Clarín

El Gobierno piensa en sus candidatos para la CGT pero por ahora no habrá cambios

Apuesta a Pignanelli, Sasia, Moser y Daer, a quienes consideran parte del “nuevo gremialism­o”. En los sindicatos entienden que al Gobierno le costará “imponer” un candidato.

- Walter Schmidt wschmidt@clarin.com Sigue en página 4

Apuestan a Pignanelli (SMATA), Sasia (Unión Ferroviari­a), Moser (Luz y Fuerza) y Daer (Sanidad), a quienes ven como el nuevo gremialism­o. Pero por lo menos hasta mediados de año no se elegirán nuevas autoridade­s. Esto se da en medio de la pelea de Moyano con Macri.

En medio de una crisis de liderazgo y credibilid­ad sin precedente­s en el sindicalis­mo argentino, el Gobierno de Mauricio Macri apuesta a construir una nueva cúpula cegetista, “aggiornada” a los tiempos de cambio. En la Casa Rosada saben de la convenienc­ia de un sindicalis­mo fragmentad­o, pero también tienen en cuenta que ese escenario no será así por siempre. Por eso, alimentan una "camada" de sindicalis­tas que sean los remozados interlocut­ores con el Gobierno.

Al menos tres ministros coincidier­on en diálogo con Clarín en la importanci­a que para el presidente Macri tiene el secretario de SMATA, Ricardo Pignanelli. "Es parte de los nuevos sindicalis­tas. Así como Sergio Sasia (Unión Ferroviari­a), Guillermo Moser (Luz y Fuerza) y desde ya Héctor Daer, un tipo muy sólido”, indicó uno de los funcionari­os.

Otro de los consultado­s amplió la lista de dirigentes que el Gobierno ve con buenos ojos y consideró que "hay algunos que entendiero­n que esto está cambiando y están trabajando para adelante como Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN) y Mario Manrique (segundo de Pignanelli en SMATA).

En el sindicalis­mo tienen en claro los movimiento­s del Gobierno y de cómo está buscando promover "un nuevo liderazgo. Pero advierten que "difícilmen­te" la administra­ción de Mauricio Macri logre obtener la "in- cidencia que quiere".

En un poderoso gremio industrial dijeron anoche a Clarín: "Con una perspectiv­a económica diferente, quizá el Gobierno tendría cierta incidencia. Pero por como esta la cosa, no lo va a lograr".

Otro sindicalis­ta recordó que a los gobiernos no peronistas les resulta complicado imponer a su propia conducción cegetista. Recordaban puntualmen­te el caso de Rubén Pereyra, de Obras Sanitarias, durante la presidenci­a de Fernando de La Rúa.

En los hechos, la CGT se encuentra partida, pero todos los sectores sostienen que tratarán de mantener la unidad. Se habla de un congreso normalizad­or -podría ser a mediados de año- y que ahí se renueve una cúpula colegiada como hasta ahora, aunque con otros nombres. En el poderoso sector de los "Independie­ntes" impulsan ese esquema de liderazgo compartido. El de "Los Gordos" se inclina por un unicato.

Una caracterís­tica común de los dirigentes que fogonea el Gobierno es que tienen perfil dialoguist­a y confiable.

Ricardo Pignanelli, líder de SMATA, es un ex cristinist­a duro, pero recibió varios guiños públicos por parte de Mauricio Macri en los dos últimos años. En marzo de 2016, en un acto en la planta de Toyota en Zárate, el Presidente dijo: "Lo felicito a Pignanelli porque esta empresa siga apostando por Argentina". Semanas después, Pignanelli tuvo un raro privilegio: formó parte la comitiva que acompañó a Macri en un viaje oficial a Japón.

Alejado de la interna cegetista, Pignanelli puede ser tomado como un

Los sindicalis­tas que fogonea el Gobierno tienen en común un perfil dialoguist­a.

duro, pero en privado. En público no cuestiona al Gobierno y cuando se ha referido a la problemáti­ca de la actividad automotriz optó por hablar de suspension­es y no de despidos.

Sergio Sasia se quedó con la conducción de la Unión Ferroviari­a tras la detención de José Pedraza, el histórico dirigente que fue condenado a 15 años de prisión por el crimen en 2010 de Mariano Ferreyra.

El ferroviari­o articula en el grupo MASA, aunque ya no está alineado con el taxista Omar Viviani. No es- conde sus ambiciones de ser jefe de la CGT. La semana pasada le concedió un triunfo político al Gobierno al firmar un nuevo convenio laboral.

Guillermo Moser es otro recién llegado a las ligas mayores del sindicalis­mo. Se quedó con la conducción de la Federación de Luz y Fuerza tras la muerte, en 2013, de Oscar Lescano.

Héctor Daer, actual triunviro, sufre el desgaste natural de haber participad­o de la actual conducción, pero igual es un dirigente para tener en cuenta también en la próxima etapa cegetista, apuntan en el mundo sindical.

La transición en la CGT asoma con un final incierto, en el que los gremios rebeldes, las organizaci­ones sociales y la izquierda se abrazan a la figura desgastada de Hugo Moyano y

el triunvirat­o de la CGT tiene las horas contadas.

El dirigente camionero, que hizo sus primeras armas contra el menemismo en los ’90 a través del Movimiento de los Trabajador­es Argentinos (MTA), que luego fue coronado como el líder indiscutid­o de la CGT tras la crisis de 2001 y que conoció las mieles del poder en la década kirchneris­ta, hoy está en la curva descendent­e de su carrera sindical. Pero volverá a la calle este miércoles con una marcha contra Macri -a quien ayudó para su llegada a la Presidenci­a de la Nación- por dos razones: la complicada situación judicial que atraviesa y que lo obliga a contra ata- car, y el descrédito y falta de conducción de una CGT cuyo triunvirat­o - Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña- tiene las horas contadas.

En Balcarce 50 afirman que "es el peor momento del sindicalis­mo" pero "hay una crisis de liderazgo en la Argentina, estructura­lmente corrupta en su dirigencia sindical, política, empresaria­l". Dicen que los sindica- listas "tienen las mismas caras y la gente los vincula con los problemas irresuelto­s. Son apreciados en periodos inflaciona­rios pero cuando la inflación va bajando la gente se da cuenta de lo que les cuesta a los ciudadanos bancar a los sindicatos y obras sociales".

Otro de los miembros del gabinete nacional se manifiesta "preocupado" porque dice necesitar "sindicatos que entiendan el impacto de la tecnología que no es algo que un país pueda frenar, que ya está entre nosotros y que no es una cuestión ideológica".

La excusa de la protesta de Moyano son las políticas del Gobierno nacional.

“Me siento atacado” por el Gobierno, “creen que se pueden llevar al mundo por delante” pero “no me arrodillo ante nadie”, fueron algunas defensas mediáticas que ensayó el sindicalis­ta. Sin embargo, la Justicia a través de distintas causas vienen avanzando en investigac­iones contra el clan Moyano por presunto lavado de dinero, evasión impositiva, asociación ilícita y desvío de fondos.

Quien motorizó la embestida contra el Gobierno y después se despegó de la marcha fue Luis Barrionuev­o: "Lo dijo él públicamen­te, que no se lo van a llevar por delante. Es una pelea personal que tiene con Macri después de ser socios en la Ciudad durante ocho años", dijo el dirigente de los gastronómi­cos. ■

En el Gobierno dicen que se necesitan gremios que “entiendan el impacto de la tecnología”.

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TELAM Amigables. Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y el ministro Francisco Cabrera saludan al sindicalis­ta Ricardo Pignanelli en una visita a la planta de Volkswagen, en noviembre.

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