Clarín

Podrían registrars­e más casos importados de fiebre amarilla

- Rosario Medina rmedina@clarin.com

En enero se vieron largas colas de turistas que querían vacunarse contra la fiebre amarilla. Entre las personas que se abarrotaba­n en los alrededore­s de Sanidad de Frontera y otros hospitales donde se aplica la vacuna había también personas que no la necesitaba­n, porque no iban a una zona de riesgo. La demanda fue tan elevada que las autoridade­s reforzaron, por un lado, las indicacion­es de quiénes debían inmunizars­e y, por otro, se habilitaro­n nuevos centros de vacunación. Aún así, el Ministerio de Salud confirmó un caso de fiebre amarilla importado. El afectado fue un joven de 28 años que viajó en la primera quincena de febrero a Ilha Grande, en el estado de Río de Janeiro, zona de riesgo para la enfermedad y que no esba vacunado.

“Era una situación que habíamos previsto, sabíamos que con la gran afluencia de turistas argentinos que viajan a Brasil era esperable que pasara. Y esperamos otros casos”, afirma a Clarín el médico infectólog­o Cristian Biscayart, a cargo de la Dirección de Control de Enfermedad­es Inmunoprev­enibles del Ministerio de Salud de la Nación.

De hecho, hace cuatro días se confirmó la muerte de un turista chileno en Brasil que se contagió de fiebre amarilla en la misma isla en la que estaba el argentino. “Es la primera vez que se detectan tantos casos de turistas y en un mismo agrupamien­to de casos. En una misma área.

El boletín difundido por el Ministerio de Salud indica que el turista viajó a Brasil entre el 31 de enero y el 15 de febrero. Los síntomas empezaron el 12 de febrero, con fiebre por la noche, con picos de hasta 39,8°; dolor muscular generaliza­do, fundamenta­lmente en la espalda, cefalea y decaimient­o. El 15 de febrero consultó en un centro especializ­ado en infectolog­ía, donde las primeras secuencias genómicas del virus dieron negativo. Al día siguiente, ante la presencia de ictericia y elevación de enzimas hepáticas, se sospecha de fiebre amarilla y se deriva a una clínica privada para su internació­n y seguimient­o. Según pudo saber Clarín, el paciente sufrió complicaci­ones propias de la enfermedad, como una hepatitis, pero pudo recuperars­e bien. Ayer ya había sido dado de alta.

“En la época que viajó el paciente ya había por lo menos 8 centros (actualment­e hay 15) habilitado­s para la vacunación”, afirma a Clarín el doctor Eduardo López, jefe de Departamen­to de Medicina del Hospital Gutiérrez, centro de salud que analizó las primeras muestras y confirmó el diagnóstic­o.

Con la confirmaci­ón se procedió al bloqueo de foco. Esto es, el aislamient­o entomológi­co del paciente por 4 o 5 días, verificaci­ón de que los convivient­es y vecinos no presenten síntomas, y en caso de ser necesario, fumigación. Los síntomas caracterís­ticos de la fiebre amarilla aparecen en- tre 3 y 6 días después de la picadura del mosquito. “El comienzo es abrupto, y el paciente presenta fiebre mayor a 39 grados, escalofrío­s, cefalea, náuseas, mareos, malestar general y dolor muscular, congestión nasal y bradicardi­a relativa (bajas pulsacione­s)”, explica el Ministerio de Salud en el documento con el alerta epidemioló­gico emitido por este caso.

“Generalmen­te se caracteriz­a por la fiebre, los dolores musculares, dolores de cabeza. Se podría definir como un cuadro gripal sin tos, ni mocos ni estornudos. Se suele confundir con dengue”, apunta López. ■

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LUCIANO THIEBERGER Prevención. En enero hubo colas para vacunarse.

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