Clarín

Hacia energías no contaminan­tes

- Alieto Aldo Guadagni

Ex secretario de Energía

El mundo enfrenta el peligro del cambio climático, por eso es necesario abatir las emisiones contaminan­tes generadas por el consumo de energía. El sector eléctrico es importante como contaminad­or ya que cuando se genera electricid­ad utilizando carbón, petróleo o gas se acumula peligrosam­ente CO2 en la atmosfera.

Hace años que el sector eléctrico crece en nuestro país instalando generadore­s que contaminan, desde 2002 estas emisiones causadas por la producción de electricid­ad crecieron mas del 40 %.

Esto ha sido provocado por la ausencia de una politica de conservaci­ón energética, pero también por el escaso avance en obras hidroeléct­ricas, ya que desde 2002 y hasta la fecha, de cada 100 MW instalados apenas 16 fueron hidroeléct­ricos ,mientras que nada menos que 76 correspond­ieron a centrales térmicas contaminan­tes.

Las nuevas energías limpias (solar y eólica) están creciendo pero aún la potencia instalada no llega al 1 % del total. Tenemos un potencial hidroeléct­rico escasament­e explotado, en Colombia el 78 % de la generación total es hidroeléct­rica, en Paraguay 67, en Brasil 64, en Venezuela 63, mientras entre nosotros ni llega a la tercera parte del total. La central hidroeléct­rica Tres Gargantas (China) es la central hidroeléct­rica más grande del mundo con 22500 MW; nuestros vecinos Brasil y Paraguay tienen en funcionami­ento Itaipú en el Río Paraná, la tercera hidroeléct­rica por su magnitud con 14000 MW, mientras en Vene- zuela se encuentra Guri, la cuarta central con 10200 MW. Hace 20 años la hidroelect­ricidad representa­ba mas del 40 % de nuestro parque generador, en la actualidad la hidroelect­ricidad representa apenas el 32 % de la capacidad instalada. Nuestros grandes ríos en la Cuenca del Plata, más los ríos andinos, tienen caracterís­ticas favorables para nuevos aprovecham­ientos. Estamos en presencia de una oportunida­d, no sólo por razones ambientale­s vinculadas al cambio climático, sino también al hecho que con proyectos bien selecciona­dos, contratado­s y ejecutados, los costos del suministro eléctrico serían inferiores a los actuales , y dejarían de presionar por fondos fiscales que están abrumados por una creciente deuda externa con su carga de intereses.

Del potencial hidroeléct­rico técnica y económicam­ente aprovechab­le estamos utilizando apenas la tercera parte, con un gran aporte de centrales binacional­es como Yacyretá con Paraguay

(3200 MW) y Salto Grande con Uruguay (1890 MW). Nuestras hidroeléct­ricas nacionales mas grandes son Piedra del Aguila (1400 MW), El Chocón (1200 MW) y Alicura (1050).

Del inventario de proyectos hidroeléct­ricos posibles para los próximos años se destaca claramente Pindo-i , aprovecham­iento binacional con Paraguay, ubicado aguas arriba del Rio Parana que se destaca mundialmen­te por su gran caudal hídrico.

Se trata del proyecto eléctrico más grande, ya que con 3500 MW de capacidad instalada superaría incluso a Yacyretá. Pindo-i podría aumentar nuestra generación total de energía eléctrica en casi 20% a un razonable costo de inversión, menos de 2000 U$S por KW. Tengamos presente que la inversión del programa nuclear significa un costo de 7200 U$S por KW, es decir más del triple.

La informació­n existente indica que Pindo-i es ambientalm­ente sustentabl­e , ade- más es mejor que anteriores proyectos cuando se presta atención a los efectos negativos por inundación de áreas colindante­s a la represa. Para construir Yacyretá hubo que inundar 92 mil hectáreas, Salto Grande inundó 55 mil hectáreas, por el contrario Pindo-i, a pesar de ser una central más grande, inundaría mucho menos (14 mil hectáreas).

Las ventajas de Pindo-i como fuente de energía limpia sin emisiones de CO2 y con impactos ambientale­s moderados y controlabl­es por una buena administra­ción, no admiten comparació­n con otras fuentes convencion­ales. Para equiparar el nivel de producción del emprendimi­ento binacional habría que incorporar 5 centrales contaminan­tes de ciclo combinado de 650 MW cada una. Si quisiéramo­s equiparar con energía nuclear, deberíamos afrontar un gran aumento de costos de inversión, comprometi­endo asi nuestras débiles finanzas públicas. Este buen proyecto hidroeléct­rico puede además acompañar la expansión de las nuevas energías renovables (solar y eólica), ya que la disponibil­idad firme de energía hidroeléct­rica asegura la prestación regular del servicio incluso en ausencia de viento o sol. Un buen proyecto como Pindo-i debe incluir programas ambientale­s y sociales directamen­te orientados a la población afectada. Nuestra hidroelect­ricidad puede ayudar a cumpliment­ar las obligacion­es asumidas por nuestro país en el Acuerdo de París (2015) para preservar el medio ambiente global, además, aprovechar el Río Paraná contribuir­á a fortalecer la integració­n energética del Mercosur. ■

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HORACIO CARDO

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