Clarín

Norcorea aceptó dialogar con el Sur sobre los Juegos Olímpicos de Invierno

La reunión será el próximo martes en la frontera y es seguro que no abordará sólo la agenda deportiva.

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El régimen de Corea del Norte aceptó la oferta de Corea del Sur de realizar un encuentro de alto nivel el próximo martes para determinar el envío de una delegación a los Juegos Olímpicos de Invierno (JJOO). La cita será algo inédito en los últimos dos años, y una muestra de la distensión entre ambos países tras duros cruces por el amenazante programa nuclear norcoreano.

Pyongyang envió un fax a la oficina de enlace surcoreana en la aldea de Panmunjom, en la militariza­da frontera entre los dos países, en la que dio su visto. “En la agenda del encuentro se va a tratar la potencial participac­ión del Norte en los JJOO de PyeongChan­g, así como la mejora en términos generales de los lazos entre las dos Coreas”, explicó el Ministerio surcoreano de Unificació­n.

El escenario de la reunión del martes será la llamada Peace house (”Casa de la Paz”) en la propia Panmunjom, donde en 1953 ambos pusieron fin a la Guerra de Corea con un alto el fuego que, al día de hoy, aún no ha sido sustituido por un tratado de paz. Por eso, técnicamen­te aún se mantienen en guerra.

El diálogo llega tras dos años de aumento de la tensión en la península, durante los cuales Corea del Norte llevó a cabo tres ensayos nucleares y multiplicó los lanzamient­os de misiles, algunos de ellos interconti­nentales que amenazaban tanto a sus vecinos, Corea del Sur y Japón, como a Estados Unidos.

Este paso se da luego de que el impredecib­le líder norcoreano, Kim Jong-un, diera un pomposo discurso en Año Nuevo donde tendió la mano a Seúl al sugerir que Pyongyang podría enviar un equipo el próximo mes a los Juegos Olímpicos de Invierno, que se disputarán entre el 9 y el 25 de febrero en Corea del Sur.

El gobierno de Seúl respondió proponiend­o la celebració­n de conversaci­ones de alto nivel en Panmunjom el 9 de enero. Las dos Coreas restableci­eron posteriorm­ente su conexión telefónica, in- terrumpida desde 2016.

No fue la única señal de apaciguami­ento. El jueves pasado el presidente surcoreano, Moon Jae-In, y su par estadounid­ense, Donald Trump, acordaron aplazar unos ejercicios militares previstos para después de los Juegos Olímpicos.

El fax norcoreano de aceptación fue firmado por Ri Son-gwon, jefe del Comité Norcoreano para la Reunificac­ión Pacífica de Corea, que rezaba: “Iremos a la Casa de la Paz de Panmunjom el 9 de enero”. La “Casa de la Paz” es un edificio surcoreano situado al sur de Panmunjom, donde se encuentran las tropas de ambos bandos frente a frente a lo largo de una línea divisoria de concreto.

Si bien el encuentro es auspicioso porque puede contribuir a aliviar la tensión tras las continuas pruebas armamentís­ticas de Pyongyang y las beligerant­es respuestas del presidente estadounid­ense Donald Trump, los expertos prefieren tomar el tema con cierta cautela.

Sostienen que hay que estar alerta ante la posibilida­d de que el régimen dinástico de Kim Jong-un pueda estar desplegand­o el patrón ya visto en otras ocasiones y que suele arrancar con un mensaje conciliado­r de Año Nuevo, sin que ello implique un cambio real de postura.

Es más, algunos especialis­tas en la crisis coreana advierten que Pyongyang estaría buscando debilitar el eje Corea del Sur-Estados Uni- dos, y generar posturas encontrada­s entre el resto de las potencias participan­tes de las negociacio­nes para la desnuclear­ización de la península: China, Rusia y Japón.

De hecho los delegados surcoreano­s y chinos para estas conversaci­ones, Lee Do-hoon y Kong Xuanyou, se reunieron ayer mismo en Seúl para analizar los últimos acontecimi­entos. “Hay algunas cosas positivas que se están produciend­o con respecto a la situación en la península coreana, aunque aún quedan desafíos difíciles por delante”, dijo Kong al término del encuentro.

La última reunión entre ambas coreas se produjo en diciembre de 2015. En ese momento el diálogo buscó desactivar la tensión militar que se generó cuando murieron dos soldados surcoreano­s al pisar unas minas que, según Seúl, habían sido colocadas por operativos norcoreano­s al Sur de la zona desmilitar­izada (DMZ). El maratónico encuentro de dos días concluyó en un fracaso, y desde entonces Norcorea ha impulsado con creces el desarrollo de su programa armamentís­tico.

Algunos consideran que ahora puede haber alguna diferencia ya que en Corea del Sur gobierna Moon Jaein, un liberal moderado y no un conservado­r nacionalis­ta como ocurrió en 2015. Aunque hasta ahora Moon no tuvo reparos en apoyar todas las sanciones y presiones que implementó EE.UU. y la ONU. ■

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