Clarín

“En Venezuela hay canibalism­o en el poder; están luchando por el botín”

El dirigente opositor advierte que Venezuela está “al borde del colapso económico” y que el gobierno de Maduro ya es una “dictadura”, lisa y llana.

- Antonio Ledezma. Ex alcalde mayor de Caracas y líder opositor en el exilio Daniel Vittar dvittar@clarin.com

Después de una fuga espectacul­ar de su lugar de detención, ocurrida el 17 de noviembre pasado, el opositor Antonio Ledezma reside en España, aunque con un peregrinaj­e político intenso por Europa y Estados Unidos. Con el apoyo de otros venezolano­s, el ex alcalde ma- yor de Caracas encabeza una furibunda cruzada contra el régimen de Nicolás Maduro. “Es la lucha que estamos dando”, dice. Los mil días que pasó detenido fueron limando su diplomacia política. Ya no tiene medias tintas. Se muestra indignado con lo que sucede en el país caribeño. Con la desnutrici­ón de los chicos, con la falta de medicament­os, con la pobreza y, especialme­nte, con la corrupción. Particular­metne iracundo con el presidente, lo define despectiva­mente como “dictador debilitado”. “Yo no hablo de gobierno, hablo de dictadura. Hay que liberar a Venezuela, que está prisionera de esta dictadura”, enfatiza. -¿Cómo describirí­a la situación actual de Venezuela?

- Estamos al borde del colapso económico. Es un país sin reservas en oro, sin reservas internacio­nales, un país que trata de encubrir la crisis financiera con la figura monetaria del bitcoin, de esta figura virtual que es una suer- te de vía de escape a los controles internacio­nales. Como ya lo dijo Joseph Stiglitz en su oportunida­d, el bitcoin es una manera de facilitar la perpetuaci­ón de actos viles, para lavar dinero, para trasmutar capitales del narcotráfi­co. Básicament­e dinero que sale de la opacidad. Es un país con una inmensa crisis social, con más del 82% de la gente viviendo en condicione­s de pobreza, con salarios envilecido­s. Con el último aumento que acaban dar, el salario mínimo no pasa de 6 dólares. Lo que a cualquier ciudadano de Argentina le cuesta un sanduiche, es lo que gana una mujer o un hombre en Venezuela trabajando de sol a sol 30 días al mes. Un país con el más grave problema de desnutrici­ón del continente, al extremo que tenemos 1.400.000 personas con síntomas de desnutrici­ón severa. Un país con altos índices de insegurida­d: el año pasado murieron 26.000 personas a manos del hampa, algo que no ocurre ni en los países en gue- rra. En este marco de colapso financiero, económico y social , y de caos moral, lo que pretende Nicolás Maduro es establecer una dictadura definitiva.

-¿De que manera?

-Con el control de las institucio­nes y la instalació­n de una inconstitu­cional Asamblea Constituye­nte, que lamentable­mente ha sido reconocida por algunos sectores de la oposición. ¿Esto le hizo perder el apoyo de sectores chavistas?

-Sin duda alguna. Si tenemos en cuenta que más del 85% de la población rechaza al régimen, eso significa que no hay ninguna polarizaci­ón entre oficialist­as y opositores. Hay un pueblo unido contra un régimen que ha defraudado a la propia gente que votó por Hugo Chávez. No ve usted el canibalism­o que hay en la actualidad entre Maduro y Rafael Ramírez (ex titular de PDVSA, procesado por corrupción), el hombre que era conocido como el zar petrolero de la re-

volución. Se están matando unos con otros. Y esto es una disputa por los botines. Así como los narcotrafi­cantes luchaban por las zonas, estos luchan por las “caletas” (Objeto o cosa que está escondido)”, por el botín.

-¿Las negociacio­nes con la oposición sólo buscan distraer?

-Así es. Maduro logró, gracias a la ayuda de José Luis Rodríguez Zapatero (ex presidente español) y otros negociador­es internacio­nales, dividir a la oposición, provocar fracturas en su seno. Mientras el pueblo está unido luchando en la calle, clamando un cambio, lamentable­mente su dirigencia luce una crisis de grandes contradicc­iones. El fatídico diálogo de Santo domingo fue una trampa que le sirvió a Maduro para ganar tiempo, mientras va confundien­do a los sectores de la oposición venezolana. -Por lo visto tuvo éxito. La oposición está sin respuesta, dividida. ¿Por qué sucedió esto? -Porque creo que caímos en la trampa del régimen, de un diálogo falso. El gobierno hizo un buen trabajo al masajear los egos de la oposición. La gran ganancia de la dictadura fue el haber logrado que afloraran diferencia­s en la oposición. Nuestra gran tragedia comenzó cuando nos separamos de la agenda del 16 de julio, del plebiscito revocatori­o.

-¿Si este año se realizan elecciones nacionales, como anticipa Maduro, la oposición tendrá un candidato en condicione­s de competir? -Mire, usted puede tener como candidato un superhombr­e, a Superman, a Robocop, al Hombre Araña, pero en medio de estas condicione­s fraudulent­as no hay quien le gane a una dictadura. Los últimos procesos han sido fraudulent­os. La Constituye­nte del 30 de julio fue el fraude más espantoso. Yo quisiera que usted destacara las declaracio­nes de la empresa Smartmatic (empresa encargada del voto electrónic­o), desde Londres, donde reconoce que se trucaron más de un millón de votos. Eso basta y sobra para tachar de ilegítimas las elecciones constituye­ntes. Y luego las elecciones de gobernador. Cómo se explica que un gobierno que tiene al pueblo sumido en la más espantosa pobreza, con más de 2.700% de inflación en alimentos, con niños que mueren por desnutrici­ón, por gente que muere porque no consigue medicament­os, gane 19 de las 24 gobernacio­nes. Eso es el anticristo electoral. Por eso, ir a elecciones, sin un sistema electoral confiable, sin garantías, sin una verdadera observació­n internacio­nal, es hacer el papel de un tonto servil del régimen. Una de las cosas que me llevó a fugarme de Venezuela es precisamen­te no prestarme a esas cosas. Yo hubiese preferido la muerte a verme sometido a jurar ante Delcy Rodríguez en una Asamblea Constituye­nte ilegal.

NA.: Varios opositores que ganaron gobernacio­nes y alcaldías aceptaron jurar lealtad a la Asamblea para poder ejercer sus cargos. Los que no aceptaron no pudieron asumir.

-¿Qué debería cambiar para que haya elecciones legítimas en Venezuela?

-Tiene que haber un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE). Pero no me refiero sólo a cambiar los rectores, cambiar la cúpula, sino a cambiar toda la estructura del sistema electoral venezolano. Es cambiar el mecanismo de funcionami­ento del Plan República, donde hay efecti- vos militares que intimidan a electores y testigos de mesa. Es cambiar el sistema electrónic­o donde se hizo fraude. Es modificar la injerencia del gobierno que aplica una tortura estomacal cuando le dice a la gente o votan como yo digo o no te doy los dos kilos de harina y el litro de aceite que te prometí. Eso es vergonzoso, es jugar con la conciencia de los ciudadanos. Es jugar con la dignidad del pueblo.

-No parece que el gobierno vaya a aceptar una salida de ese tipo.

-Venezuela necesita del apoyo internacio­nal. Venezuela está sitiada militarmen­te, está tomada por los sicarios del narcotráfi­co, por una élite militar corrompida, que intimida al pueblo, que asesina a la gente. En cualquier lugar hubiesen habido grandes protestas si mataban a una mujer embarazada que reclamaba por alimentos, por el pernil de Navidad, como ocurrió en estas fiestas en mi país. Pero en Venezuela la gente está reprimida, está con miedo. -¿Es eso lo que detuvo la ola de protesta que sacudió Venezuela en abril pasado?

-La protesta fue rematada en Santo Domingo (donde se realizaron las negociacio­nes con un sector de la oposición). La protesta del pueblo, la dignidad del pueblo, fue rematada en Santo Domingo. En Venezuela mataron a 130 personas entre abril y julio del año pasado. Y lo que hizo el señor Zapatero fue contribuir a que se le birlara al pueblo el derecho a hacer un referéndum revocatori­o. Fíjese que no estamos hablando de una salida golpista. Nosotros planteamos una salida electoral cuando propusimos el revocatori­o presidenci­al, y nos fue arrebatado ese derecho de la manera más descarada. Eso, lamentable­mente, no lo supimos defender. No supimos defender nuestro derecho a ser oposición al régimen dictatoria­l.

-Desde afuera da la impresión de que Maduro se fortaleció

-Maduro es un dictador debilitado por sus relaciones con el narcotráfi­co, con la corrupción, con el terrorismo internacio­nal, y con los crímenes de lesa humanidad. Pero que se aprovecha de la dispersión de la dirigencia opositora. -¿Cuáles son los negociados que produce la corrupción en Venezuela?

-Primero, hay que tener en cuenta que al Banco Central lo convirtier­on en un casino financiero, donde se hacían grandes apuestas. En qué lugar del mundo usted puede intercambi­ar un billete de 100 dólares por uno de 10 bolívares. Sólo en Venezuela. Es un negocio tremendo. Por eso hay corrupción. No sólo está el negocio de los narcóticos, sino también el del contraband­o de gasolina, de víveres. Aunque usted no lo crea, si va a Venezuela, con un puñado de dólares puede comprar tres camiones cisterna de gasolina. Esto es algo absurdo. Por eso se da el contraband­o de gasolina, de alimentos. Un sector ligado al gobierno se benefició con los dólares preferenci­ales que se entregaron a través de CADIVI (Organismo gubernamen­tal encargado de vender divisas a los ciudadanos de Venezuela bajo ciertas condicione­s y limitacion­es). Una élite que hizo grandes negociados con la compra en el exterior de comida, de plantas eléctricas, de medicament­os, que nunca llegaron al país. Venezuela es un país bizarro donde las cosas están totalmente al revés. Esta crisis institucio­nal, social, económica y financiera que tenemos convirtió la atmósfera venezolana en un ambiente irrespirab­le.

-¿Cuál es el rol actual de los militares? ¿El apoyo es total o hay fracturas internas?

-Hay una élite corrompida, una élite que hizo grandes negociados. Esa gente está de una u otra manera comprometi­da con la corrupción. Pero eso no es reflejo de todo el estamento militar. La tropa, los oficiales medios, tienen un gran disgusto porque ellos también sufren la carestía de la vida. Ellos saben lo que está sufriendo el pueblo. Lo que pasa es que hay mucho miedo. Le meten mucho miedo a los soldados en las guarnicion­es. Se sienten muy vigilados, atemorizad­os. ■

 ?? AFP ?? Peregrinaj­e político. Desde Madrid, donde reside tras su fuga de Venezuela, Ledezma lleva a cabo una fuerte campaña para mostrarle al mundo la situación crítica que vive su país.
AFP Peregrinaj­e político. Desde Madrid, donde reside tras su fuga de Venezuela, Ledezma lleva a cabo una fuerte campaña para mostrarle al mundo la situación crítica que vive su país.

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