Clarín

Hiperinfla­ción, depresión y pobreza, el legado del chavismo

Cifras. Los precios crecerán este año entre 10.000 y 13.000%, según datos privados. La economía se contrajo 50% en seis años. Y es pobre casi el 80% de la población.

- DPA Y CLARÍN.

La economía venezolana está en recesión desde 2014 y el año pasado entró formalment­e en hiperinfla­ción, dentro del mandato del presidente Nicolás Maduro. Según el pronóstico del Fondo Monetario Internacio­nal, su actividad económica se desplomará un 15% en 2018 y su inflación alcanzará un 13.000%. El organismo dijo que la economía venezolana cerrará este año con una contracció­n de casi 50% en los últimos seis años, es decir, la mitad de la riqueza del país esfumada en poco más de un lustro. Por otro lado, el presidente de la Comisión de Finanzas del Parlamento venezolano, el opositor José Guerra, maneja una cifra similar a la presentada por el FMI y proyectó la inflación en un 10.000% para finales de año.

Los siguientes son datos no oficiales, ya que el Banco Central de Venezuela dejó de publicar cifras sobre el desempeño económico.

Recesión convertida en depresión. En el año 2014, la economía registró un retroceso de 3,9% del PBI, en la primera etapa del ciclo recesivo. En 2015 la caída fue de 5,9% y en 2016 de 16,5%. El año pasado el desplome llegó a un estimado de 14%. Los especialis­tas dicen que luego de 16 trimestres seguidos de caída, la crisis se convierte en depresión económica. La convergenc­ia de varios factores, falta de protección a inversione­s, caída del ingreso petrolero y la escasez de divisas para importar insumos, contribuye­ron al colapso.

De inflación a hiperinfla­ción. El espiral de precios escaló en 2017 a un récord de más de 2.600%, según los cálculos de la Comisión de Finanzas del Congreso venezolano, de mayoría opositora. A fines del año pasado, la inflación marcó un registro de 50% mensual, superando marcas previas. La inflación alcanzó en 2014 un 65,5%, en 2015 a 180,9% y en 2016 ascendió a 274,4%.

Control cambiario fuera de control. El control de cambio, que ya cumplió 15 años, no pudo detener la fuga de divisas. Las reservas internacio­nales están apenas en US$ 9.200 millones, el nivel más bajo en una década. Hasta enero pasado, el sistema controlado tenía dos tasas oficiales: 10 y 3.600 bolívares por dólar. Este mes el Gobierno decidió una unificació­n mediante subastas, lo que dio como resultado una tasa única de 25.000 bolívares por dólar, aproximada­mente el 10% del cambio en el mercado negro, de cerca de 240.000 bolívares por dólar.

Crudo a las puertas de la era postpetrol­era. El presidente Nicolás Maduro repite que Venezuela debe bus- car un modelo económico distinto al petróleo. Sin embargo, el crudo ha sido el sostén de la economía venezolana por casi 100 años. Hace menos de una década, con el barril a 100 dólares, el Gobierno nadaba en abundancia y ahora el ingreso de petrodólar­es es insuficien­te, aunque el barril venezolano ha tenido un lento repunte en los últimos meses hasta casi 60 dólares.

La pobreza se extiende. La pobreza se ha agudizado en el país a medida que la moneda nacional ha perdido valor y que el desabastec­imiento de bienes de consumo ha alcanzado los mercados. Cifras extraofici­ales ubican la pobreza en cerca de 80% del país. Los desequilib­rios de la economía muestran contradicc­iones como que con menos de 1.000 bolívares se puede llenar el tanque de gasolina, pero no alcanzan para un café pequeño.

Durante el mandato del ex presidente Hugo Chávez, el país se vio beneficiad­o por el boom petrolero. El diario español El País recordó que la nación caribeña recibió más de US$ 960.589 millones por las ventas del crudo entre 1999 y 2014. Sin embargo, ese dinero no se reflejó en un desarrollo del país. A pesar del discreto repunte del petróleo, el país no puede aprovechar el alza por su enorme deuda y la caída de la producción. Las calificado­ras de riesgo S&P y Fitch declararon al país y a la estatal petrolera en default parcial. ■

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