El polémico representante de jugadores que complicó al Gobierno de Macri
“Paco” Casal. Manejó el fútbol uruguayo y se metió en el mundo de los medios. Fue investigado por evasión.
A los cinco minutos de estrecharle la mano a Francisco “Paco” Casal uno cree que reencontró a un amigo de toda la vida y que a la noche se irá de copas con él. Parece Pacino en Scarface, la camisa abierta hasta el pecho, el cuello por fuera del saco, cadenas, anteojos oscuros. El tabaco le fulminó la voz. Habla y parece que conoce todos los secretos de todos los negocios. Un lince, un águila que el sábado cumplirá 60 años.
Una anécdota lo define. En 1968, Estudiantes jugaba el desempate de la final de la Libertadores con Palmeiras en el Centenario y Carlos Bilardo (cuándo no) se encargó de reclutar a los alcanzapelotas para que devolvieran, rapido o lento según el resultado, los balones que iban a afuera. “Tenés que hablar con Paquito”, le dijeron. Paquito escuchó a Bilardo y cerró su primer negocio: “¿Para nosotros cuánto hay?”. Por la noche, Paquito recogió su parte y la de sus amigos por el hotel Ermitage del Esudiantes campeón.
Hijo de inmigrantes gallegos, nació en San Pablo y antes de caminar ya vivía con su familia en Montevideo. Aprendió de la calle en el barrio Capurro y jugó en Fénix, sin calidad, pero mandaba en el vestuario y en la discusión con los dirigentes. Representar a sus compañeros quedaba a un paso y ese liderazgo natural tuvo su combustible en la ambición y la vocación de poder. Su primer gran pase fue traer a Juan Ramón Ramón Carrasco a River en 1980. Durante toda la década fue el container que llevaba uruguayos a Europa y extendía su influencia en los clubes locales: compraba pases, “solucionaba” deudas. En el Mundial 90 se sentaba en el banco de la Celeste que dirigía el Maestro Tabárez, a quien luego puso como técnico en el Milan. Lo había negociado con Berlusconi.
De la representación pasó a los medios. En 1998 fundó Tenfield junto a Enzo Francescoli y Nelson Gutiérrez y se quedó con los derechos de TV del fútbol uruguayo. La grieta per- dura. Para algunos salvó a los clubes, para otros, si no los fundió, los puso a su servicio. Suele decir que “la NBA me abrió los ojos”. En 2002 fundó GolTV, en Miami, y en 2005 se extendió al sur con GolTV Latinoamérica. Tiene los derechos del fútbol televisado en Perú y Ecuador y los jóvenes futbolistas orientales siguen bajo su tutela. Protagonizó conflictos serios con los dirigentes de la Asociación Uruguaya (AUF): cuando nombraron DT de la Selección a Luis Cubilla sin consultarlo; en varias disputas gremiales con la Mutual de futbolistas. Cuando apareció otra oferta por los derechos de TV, entró a la AUF pegando portazos. Parece que convenció a los dirigentes porque Tenfield mantiene el vínculo hasta 2021.
“Tuve que venir yo para que el jugador pudiera veranear en Punta del Este”, se defendió alguna vez de las acusaciones. Algunas fueron recopiladas por Mario Bardanca en su libro “Yo, Paco”, de 2007. “Dicen que lavo guita . ¿Sabés por qué abro una empresa en los Estados Unidos? Para poder demostrarles a todos los giles que me acusan que se tienen que callar la boca. ¿A vos te parece que si yo lavo plata, la DEA me va a permitir poner una empresa en EE.UU.?”, dice Casal en la entrevista que le concedió a Bardanca para su libro.
El gobierno de Jorge Batlle lo llevó a tribunales por cargos de evasión. En 2013, durante la presidencia de José Mujica, se cerró el caso. Fue Paco quien le presentó al Pepe a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y uno de los empresarios más poderosos de España, cuando el gobierno del Frente Amplio buscaba inversiones. A Tabaré Vázquez lo conoce de cuando era presidente de Progreso y han compartido tablado en algún Carnaval al son de chico, repique y piano.
Vive en San Isidro, simpatiza con River y tuvo fluidas relaciones con todas las conducciones. Hizo de Passarella el DT de Uruguay; Francescoli es su socio; Díaz Gilligan es vocal del club. Sabe de offshores, paraísos fiscales, triangulaciones. No se baña en agua bendita. Como tantos. ■