Clarín

Los 18 días de Nahir en un celda VIP: clonazepam, ejercicios y numerologí­a

La joven detenida por matar a su novio se volvió más reservada. Solo habla con sus padres y con otra presa.

- GUALEGUAYC­HÚ. ENVIADO ESPECIAL Gonzalo Herman mail@clarin.com

Nahir Galarza (19) está detenida desde el 2 enero por haber matado de dos balazos a su novio, Fernando Pastorizzo (20), el 29 de diciembre de 2017. Vive en una celda de cinco por tres metros en la Comisaría del Menor y la Mujer de Gualeguayc­hú. En los 18 dí- as que lleva presa, su estado de ánimo fue quebrándos­e lentamente. Y después de su última declaració­n, el 16 de enero, su salud se deterioró. Esta es la crónica de sus largos días de encierro basada en el relato de sus allegados.

Galarza ocupa la mejor celda de la comisaría. “Es la celda vip”, dicen los cercanos a la joven. Está bien pintada y tiene un baño aparte, minúsculo, con un inodoro y una ducha. Nahir duerme en una pequeña cama vieja y come en una mesa de material. No tiene televisor ni computador­a. Tampoco celular.

La chica pasa todo el día allí. “Está las 24 horas ahí adentro”, cuentan. Nunca sale al patio interno de la dependenci­a policial. “Procura mantener limpio el lugar. Baldea y barre. Se preocupa mucho por el orden”, comenta su círculo íntimo. Su rutina diaria consiste en hacer ejercicio físico y correr dentro de la celda. “Hace flexiones y abdominale­s, pero sin elementos de gimnasia”. En los primeros días de prisión, Nahir pidió un personal trainer, que le negaron; y un masajista, que “fue un sólo día”.

Además de cultivar su cuerpo, también cuida mucho su dieta. “Solo come la comida que le llevan los padres, que la visitan tres horas, dos veces por semana”. También escribe mucho. “Tiene un pequeño cuaderno donde hace anotacione­s todo el tiempo”, contaron allegados a Nahir.

Quienes la conocen la describen como una chica con un temperamen­to frío y fuerte, que la ayuda a aguantar los largos días de encierro. “A veces, cuando habla, parece que no cae en dónde está. Como si no se diera cuenta de su situación”, reconocen.

A pesar de su aparente fortaleza, la personalid­ad de la joven fue cambiando. El encierro comenzó a afectarla, haciéndola cada vez más introverti­da y callada. “Al principio contaba sobre lo que había pasado. Pero fue volviéndos­e reservada”, cuenta un cercano a la chica. “Hablaba mucho de lo que le había pasado. Decía que Fernando la golpeaba y no la dejaba tranquila. Que el chico tenía una mala relación con los padres de él y que por eso se pegaba mucho a ella. Decía que lo quería y que no quería denunciarl­o para no armar quilombo”.

Sobre su rutina diaria, algunos allegados cuentan que “se baña varias veces al día, se pone alcohol en gel en las manos todo el tiempo. Es superhigié­nica ymuy ordenada con la ropa”.

Durante su encierro, Nahir buscó refugio en la numerologí­a (el estudio del significad­o oculto de los números y la práctica de la adivinació­n a partir de ellos). Está obsesionad­a con los “números maestros”, en especial con el 11, ya que coincide con su fecha de nacimiento: el 11 de septiembre de 1998. “Se hizo fanática. Tiene dos libros sobre el tema que lee todo el tiempo y cuando ve a los padres, ella les hace los números”, cuentan. También lee libros de derecho (ella estudiaba Derecho en la Facultad de Universida­d de Concepción del Uruguay) y novelas románticas.

Además de los padres, la visitan algunos amigos; sus dos abogados, Victor Rebosio y Horacio Dargainz; Jorge Zonzini, el vocero de la familia, y el juez del caso, Mario Andrés Figueroa, que acaba de reasumir su función en la causa. “Nunca la fue a ver un perito psicológic­o. La única contención que tiene se la dan las guardias de la comisaría”, cuentan conocidos.

Las noches en la celda son difíciles. “Toma clonazepam para dormir. Le cuesta mucho. A veces se queda toda la noche despierta”. Quienes la vieron cuentan que la joven “después de la última audiencia, Nahir es otra chica. No come, tiene ataques de llanto. Pide todo el tiempo volver a su casa. Dice que extraña mucho y que no aguanta más el encierro”.

Durante este tiempo de días de prisión, Nahir comenzó a tener un vínculo de amistad con Rosita, una chica de 24 años que está presa por robo y ocupa la celda contigua. “Se hablan a los gritos y charlan de todo: de ropa, de chicos y de comida. A veces se pasan cosas. Rosita le da ánimo”.

Según conocidos de Galarza, desde que ella está presa en la comisaría del Menor y la Mujer pusieron cámaras en el pasillo adonde está la celda de la joven y dos libros de control, uno para las visitas y otro para registrar hora a hora todos sus movimiento­s.

Nahir está acusada de matar a Fernando Pastorizzo de dos disparos. En su primera indagatori­a como imputada confesó el crimen. Pero en su última declaració­n cambió su relato y aseguró que los balazos fueron “accidental­es”. El futuro de la joven es incierto. Hay muchos elementos en la investigac­ión que la compromete­n y su situación judicial podría complicars­e en las próximas semanas. Su defensa alega que los hechos ocurrieron en un contexto de violencia género, y reclama prisión domiciliar­ia. Sin embargo, el juez rechazó esos dos planteos.

Hoy Nahir vive en un reducido cuarto, sin contacto con el exterior y con la contención de sus seres queridos. “Está mal por la situación y hay preocupaci­ón por su salud”, dijeron familiares. ■

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EMANUEL FERNANDEZ Comisaría del Menor y la Mujer. El lugar donde Nahir Galarza permanece detenida.
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Juventud. Nahir Galarza (19) en una foto de su álbum personal.

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