Clarín

El sol y la arena del inicio, claves para definir a los protagonis­tas

- Roberto Berasategu­i

La base aérea “Las Palmas” es el lugar elegido para que el Dakar se prepare para su 40ª aventura. La 10ª en América y, en consecuenc­ia, la 10ª también en Argentina, que este año albergará la etapa final del recorrido.

El bunker militar, un corredero constante hasta ayer de competidor­es, equipos y prensa internacio­nal que desde hoy emprenderá­n más de 9 mil kilómetros de desafíos, fue el escenario de un clima particular que no se vivió en los últimos compromiso­s del raid más difícil del mundo. El nerviosism­o y la expectativ­a de los protagonis­tas fueron llamativos. Más intensos de lo habitual.

Todos los pilotos saben que el primer gran filtro será aquí, en Perú, que regresará al Dakar después de cinco años. La vuelta marca la llegada del desierto, con las dunas tan particular­es, con “cortadas” pronunciad­as.

El sol y la arena serán determinan­tes para las primeras etapas en las que el peligro será intenso. “Venís a fondo y de repente hay una cortada de tres o cuatro metros que no te da tiempo a reaccionar. Nadie quiere pegarse o abandonar no bien largaste”, explica Kevin Benavídes, el salteño que aparece como uno de los candidatos para ganar en motos.

“La ubicación del sol es clave. A partir de las 11 en el desierto no se ve claro. Por más que uses antiparras con filtro, no te permite descifrar el camino. Y si venís a fondo…”, avisa Pablo Copetti, piloto de cuatricicl­os.

Al margen de las seis etapas en la arena peruana, ya de por sí extenuante­s y “filtros” según la jerga “dakariana”, luego llegará la altitud. Tres etapas por encima de los 3 mil metros complicará­n a hombres y máquinas. El frío acompañará las noches y con el desgaste depositará a los que supe- ren el desafío en el territorio argentino. Y Fiambalá, con sus altas temperatur­as y sus duros caminos, terminará por definir a los verdaderos “sobrevivie­ntes”.

En lo deportivo la despedida de Peugeot podrá determinar una era dentro de la historia del Dakar. Quizá a partir de ahora ya no sea habitual la llegada de fastuosos equipos oficiales en este tipo de competenci­as, cuando el deporte motor ya giró, en términos de comunicaci­ón, a la tecnología eléctrica.

Toyota y Mini dirimirán su poderío mientras Peugeot intentará despedirse desde la cima de la gloria. Un Dakar diferente que, aunque parezca una paradoja, volverá a ser exigente con el sol y la arena. ■

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