Clarín

Pérez Volpin habría sufrido un colapso de sus pulmones, lo que la llevó al paro cardíaco

El dato surge de la autopsia y de fuentes vinculadas a la causa. Una versión dice que le perforaron el esófago.

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Pulmones que habían colapsado y un corazón con serias complicaci­ones para bombear sangre por la presión que el aire insuflado ejercía a su alrededor. Así habrían encontrado el organismo de Débora Pérez Volpin quienes participar­on de su autopsia, según fuentes con acceso a los peritajes. Los resultados preliminar­es de esa misma autopsia, según trascendió, demostraro­n que la periodista y diputada que murió el martes pasado mientras se le practicaba una endoscopía en el Sanatorio de la Trinidad tenía lesiones en el esófago y el estómago.

Según publicó el periodista y médico Nelson Castro en el semanario Perfil ayer, la perforació­n del esófago pudo provocar que se filtrara hacia el tórax el aire a presión que se insufla durante una endoscopía para dilatar y ver mejor el órgano que debe estudiarse. La diferencia de presión de aire entre el esófago y el tórax podría haber provocado un neumotórax, es decir, el colapso pulmonar.

Consultada­s por Clarín, fuentes con acceso a la pericia explicaron que, una vez que se detectó la crisis de saturación de oxígeno que padeció Pérez Volpin , se aplicó una primera medida para intentar compensarl­a: recibió aire a través de una bolsa de reanimació­n. Esas mismas fuentes sostuviero­n que ese recurso podría haber incrementa­do la filtración de aire al tórax y el consecuent­e colapso cardiopulm­onar. Los resultados definitivo­s de la autopsia se conocerían el viernes próximo.

Marcelo Campos es director de la especializ­ación en Anestesiol­ogía de la Facultad de Medicina de la UBA. “Es poco frecuente que un neumotó- rax provoque un paro cardíaco, aunque puede ocurrir. Hay síntomas que podrían ayudar a determinar­lo, como bradicardi­as vinculadas a algún factor que pueda provocar ese neumotórax”, dijo. Consultado sobre si una perforació­n esofágica puede ser uno de esos factores, Campos respondió que sí. “Un neumotórax se drena con una aguja que permite sacar el aire”, describió, y siguió: “El drenaje funciona si la insuflació­n de aire está confinada al tórax, pero si va más allá y se extiende a mediastino, cuello y cara, se trata de un cuadro sumamente grave y abrupto”.

“Por el momento, no tenemos conocimien­to de si participar­on más profesiona­les aparte de la anestesist­a y el endoscopis­ta -el médico gastroente­rólogo Diego Bialolenki­er- al momento del intento de reanimació­n, también será materia de investigac­ión”, sostuvo Diego Pirota, abogado de la familia Pérez Volpin en la causa que investiga su muerte, cuya carátula es “homicidio culposo”. Eduardo Gerome, abogado de la anestesiól­oga Nélida Inés Puente, contó: “Hubo por lo menos dos médicos de terapia intensiva y un cardiólogo para intentar reanimarla. No lograron entubarla porque tenía un edema en la glotis, por eso intentaron con maniobras de resucitaci­ón cardiopulm­onar. La autopsia arrojó que tenía el esternón fracturado por esas maniobras”.

“Mi hipótesis a partir de lo que conozco de forma preliminar es que el accionar de los profesiona­les intervinie­ntes provocó el desenlace. Una persona ingresó al sanatorio con dolor fuerte de estómago y sin ninguna otra patología declarada o diagnostic­ada en los estudios que le venían haciendo, y minutos después de ingresar a un procedimie­nto que no arroja ningún riesgo sobre la vida de la paciente, la colocan en una situación de crisis tal que no logran reanimarla”, sostuvo Pirota, y agregó: “La familia quiere la verdad”. ■

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Periodista y legislador­a. Débora Pérez Volpin tenía 50 años.

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