayor sustento. “Acá hay carreras populares que reparten entre 500 y 1.500 euros, lo cual es un muy buen premio. Y además en cada carrera hay un fijo de 700 euros por presentars­e -asegura-. Eso es lo que le falta a la Argentina: que te ayuden con un pasaje o con un monto fijo para no

volverte con las manos vacías”.

Vivió un momento muy feo cuando en 2009, tras competir en Marruecos, casi no lo dejan entrar a España. “Me pararon en la Aduana y me dijeron que tenía un sello de entrada de más de 3 meses y se me había vencido. No me dejaron entrar, pero un amigo atleta de Madrid, Pablo López Bendito, me ayudó a pasar porque conocía al jefe”, recuerda.

“Fue una experienci­a rara, porque en ese momento no tenía el pasaporte de residencia y ahí me di cuenta del peligro que podía traerme -admite-. Por suerte al poco tiempo presenté los papeles y demostré todo. Estuve una hora en la Aduana y recién ahí me dejaron pasar. Todo por una carrera en Marruecos, je”.

Además de haber podido encontrar una estabilida­d financiera y deportiva, Barzola halló en Alicante un lugar del que pretende no regresar más. “Desde que llegué a España y a Alicante, supe que me iba a quedar aquí y que no quería volver. Soy muy casero y me cansa viajar siempre. De momento, mi mentalidad esta acá, principalm­ente porque mi pareja Yésica también vive en España. Estoy mucho mejor acá que en Argentina”.

-¿Pensás en qué vas a hacer cuando se termine tu carrera? - Realmente no lo sé, je. Me quedan tres años de carrera. El atletismo es muy sacrificad­o, pero como hobbie está muy bueno. Empecé a entrenar gente y a lo mejor me dedique a eso porque me gusta. Como cualquier persona que se tiene que mantener para hacer atletismo, cuando me retire tendré que trabajar. Algo bien diferente es la situación de los medallista­s olímpicos.

Barzola aún tiene grabado a fuego el fiel recuerdo de lo que fue su participac­ión en Londres 2012. “Llegar a unos Juegos Olímpicos es lo más grande que le puede pasar a un deportista y lo que todos quieren realmente, porque lo intentás por más que no se te dé. A mí me puso muy contento haber competido y terminado en el 35° puesto gracias a que me pude preparar bien por haberme clasificad­o mucho tiempo antes”, relata.

Imposible que un deportista se olvide de sus vivencias olímpicas. Lo refleja también Barzola: “Lo de los Juegos fue impresiona­nte por la gente. Si no terminás la prueba, realmente no sos olímpico. También influye mucho el día, el clima, todo... No es fácil. Por eso cuando quise prepararme para Río 2016 y no logré clasificar­me por 40 segundos, valoré mucho más lo logrado en Londres”.

-¿Cómo te impactó quedar afuera de Río 2016 por tan poco?

-Estaría mintiendo si no te dijera que me quedó la espina. Cuando me enteré que los Juegos Olímpicos iban a ser en Brasil, quería estar porque mi familia y mis amigos iban a poder estar presentes y verme. A Londres habían ido igual junto con algunas personas de Bragado, pero estar en Río hubiera sido muy lindo.

Lógicament­e, para llegar a este nivel de exigencia y competir en la elite, el entrenamie­nto es un factor clave. Es por eso que el oriundo de Bragado acumula una gran cantidad de horas semanales trabajando su cuerpo para la competenci­a. “Me entreno por la mañana, de 9 a 11 y después hago rodaje de 45 minutos y pesas. Y cuando no estoy próximo a una competenci­a, hago doble turno y a la tarde empiezo a las 19 y termino a las 21.30 o 22”, dice.

En base a ese trabajo duro, Barzola espera conseguir lo que para él sería su logro máximo como deportista: una medalla para Argentina. “Me hubiera gustado estar en los Juegos Panamerica­nos de Toronto 2015 para ganar una medalla, pero me privé de participar por una lesión al hacer buenas maratones -explica-. Me voy a preparar para los Panamerica­nos de Lima 2019, los Sudamerica­nos y los Iberoameri­canos. Me queda esa espina de ganar una medalla para Argentina; eso sería todo para mí. Son los torneos más importante­s y ganar una medalla es lo máximo a lo que un deportista puede aspirar. Esa es mi meta. Lo hice en juveniles en 10.000 metros, pero no es lo mismo”.

Otra de las cuentas pendientes en su lista fue el hecho de no poder participar del Maratón de Buenos Aires, para la cual se había preparado especialme­nte compitiend­o en el medio maratón de septiembre, en el que se consagró subcampeón nacional, detrás de Mariano Mastromari­no. “Lo de Buenos Aires fue complicado -sostiene-. El medio maratón fue realmente positivo, pero tuve dos gripes y sinusitis antes del maratón y correr no era lo convenient­e. Me molestó no poder estar”.

Los maratonist­as tienen que cuidarse al extremo con la alimentaci­ón, la hidratació­n, la preparació­n física y el descanso. Sin embargo, Barzola admite que de tanto en tanto se da un gustito. “Me encanta juntarme con amigos, tomar mates o una cerveza y distraerme. Cuidarme desde la alimentaci­ón nunca fue mi fuerte”, confiesa.

“Me acostumbré a viajar, a tomarme vacaciones con mi pareja y a estar tranquilo, Acá lo suelo hacer -agrega-. Aprendí que hay que vivir más y disfrutar cada momento y acá realmente lo estoy haciendo. No perdí ninguna de mis costumbres argentinas, je”.

El atletismo hizo que Miguel Barzola dejara a un lado su oficio y aunque ya no tenga elementos de albañilerí­a en sus manos, seguirá intentando construir su futuro de la mejor manera. ■

 ??  ?? Cambio de vida. Miguel Barzola vive en Alicante, donde trabajó hasta hace cinco años como albañil, el oficio que compartía con su pasión por correr pruebas de larga distancia.
Cambio de vida. Miguel Barzola vive en Alicante, donde trabajó hasta hace cinco años como albañil, el oficio que compartía con su pasión por correr pruebas de larga distancia.
 ??  ?? En busca de paz. Junto a Yésica, su pareja, Barzola aprendió que “hay que vivir más y disfrutar cada momento”, según le contó a Clarín.
En busca de paz. Junto a Yésica, su pareja, Barzola aprendió que “hay que vivir más y disfrutar cada momento”, según le contó a Clarín.
 ??  ?? En Wimbledon. En los Juegos Olímpicos de 2012 visitó la Catedral.
En Wimbledon. En los Juegos Olímpicos de 2012 visitó la Catedral.
 ??  ?? En acción. El bragadense fue 35° en el maratón de Londres 2012.
En acción. El bragadense fue 35° en el maratón de Londres 2012.

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