No hay edad para colgar los botines
El futbolista nunca deja de serlo, es algo que siempre tendrá incorporado más allá que por cuestiones de edad algún día tome la dura decisión de colgar los botines. Porque ese fuego sagrado nunca se apagará.
Hay rastros que no disimulan el paso del tiempo: la cintura agrega centímetros, la cabellera deja espacios vacíos, la velocidad disminuye, los reflejos bajan. Pero la pasión por seguir pateando una pelota no se detiene.
Al influjo de un balón rodando, se reactivan todos los sentidos. Sin las presiones y exigencias de campeonatos oficiales, los veteranos desarrollan su vocación por el juego.
El cordobés Julio Massuco, a los 50 años, pasó en su juventud por clubes de la Liga de Río Cuarto, y hoy continúa despuntando el vicio. Partió de la iniciativa de darle vida a un amplio terreno, creando canchas en su ciudad y organizando picados primero y torneos luego, bajo el rótulo de Asociación Regional de Veteranos de Fútbol Ranqueles.
Arrancaron con ex futbolistas de la zona. La onda expansiva creció hasta originar un torneo nacional. Durante estos días de Carnaval los ex profesionales o federados volverán a ponerse los cortos, divididos en categorías desde 36 años en adelante. Nadie será excluido, salvo por estrictas cuestiones médicas.
No sólo jugar como en las viejas épocas. Después del pitazo final, el anfitrión, como buen cordobés, promueve largas mesas rociadas de esa camadería, anécdotas y sentido de pertenencia. Algo tan especial que ofrece el más popular de los deportes para sus protagonistas. Sin importar la fecha impresa en los documentos de identidad.