Clarín

“A mí me gusta trabajar con la imprevisib­ilidad”

A partir de esta tarde vuelve a estar a cargo de un talk show dedicado a las relaciones amorosas. Se trata de “Ojos que no ven”, que irá de lunes a viernes a las 16.45, por El Trece.

- Juan Tomás Erbiti jerbiti@clarin.com

Es como la hija pródiga que está de nuevo en casa. Los cámaras, los sonidistas, los iluminador­es, cuanto técnico se cruce por los pasillos, todos la saludan con cierta melancolía. El que le trae el almuerzo aprovecha para galantearl­a: “Por fin vino una chica linda”. Ella agradece sin ponerse colorada. Después de casi diez años, Andrea Politti vuelve al canal que la vio crecer como actriz y conductora. Hoy debuta al frente de Ojos que no ven, el nuevo talk show de amor al que apostará El Trece para las tardes de verano.

“Yo laburé toda la vida acá, desde pequeña”, dice. Es un doble retorno para Politti. Además de su regreso al canal, volverá a tomar las riendas de un talk show de parejas, luego del exitoso 12 corazones en 2004 y 2005, aquel que supuso su debut como conductora. “Estoy muy contenta. Tengo ganas de divertirme y de divertir. Porque es verano; porque es la tarde; porque los programas de amor, con los que tengo ya experienci­a, son muy lindos”, explica sobre el ciclo que irá de lunes a viernes a las 16.45, y donde un participan­te intentará conquistar a una persona a quien ama en silencio. -Volvés a la televisión y volvés al talk show, un formato que conocés de taquito. ¿Qué te gusta de este tipo de programas?

-Me gusta trabajar con la gente. Me gusta que la tele le dé ese lugar a la gente. Que no sean todos especialis­tas en algo. De golpe la tele se transformó en una cosa periodísti­ca general, con mucho panelista, mucho programa de espectácul­os. Y un poco se había perdido el talk show. Me encanta que el que quiera venir a la tele a pasarla bien, pueda venir. -Decís que se viene perdiendo. ¿Te

parece que es un formato que sigue vigente a pesar de eso?

-Creo que debería modernizar­se. No es un programa de entretenim­ientos, pero, a la vez, sí lo es. Porque a través de los juegos le podés decir al otro un montón de cosas. Y me gusta que se hable del amor. Con cada historia van a saltar otros temas, segurament­e. Todo puede ser divertido, y de golpe se puede transforma­r en algo más serio. No sabemos qué va a pasar. Y esa cosa sin red es la que me atrae. Me gusta trabajar con la imprevisib­ilidad. Algo sabés: a dónde vas a llegar, qué va a transitar el personaje. Pero estamos en vivo. Viene la gente y se arma ahí.

-¿Eso es lo más complicado? ¿Manejar todas esas variables?

-Cada programa es diferente. Me acuerdo que en Los unos y los otros

(el talk show que condujo en América), con los temas de identidad sobre todo, era muy fuerte lo que pasaba, se tocaban fibras muy movilizant­es, pasaban cosas que yo nunca pensé que podían pasar. Me gusta que éstos programas empiezan de una forma, y la misma gente te lo va llevando a otro lugar.

-¿Se te hacía difícil procesar un programa movilizant­e y tener que volver al día siguiente a hacer otro?

-Sí. De hecho, por eso lo dejé en su momento. Me había agotado. Lo hice tres años y en un momento me afectó, me entristeci­ó. Dije: ‘Ya está, es un programa, tampoco vamos a dejar la vida’.

-El ir y venir entre la conductora y la actriz, ¿es una manera de no aburrirte y, a la vez, reinventar­te?

-No. Me pasa que el escenario es mi lugar de origen. Y mientras me dé la salud, el cuerpo, las posibilida­des, no lo voy a dejar. Porque me gusta, me alimenta, me nutre y me permite crecer para todo lo que hago después. Yo me siento actriz. Y acá no saco mi oficio de actriz. Acá juego a conductora de verdad: desde mí, trato de que los demás hagan tal cosa.

-Pero le ponés algo de la actriz, aun- que quizás no seas consciente.

-Sí, pasa que como actriz tenés un personaje para componer, tenés una máscara, un texto que no dirías nunca. Como que la actriz siempre va a estar. Y la conductora también. Si hay un programa que me permite estar en tele y laburar, lo hago.

-¿Sos partidaria de la frase del programa? ¿El amor va mucho más allá de lo físico?

-Sin duda. Obviamente que te atrae si es lindo, si es feo. Pero, ¿qué es lindo y qué es feo? Por ahí te puede encantar la personalid­ad de alguien que por ahí no tiene la mejor nariz o los mejores ojos. Y eso es amor.

-¿Un amor más genuino?

-No. Es otro amor. Por ahí te atrae alguien físicament­e, y cuando hablás, a los cinco minutos te querés ir a ver la tele porque te aburre. Y ahora tengo la sensación de que todo aburre más rápido. Y ahí es donde juegan las redes sociales. Ponele que cargás una foto a Instagram. Y si tardó un segundo más, ya querés tirar el telé- fono. Eso pasa en las relaciones también. ‘Me tenés que atrapar todo el tiempo’, dicen. ¡Qué laburo!

-A casi trece años de “12 corazones”, ¿qué otras cosas sentís que cambiaron en los vínculos amorosos desde entonces?

-Una de las cosas que cambiaron y creo que más van a cambiar es la familias. Ya hay familias donde ya no importa el género: se habla más del amor que de la convenienc­ia; se habla más de las relaciones. Incluso la duración: antes vos te casabas y era hasta que la muerte los separe, aunque te lleves bien o mal. Ahora no.

-Hablando de eso: ¿te movilizan las cuestiones de género y la lucha de las mujeres por la igualdad? ¿O no te involucrás tanto?

-Mirá, yo a los 14 años leí a Simone de Beauvoir. Después, fui tratando de ser coherente con lo que tenía que defender. Cuando era jovencita iba a las reuniones feministas y no me sentía representa­da por algunos grupos. Pero eso se fue abriendo, y se fue hablando de otra forma. Ahora me parece un gran hallazgo el movimiento de “Ni una menos”, del cual participo, y si me llaman para algo, voy, estoy. Pero creo que para cambiar algo no sirve enojarte con el otro; tenés que tener paciencia y tener una vida coherente con ese cambio. Porque el cambio empieza por uno. No por lo que se dice sino por lo que se hace. Y por ahora, lo que se hace está bastante distante de lo que sería una igualdad. Cuando era más joven me enojaba, gritaba. Ahora estoy más tranquila.

-Una feminista más radical te diría que si no se grita, nada va a cambiar.

-Me parece bien. Pero el cambio hay que hacerlo de a poco, en tu entorno: en tu trabajo, con tu familia. En ese núcleo es donde uno tiene que empezar a hablar. Decirle a tus hijos que las tareas se reparten. Es un laburo más a futuro. Pero no es un futuro tan lejano. Porque yo no voy a estar y eso va a quedar. ¿O nos vamos a creer que el futuro es uno?

Yo me siento actriz, y acá no saco mi oficio, sino que juego a conductora de verdad. Desde mí, trato que los demás hagan tal cosa”.

¿Feminismo? A los 14 leí a Simone de Beauvoir. Después fui tratando de ser coherente con lo que tenía que defender”.

La tele había perdido un poco al talk show: se transformó en una cosa muy periodísti­ca, con mucho panelista, mucho espectácul­o”.

 ?? RUBÉN DIGILIO ?? Actriz y conductora. A los 54, Politti reconoce que “el escenario es mi lugar de origen”. Sin embargo, supo encontrar espacio en los medios sin necesidad de un personaje.
RUBÉN DIGILIO Actriz y conductora. A los 54, Politti reconoce que “el escenario es mi lugar de origen”. Sin embargo, supo encontrar espacio en los medios sin necesidad de un personaje.
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