“No me sale recordarte de otra manera, todavía me duele demasiado”
Pensé que la herida se había hecho callo, que era impenetrable... pero el puñal entró igual, y en el momento menos esperado. La fecha de tu cumpleaños la pasé haciéndome el boludo, las últimas dos navidades hice lo mismo, puse a todos colgados del travesaño, la defensa era infranqueable. Salió todo a la perfección, tal como lo planeé. Pero si hay algo de lo poco que aprendí, es que en esta vida, para bien o para mal, no hay planes: lo imprevisto le gana por goleada al inocente plan metódico, que no se da cuenta que es un fracaso, y que todos los días es humillado por la inclasificable realidad, azarosa y cruel, para aquel que cree en merecimientos.
Y ahí apareció ese recuerdo que no estaba en los planes. Ese insolente recuerdo que se atreve a desafiar mi minucioso plan de olvido ...y ¿cómo va a hacerlo de esa manera? ¿Así? ¿Mientras miro por la ventana del colectivo una vidriera de la calle Avellaneda donde me comprabas las remeras? ¿Así vas a aparecer, aprovechándote de mi estado de debilidad matutina, víctima del mal sueño y la distracción? Parece que sí, que otra vez los planes fallaron, que ahí estás, que “sos parte del aire”, como dice Fito. Te siento dentro mío, en ningún lado y en todos a la vez; creo nadie sabe entender una ausencia, una enfermedad, o lo que sea ... sólo se convive con ella, y ya.
No me sale recordarte de otra manera, todavía me duele demasiado. Esto, un par de lágrimas que brotan sin control, un nudo en la garganta y un pecho que se parte, son lo único que tengo para decir,... mamá.
Cristian Vaccaro cristian.vaccaro@gmail.com