Buscan en una estancia restos de una familia que desapareció hace 16 años
El matrimonio Gill trabajaba en ese campo y vivía junto a sus 4 hijos. Creen que los mataron y enterraron.
Hace 16 años que un misterio desvela a Nogoyá, Entre Ríos: el de la familia Gill. Nada se sabe desde entonces de José Rubén, alias “Mencho”, y peón de campo, de su esposa Margarita y de sus hijos María Ofelia (12), Osvaldo José (9), Sofía Margarita (6) y Carlos Daniel (2). De ellos apenas sobrevivió un puñado de retratos con los rostros borroneados por el paso del tiempo y la mala calidad de la imagen, más un triste detalle: no hay una foto en la que estén todos juntos.
Sin embargo, ayer comenzó a escribirse un nuevo capítulo en la historia de la búsqueda de esta familia a la que literalmente se la tragó la tierra a mediados de enero de 2002.
Es que en la misma estancia La Candelaria, ubicada a 50 kilómetros de Paraná, donde José Rubén (56) trabajaba y fue visto por última vez, comenzaron las excavaciones en base a datos que aportó un testigo el año pasado.
Policías, bomberos, peritos y un médico forense acompañaron al juez de Garantías Gustavo Acosta, al fiscal Federico Uriburu, a Osvaldo Gill, hermano de “Mencho”, y a María Delia Gallegos, la mamá de Margarita (26), en el primer día de excavaciones en la estancia de alrededor de 500 hectáreas y ubicada en el pueblo entrerriano de Crucecitas Séptima.
Esa propiedad pertenecía a Alfonso Goette, quien era patrón de José y murió en 2016 en un accidente automovilístico en la ruta 32. Tenía 78 años. Este hombre dio a entender que la familia se había ido del campo por su propia voluntad. Lo llamativo fue que dejaron todo lo que tenían en la casa.
Tras la muerte de Goette, un peón que solía trabajar para él contó a la Justicia que el 14 de enero de 2002, el día que vieron por última vez a la familia Gill, se cruzó con José, quien se quejaba por los pozos que le habían ordenado cavar en el campo.
Justamente, en estos dos pozos que debía cavar José fue que ayer comenzaron las excavaciones para intentar dar con los cuerpos de la familia Gill. La pregunta que todos se hacen es por qué este testigo tardó tanto en hablar con la Justicia.
Según declaraciones del juez Acosta al portal Entre Ríos Ahora, “dijo haber sufrido hechos de inseguridad por lo cual no quería tener que andar deambulando por Tribunales”. Y agregó: “Entiendo que puede no haber querido tener complicaciones con los dueños de la estancia, pero esa es una suposición mía”.
Sin embargo, María Delia, la mamá de Margarita y abuela de los cuatro chicos, enfatizó sobre este punto: “Él nos comentó que no habló antes porque lo apuntaron dos veces con armas”. Y reveló que el hombre les confió que sabe “más” y que ya lo contará ante la Justicia.
Durante toda la semana se harán excavaciones en los lugares que marcó el testigo: la primera en el medio del campo, cerca de una estructura de hormigón, donde se iniciaron los trabajos; y luego en cercanías de un arroyo que cruza los cultivos.