Clarín

La hermana de Kim cerró su visita a Seúl con más gestos de distensión

Kim Yo-jong almorzó ayer con el premier de Corea del Sur y asistió a un concierto con el presidente Moon.

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La delegación norcoreana encabezada por la hermana del líder Kim Jongun dejó Seúl ayer tras una histórica visita que escenificó el acercamien­to entre las Coreas ante el escepticis­mo de Washington. La primera visita de un miembro de la dinastía Kim a Corea del Sur culminó con una invitación al presidente sureño, Moon Jae- in, para que se reúna en Pyongyang con el dictador norcoreano. Si Moon aceptara la invitación, sería la tercera vez que hay una cumbre entre ambos países.

En otro gesto de distensión entre las Coreas, que técnicamen­te se encuentran en guerra, la hermana del líder del Norte, Kim Yo-jong, y el presidente honorífico Kim Yong-nam, almorzaron ayer con el premier surcoreano, Lee Nak-yon, y asistieron a un concierto de la orquesta norcoreana Samjiyon con el presidente Moon. Los músicos enviados por Pyongyang, que lograron llenar el Teatro Nacional de Corea, finalizaro­n su presentaci­ón con el tema “Nuestro deseo de unificació­n” acompañado­s por un cantante surcoreano.

En todas sus aparicione­s, Yo-jong volvió a deleitar a los medios -que la han comparado con Ivanka Trump, por el rol diplomátic­o que está ejerce para su padre, el presidente estadounid­ense, Donald Trump- y a la opinión pública surcoreana por su porte sencillo y elegante y su actitud sonriente y, a la vez, enigmática. Del mismo modo, la propaganda del régimen subrayó el ambiente de “candidez y sinceridad” en el que se desarrolló la reunión del grupo con Moon, aunque obviaron la invitación realizada al presidente surcoreano, que consideró que ambos países deben crear las “condicione­s necesarias” para una cumbre.

La delegación norcoreana llegó a Seúl el domingo pasado para asistir a la ceremonia de inauguraci­ón de los Juegos Olímpicos de Invierno en el condado sureño de Pyeongchan­g. Fue allí donde el mandatario del sur y la “princesa” Kim se encontraro­n por primera vez, en lo que fue un hecho histórico, dada la rivalidad instalada en la península coreana desde que Kim Jong-un realiza ensayos misilístic­os. Moon urgió al Norte a retomar el diálogo con EE.UU. para rebajar la tensión regional y como condición para mejorar los lazos intercorea­nos.

Debido a que Kim Jong-un se niega a negociar sobre su programa nuclear, el intento de acercamien­to a Corea del Sur es visto por los críticos como un intento de distanciar a Seúl de su aliado EE.UU. y conseguir algo de flexibilid­ad en las sanciones econó- micas internacio­nales.

Desde Washington, afirman -como lo vienen haciendo desde el año pasado- que la desnuclear­ización del régimen es una condición indispensa­ble para un posible acercamien­to. Mientras tanto, EE.UU. y Corea del Sur, junto con otros países, mantienen sus presiones económicas y diplomátic­as sobre Pyongyang.

Los analistas ven complicado que Moon se reúna por el momento con Kim Jong-un por la cantidad de obstáculos que se interponen. Entre ellos, las maniobras anuales de primavera de Seúl y Washington, que llevan dos décadas celebrándo­se ininterrup­idamente y que muy probableme­nte se realicen tras la conclusión de los Juegos Olímpicos y Paralímpic­os de PyeongChan­g, el 18 de marzo.

Pyongyang considera estos ejercicios como un ensayo para invadir su territorio y es frecuente que responda a las maniobras lanzando misiles balísticos. Difícilmen­te se podría producir la tercera cumbre intercorea­na de líderes si el régimen vuelve a lanzar un proyectil, algo que no hace desde el 28 de noviembre y que podría echar por tierra los avances cosechados con el “deshielo olímpico”. ■

 ?? AFP ?? Aplausos. Kim Yo-jong (de blanco), hermana del líder norcoreano, en un momento del concierto junto al presidente de Corea del Sur (der.)
AFP Aplausos. Kim Yo-jong (de blanco), hermana del líder norcoreano, en un momento del concierto junto al presidente de Corea del Sur (der.)

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