“Menos es más”: en Pinamar los turistas privilegian lo ecológico sobre los servicios
La mayoría apoya el cambio impactante que se dio con el reciclaje de todo el frente marítimo, aunque los balnearios este verano les ofrezcan menos alternativas recreativas . La playa ganó espacio, hay más médanos y parece otro lugar.
Pinamar tendrá un verano diferente. Con 40 de los 43 balnearios renovados, los meses de playa ya no serán como antes. Las grandes moles de cemento dejaron de existir y le dieron lugar a los materiales “eco friendly”. Los turistas, en tanto, al principio lo ven como algo extraño, pero luego se adaptan. Es que cada vez se ofrecen menos servicios, pero la contracara de esa merma es que el espacio es más grande y eso –aseguran- compensa.
Aunque casi nadie puede hacerlo, la mejor forma de entender este cambio de impacto es viéndolo desde el aire, como hizo Clarín. El frente marítimo ya no es lo que era, la arena ganó espacio y ya se empezaron a formar los médanos, uno de los objetivos principales por los cuales se hizo la renovación. La naturaleza hace su trabajo. Pero trajo consigo otro cambio fuerte: los balnearios debieron reducirse y ya no se ofrecen las actividades que sí había antes: no quedan piletas, no hay espacio destinado a los chicos, el estacionamiento es más pequeño y tampoco se mantienen los chiringos, esos lugares donde se podía conseguir una ensalada de fruta o un licuado. Para eso hay que ingresar a los paradores.
Los memoriosos recordarán esos balnearios inmensos de cemento, color blanco, con galerías y locales en los que había heladería, perfumería, kioscos, oficinas, canchas de fútbol y Paddle. Bueno, eso ya casi no existe más. Son contados los lugares donde quedan algunos de estos comercios. Es que la norma obligó a todos a reducir sus edificaciones a no más de 350 metros cuadrados. Algunos, como el legendario Cocodrilo, pasaron de 2800 a 300 metros de un año al otro.
“Mirá cómo cambió esto”, es la reacción de todos los que pasean por la Avenida del Mar. Algunos sacan fotos y se los mandan a sus familiares o amigos para mostrarles la diferencia, otros suben videos en las redes sociales. Y otros apuntan a lo negativo, que no modifica las vacaciones, pero que sí cambia la costumbre de siempre.
“En general todos nos dicen que el parador está lindo, la gente no se queja, pero para aquellos que vienen hace muchos años, el cambio es
En general todos nos dicen que el parador está lindo, la gente no se queja, pero para aquellos que vienen hace muchos años, el cambio es shockeante al principio. Después se acostumbran.”
Carlos. Dueño del Parador Marbella
shockeante al principio. Después se acostumbran y le vuelven a tomar cariño”, cuenta Carlos, dueño de Marbella, en el centro, que lleva más de 40 años en funcionamiento. Allí el diseño es diferente, tuvieron que moverse unos metros para el costado y eso le sacó algo de lugar al estacionamiento. Lo mismo ocurre en otros lugares, como UFO Point, donde la gente debe caminar una o dos cuadras, como mucho, hasta llegar a la playa.
Otros servicios que antes eran clásicos como el spa o el kinder, donde los chicos tenían su espacio de juego mientras los padres se relajaban, ahora tampoco están más. Sí todos mantienen al personal que realiza actividades para los más pequeños, pero ya no en un espacio reservado para ellos. “Eso nos preocupó al principio. Cuando llegamos averiguamos qué iba a pasar con los nenes y nos dijeron que si bien el lugar para ellos ya no estaban más, sí están los profes que los entretienen”, cuenta Susana, que llegó al parador Rada Beach con su marido y sus dos hijos de 8 y 10 años.
La falta de piletas es también otra de las grandes novedades que llegó con la renovación. Sólo queda una de material, que es la de CR, el resto son muy pequeñas o directamente las sacaron. Eran importantes para cuando el día está nublado, una alternativa al frío del mar. Algo diferente de lo que ocurre en Mar del Plata, donde el año pasado muchos paradores sumaron varias piscinas a sus opciones.
Lo de CR (ver recuadro) es un tema aparte. Fue ícono de la resistencia contra el cambio hasta que finalmente sus dueños aceptaron que sea demolido. En CR pasó sus veranos gran
parte del menemismo. A la sombra de sus carpas veranearon el ex presidente Eduardo Duhalde (que tiene su casa cerca), dirigentes del gobierno de Daniel Scioli, diputados como Eduardo Fellner y Sergio Massa quien ya está dando vueltas por la zona y también gremialistas.
“Es muy simbólica la demolición, por lo que representó el lugar duran
te mucho tiempo. Ha sido un balneario muy destacado en el que ha circulado gran parte del poder político en las últimas décadas, y porque es uno de los que más se ha resistido a la renovación del frente marítimo. Luego de una serie de acuerdos, con juicios de por medio, se logró un consenso”, dijo el intendente Martín Yeza.
A la hora del mate, dos clientas de Hemingway ensayan un balance: “Está bien que toda la ciudad encare un proyecto más ecológico y que haya más playa”, sostiene Ludmila. A su lado, Josefina adhiere y aunque dice que extrañará el spa. Allí existió esa opción hasta el 2016, pero ya no está vigente: “Desde el año pasado, cuando se empezó a exigir que los balnearios fueran más ecológicos y reducidos, tuvimos que suspenderlos”, dijo una administradora. Más cerca del mar, en la arena pública, Mario tiene instalada la sombrilla que logró colocar luego de pelear un rato contra el viento: “Tenemos más espacio que el año pasado, y además hay baños públicos en las instalaciones nuevas”, destaca.