Tabarnia, “la región” que quiere independizarse de Cataluña
Toque de humor. Apelando a la ironía, un movimiento reclama sacar a Barcelona y a Tarragona de la díscola región catalana, formando una provincia unida a España.
Una petición satírica para que una parte de Cataluña con el nombre de Tabarnia, fiel a España, se independice de la región que intentó la secesión, causa furor estos días en las redes sociales. Su viralización llega algunos días tarde para que pueda ser incluida en el diccionario de la RAE. Con todo, será una de las palabras del año pese a su tardío nacimiento a medio camino entre la propuesta política y el gag humorístico con nombre de mundo de fantasía tras las puertas de un armario.
Tabarnia parece haber llegado para quedarse, como mínimo, algunos días en las redes sociales. Y, por ende, en boca de noticieros, portadas de diarios y en sobremesas en fin de año. La idea no es nueva. Surgió en junio de este 2017, cuando la Plataforma per l’Autonomía de Barcelona, emulando el “condado de Barcelona”, defendía la secesión de Barcelona y Tarragona del resto de Cataluña como fórmula argumental contra el proceso soberanista. El concepto se había quedado en algunos rincones de la red, pero el resultado de las elecciones catalanas del pasado 21-D ha rescatado este proyecto de decimoctava comunidad autónoma para “aislar la amenaza”.
Tabarnia es un proyecto impulsado por “Barcelona is not Catalonia”, una plataforma que afirma agrupar a “más de un centenar de asociaciones y empresas de todos los ámbitos de Barcelona así como ciudadanos a título particular”, cuyo objetivo es “conseguir una gestión política y fiscal propia para Barcelona” (constituida en comunidad autónoma) “al margen de la Generalitat de Cataluña”.
El nuevo impulso generado por esta idea surge del mapa de resultados de las elecciones de Cataluña del pasado 21-D. Ciudadanos se impuso en Vall d’Aran y en la franja litoral delimitada por las siguientes comarcas: Maresme, Vallès Oriental, Vallès Occidental, Barcelonès, Baix Llobregat, Alt Penedès, Garraf, Baix Penedès, Tarragonès y Baix Camp. Con este argumento, muchos resucitaron la idea de crear una decimoctava comunidad autónoma cuyo deseo, según afirman los defensores sería seguir en España, dejando que el resto de Catalunya se independizara. La idea original ya recogía esta supuesta diferencia y, además, dividía el territorio: Alta Tabarnia (área de influencia de Barcelona) y Baja Tabarnia (área de influencia de Tarragona).
En las pasadas elecciones, entre los 85 diputados elegidos por Barcelona (frente a los 17 de Gerona, los 15 de Lérida y los 18 de Tarragona) la victoria fue para la candidatura de Inés Arrimadas con 24 diputados. En Barcelona, se eligieron 47 diputados no soberanistas frente a 38 del bloque independentista. El constitucionalismo logró el 56% de los votos. En Tarragona, la formación más votada también fue Cs, con el 27,34%. “Existe una Cataluña rural, mayoritariamente independentista, basada en una economía local, obsesionada con la identidad y hostil a la lengua castellana, y de otro lado una Cataluña cosmopolita, orgullosamente bilingüe, urbanista, multicultural e intensamente conectada con el resto de España y Europa”, defienden desde la asociación.
La constitución de Tabarnia en comunidad autónoma conseguiría, concluyen, un triple objetivo: “Gestionar los recursos que genera Barcelona de una manera más justa y eficiente, evitando la sangría de ingresos hacia Cataluña y los agravios territoriales que padece desde hace 40 años por la Generalitat”, “asegurar la permanencia en España y la estabilidad” y “recuperar la soberanía histórica del condado de Barcelona”.
El revuelo generado por este concepto es inmenso. Tabarnia se convirtió en trending topic mundial en Twitter y todos los medios de comunicación se volcaron a a explicar sus fronteras. De hecho existe una petición a favor de Tabarnia en la página change.org que consiguió ya 20 mil firmas en tres días. ■